En ruta hacia sus 28 años, el big leaguer pinolero Cheslor Cuthbert debería estar consolidado en las Ligas Mayores y quizá hasta camino a la etapa más empinada de su carrera.
En lugar de eso, se mueve sobre un presente confuso y un futuro incierto. Y lo que es peor, sin un pasado que lo sostenga como una opción a ser considerado como jugador de utilidad.
No creo que sea su final. A pesar de lo frágil de pueden ser sus antecedentes, él ha demostrado que tiene material para jugar al máximo nivel, lo que le ha faltado es consistencia.
Claro, para volver a llamar la atención y recibir un nuevo chance, tiene que trabajar muy duro y excederse con su actuación, no importa donde lo haga, pero tendrá que impactar.
¿Qué pasó con Cuthbert? Es difícil tener una conclusión desde fuera, sin conocer todos los detalles, pero cuando se le firmó, hubo consenso que se trataba de un prospecto de calibre.
El nica perteneció al grupo del 2009, liderado por los dominicanos Gary Sánchez y Miguel Sanó. Y él estaba en la lista de los mejores según la valoración de los expertos, no de nosotros.
En el 2012, Baseball America, una autoridad en juzgar el talento y proyectar lo que puede ocurrir en cuanto al desempeño, consideró al pinolero, como el quinto mejor prospecto de los Royals.
Y todavía en el 2016, el nica estaba en el décimo puesto. De modo que nunca fue que a nivel local, se establecieran valoraciones encima de lo que el costeño podía en realidad llegar a hacer.
¿Sabe que se escribió en Baseball America en 2012?: bateador avanzado para su edad (18), reconoce bien los picheos, va profundo en el conteo y debe convertirse en un bateador de poder”.
Incluso, se elogiaba su potente swing; se hablada de un guante seguro en tercera base y se reconocía que le faltaba alcance para los lados y que su velocidad en las bases era debajo del promedio.
Sin embargo, la realidad mostró otra cosa. Su bate no generó el poder anticipado y su defensa vino en declive, de acuerdo a las métricas. Y aunque tuvo destellos de su potencial, ha sido inconstante.
¿Qué le queda ahora? Se le anuncia con los Gigantes de Rivas en Nicaragua y lo único que le queda es tronar para generar algún interés, lo cual perfectamente puede suceder desde aquí.
La clave es lo que Cheslor anhele. Si él decide seguir en la brecha y trabaja, bien puede volver a las Mayores, sin embargo, si lo que desea ahora es jugar aquí, entonces su historia estaría en el final.
Se ha establecido que la mejor etapa de los jugadores suele ser entre los 28 y los 32 años, pero eso no es una norma. Hay quienes incluso se hacen mejores después de los 32, pero no es lo común.
También hay casos como los de David Green, quien antes de los 28 años ya estaba fuera de las Ligas Mayores, a pesar de las espectaculares expectativas que se tejieron en torno a su potencial.
¿Qué pasará con Cuthbert? Solo él sabe lo que desea en su corazón.
Edgard Rodríguez está en Twitter: @EdgardR