Mientras los nicaragüenses aún continúan esperando que el Gobierno de Daniel Ortega cumpla su promesa de colocar en el espacio a Nicasat-1, el cual supuestamente iba a estar en órbita en el último trimestre del 2015, tres países de Centroamérica están trabajando para entrar a la carrera espacial de la mano de Morazán, un satélite que pretende construir Honduras con el apoyo de Costa Rica y Guatemala.
La iniciativa es impulsada por la Facultad de Ingeniería y la Facultad de Ciencias Espaciales de la Unidad Nacional Autónoma de Honduras, que en alianza con casas de estudios de Costa Rica y Guatemala anunciaron esta semana el proyecto Spacethon, que busca busca reclutar a jóvenes de la región para que participen en la construcción del Satélite Morazán. La Secretaría General del Sistema de Integración Centroamérica anunció, mediante un comunicado, este martes que se había unido al esfuerzo.
“El satélite Morazán es un impulso para que Centroamérica entre al mundo de las ingenierías espaciales y contribuir al desarrollo de la ciencia y la tecnología geoespacial”, describió el SICA el aparato espacial, que se espera sea construido y diseñado por 18 estudiantes de la región de los países antes mencionados. Los jóvenes serán escogidos de entre 60 que ya están inscritos en la competencia. Los que queden en el equipo creativo tendrán la responsabilidad de trabajar en el diseño, armado y la puesta en órbita del mismo.
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En el proyecto regional podrán participar estudiantes de distintas carreras relacionadas con la ingeniería de la Universidad de Costa Rica, la Universidad de San Carlos de Guatemala, el Instituto Tecnológico de kyushu (Kyutech, Japón) y Universidad Nacional Autónoma de Honduras, según se lee en la convocatoria. Una vez que el satélite esté en órbita este será operado por los tres países.
Jorge Cabrera,asesor de despacho de la Secretaría del SICA, que participó en el lanzamiento regional del proyecto, afirmó que en Centroamérica hay un potencial muy grande de jóvenes y científicos, que pueden desarrollar sus capacidades. “Es momento de ir consolidando esas estructuras en Centroamérica para hacernos más fuerte y demostrar que unidos podemos generar cambios inimaginables, desarrollando nuestra propia ciencia y tecnología y fundamentalmente toman en cuenta un valor importante, el conocimiento de los pueblos ancestrales”, afirmó.
¿Para qué servirá el satélite? Eduardo Gross, decano de la facultad de ingeniería de la Universidad Autónoma de Honduras, explicó que la idea es que el satélite aporte información para prevenir desastres naturales. “La idea es generar esos patrones analíticos que nos permitirá predecir situaciones de alerta temprana”, explica el catedrático en un vídeo de presentación del proyecto.
Gross se mostró confiado en que el proyecto será una realidad, tomando en cuenta que Costa Rica ya lo hizo la primera vez su aparato al espacio y pretenden replicar esa experiencia. Efectivamente el país centroamericano colocó el satélite en abril del 2018- mientras Nicaragua caía en una convulsión política sin precedente-, el cual fue fabricado en ese país y se envió al espacio abordo del cohete Falcon 9 de la empresa SpaceX desde el centro de la Nasa, en Cabo Cañaveral.
Irazú, como se conoce al nanosatélite de Costa Rica, tiene como misión monitorear el cambio climático mediante la transmisión de información sobre el crecimiento de los árboles y con ello establecer una aproximación de la tasa de fijación de los árboles en los bosques tropicales costarricenses. El proyecto costó medio millón de dólares, por tratarse de un nanosatélite, pero en su momento fue considerado por Costa Rica como un paso hacia la incursión de la carrera espacial.
Vilma Lorena Ochoa Pérez, de la Facultad de Ciencias Espaciales Honduras, aseguró: “Este proyecto del Satélite Morazán es un proyecto de unidad centroamericana. Un proyecto en donde tenemos universidades de Guatemala, Costa Rica y de Universidad Autónoma de Honduras, participando en esta iniciativa. Como hondureños es la primera experiencia que vamos a tener y que ha recaído en el liderazgo de la UNAH”.
Ochoa dijo que la región necesita que las nuevas generaciones pongan su mirada en la investigación, para ayudar a solucionar los problemas comunes que enfrenta la región, como el cambio climático, la seguridad alimentaria, la gestión de riesgos, entre otros.
El satélite que prometió Ortega
Y mientras estos tres países se preparan para convertir en realidad el proyecto de la mano del SICA, que tiene de cooperación con la NASA; la Agencia Espacial de la Europea Unión Europea y sus programas Copernicus y Galileo, con Japón, las Naciones Unidas, el Banco Mundial, los nicaragüenses continúan esperando que el régimen de Ortega haga realidad su promesa de poner en órbita el satélite, cuyo anuncio se hizo el 12 de septiembre del 2012.
La promesa era que el satélite, valorado en 254 millones de dólares y que construiría la empresa asiática Gran Muralla China, sería colocado a 36 mil kilómetros sobre la superficie de la tierra y permitiría la cobertura comunicacional desde México hasta Colombia, a los que se les vendería el servicio, lo que permitiría recuperar la inversión que sería financiada por bancos chinos y que Nicaragua pagaría en un plazo de 15 años, según publicó LA PRENSA en febrero del 2016.
El propio hijo de Daniel Ortega, Laureano Ortega Murillo, aparecía en una fotografía junto con el fallecido director de Telcor, Orlando Castillo con un modelo en miniatura del aparato espacial, a la par de supuestos chinos que iban a fabricarlo.
Ante el incumplimiento de la promesa en el 2015, luego los pregoneros de promesas del Gobierno aseguraron que el mismo se haría realidad hasta el 2017, sin embargo hasta la fecha se desconoce qué pasó con el megaproyecto, con el que Ortega pretendía colocar a Nicaragua en la carrera espacial, pero que hasta ahora solo Costa Rica lo ha logrado y ahora junto con Honduras y Guatemala pretenden repetir el sueño hecho realidad por los costarricenses.