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No existió comisión anticorrupción

Cuando el doctor Arnoldo Alemán tomó posesión del poder, fuimos invitados al despacho del vicepresidente, ingeniero Bolaños, Pablo Antonio Cuadra, Carlos Mántica y yo. El vicepresidente nos confió que formaría con la autoridad que le daba el cargo, una comisión que llamaría Comisión de la Honradez. Estaría esta comisión encargada de vigilar todos los actos del nuevo gobierno, incluyendo al presidente y su gabinete y al mismo vicepresidente. Que cuando se vislumbrara algún acto de corrupción se visitara al señalado y se le llamara la atención sobre el asunto. Si persistían los rumores con hechos concretos, fuesen estos denunciados ante el jefe del funcionario. Si no se corregía, como también el superior inmediato pudiera estar involucrado en el acto delictivo, se hiciera público el asunto en forma de denuncia por todos los medios al alcance, incluidos los periódicos del país.

Nos expuso el vicepresidente que él pretendía lo siguiente: Que ningún miembro de la Comisión ocupara puesto público. Que fuera persona de reconocida honradez. Que no demandara salario alguno. Ni viáticos, siquiera. En el caso de estar los tres convocados de acuerdo con todas las especificaciones, fuéramos quienes jefeáramos la comisión e invitáramos a otras personas, hasta 20 en total, las que, ostentarían iguales categorías que nosotros los presentes.

Aceptamos. Yo argüí: “Señor, ¿con qué autoridad podríamos nosotros visitar ministerios, llamarles la atención y hasta amenazar a los ministros en última instancia con la publicidad de sus faltas?”. Él contestó que se expediría un decreto presidencia creador del organismo. Que nosotros elaboraríamos el proyecto de decreto para ser presentado al presidente, si le parecía suficiente lo firmaría y fuera legitimado como decreto presidencial.

Nos reuníamos cada semana con el vicepresidente por espacio de varios meses hasta que los otros miembros posibles de la comisión estuvieron informados, nombrados y aceptados por unanimidad. Se elaboró el proyecto de decreto y al ser presentado al presidente por don Enrique, el presidente Alemán se negó a firmarlo. Supimos que don Enrique Bolaños estuvo a punto de renunciar a la vicepresidencia ante la actitud de Alemán.

Recuerdo que fuimos llamados por el presidente a su despacho, Pablo Antonio, Chale y yo. Arnoldo Alemán nos dio una serie de explicaciones que solo oímos cortésmente. Se dijeron muchas cosas, pero por el asunto de la comisión terminó reuniéndose el presidente Alemán con una multitud de funcionarios de su gobierno en una de las salas del Centro de Convenciones Olof Palme. Nosotros tres, PAC, Chale y yo, asistimos como invitados. La comisión nombrada autoritariamente por Alemán estaba integrada por los presidentes de los poderes del Estado, eludiéndonos a Mántica y a mí y solo dejando a Pablo Antonio Cuadra sin función alguna dentro de ella. La nueva comisión fue nonata. Así terminó el sueño de don Enrique Bolaños de tener un gobierno con fiscales contra la corrupción.

Infortunadamente solo yo sobrevivo para testificar la autenticidad de estos hechos. PAC falleció hace muchos años y Chale Mántica también falleció, hace poco. Quizás dentro de muy poco tiempo, a mis 93 años el último testigo de que don Enrique Bolaños nunca fue ni miembro siquiera, menos presidente de comisión alguna anticorrupción, ni ante nada como pretende hacerlo parecer el autor de un escrito aparecido en LA PRENSA del 2 de septiembre, tampoco existe.

Otra aclaración: don Enrique Bolaños, electo bajo la bandera liberal, no hizo un gobierno conservador. Él fue rechazado y separado del liberalismo por los diputados de la Asamblea Nacional, jefeados por Arnoldo Alemán y en mayoría, quienes aliados al FSLN lo desconocieron, instigaron para deponerlo u obligarlo a renunciar a la presidencia. Ortega y Alemán se aliaron para hacerle una atroz oposición con denuncias calumniosas, asonadas y todo tipo de obstáculos para no dejarlo gobernar. De esto último aseverado por mí, sí existen testigos presenciales e igualmente víctimas de Alemán-Ortega, ellos son los exministros del gobierno Bolaños: Ministerio de Educación, de Relaciones Exteriores, de Gobernación, de Finanzas y casi todo el gabinete de aquel gobierno.Otra contradicción que hago es que haya sido corrupto el gobierno de Bolaños. Para tal afirmación de corrupción se necesitan pruebas. Hasta hoy no se conoce ningún acto corrupto que pueda enrostrarse al ingeniero Enrique Bolaños con pruebas fehacientes.

La autora es profesora retirada, fue ministra de Cultura.

Opinión Arnoldo Alemán Nicaragua PLC archivo
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