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Presidenta de Nicaragua, Violeta Barrios de Chamorro, con miembros del COSEP en acto de Inauguracion de la semana del Empresario en casa España el 12 de septiembre de 1990. LAPRENSA/Archivo

Cuando el Cosep enfrentó al sandinismo en los años 80: confiscaciones, cárcel y muerte

El Cosep fue una de las organizaciones que apoyó para derrocar a la dictadura somocista. Sin embargo, meses después se puso en la mira del Frente Sandinista por criticar el rumbo comunista que tomó este partido. Pronto fueron confiscados, apresados y algunos de ellos asesinados.

Entre las siete y las ocho de la mañana del 23 de noviembre de 1992, Arges Sequeira, de 58 años de edad, recibió una llamada que lo hizo salir de su finca La Queserita, ubicada en El Sauce, León. Minutos después fue asesinado a balazos y su cuerpo fue encontrado tirado boca abajo con los orificios de los disparos.

Las fuentes de la época señalan que le dispararon seis balazos en la cabeza. Un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos indica que los autores materiales fueron tres exmiembros del Ejército Popular Sandinista y de la Dirección General de la Seguridad del Estado, que dispararon desde una camioneta doble cabina color rojo, cuando Sequeira caminaba junto a Julián Alejandro Espinoza Martínez, testigo clave para el esclarecimiento de este caso.

“Al único que puedo reconocer mirándolo es el que me avienta del puente y me golpeó. Si lo puedo describir es un hombre bajo, recio, moreno, ojos achinados, bigotes gruesos y una calza en el diente”, dijo Espinoza Martínez cuando le mostraron la fotografía del exteniente coronel Frank Ibarra Silva.

Los otros dos involucrados en este crimen fueron Diego Javier Espinoza Herrera y Germán Lacayo Guerrero, ambos exmiembros del Ejército Popular Sandinista. Dos meses después, el propio exteniente Frank Ibarra Silva admitió su participación en el asesinato al periódico francés Le Monde. Dijo que la intención era secuestrar a Sequeira, no asesinarlo, pero “desgraciadamente él (Sequeira) reaccionó violentamente en el momento de ser interceptado y fue tirado”.

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Ibarra justificó el crimen al decir que se trataba de una acción de las Fuerzas Punitivas de Izquierda, una organización que había creado hace dos años para impedir “que se cuestionen los logros de la Revolución sandinista”, y amenazó: “Nosotros no somos terroristas, pero queremos terminar con los verdugos del pueblo que buscan quitarle las tierras, las fábricas y las casas que la revolución les ha dado”.

Arges Sequeira, presidente de Upanic y miembro del Cosep en 1992, cuando lo mataron. LAPRENSA/Tomada de redes sociales

Sequeira era un objetivo de estas fuerzas sandinistas porque era el presidente de la Asociación de Confiscados de Nicaragua, una organización de unos 26 mil nicaragüenses que demandaba gestiones al gobierno de Violeta Barrios de Chamorro para que les devolvieran sus propiedades que habían sido confiscadas por el régimen sandinista de los años 80.

Además de encabezar esta organización, Sequeira era presidente de la Unión Nacional de Productores de Nicaragua y, por lo tanto, miembro de la junta directiva del Consejo Superior de la Empresa Privada. Fue el segundo miembro de esta gremial asesinado en esa época en que los empresarios adversaron abiertamente al régimen sandinista. El otro asesinado, más de 10 años antes, fue Jorge Salazar Argüello.

En este reportaje recopilamos los ataques que sufrieron los empresarios del Cosep entre principios de los años ochenta y los primeros años de los noventa. Muchos de ellos huyeron al exilio, pero varios que se quedaron fueron víctimas de confiscaciones, cárcel y hasta atentados con bombas.

Durante las honras fúnebres de Arges Sequeira en 1992. LAPRENSA/Óscar Navarrete

Ruptura

El Cosep fue una de las tantas organizaciones que apoyaron para derrocar a la dictadura somocista. Su participación fue tal que los seis presidentes de cámaras de entonces quedaron dentro del Consejo de Estado, que en ese momento estaba compuesto por 33 miembros.

Alfonso Robelo, quien fue presidente de esta gremial entre 1975 y 1978, fue una de las cinco personas que encabezaron la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. Los otros cuatro eran Sergio Ramírez, Daniel Ortega, Moisés Hassan y Violeta Barrios de Chamorro.

Sin embargo, la primera ruptura ocurrió en poco tiempo. El 16 de abril de 1980 el consejo de estado cambia de 33 a 47 miembros, de manera que el Frente Sandinista tenía el 75 por ciento de miembros de la junta y la oposición de entonces solo 12 miembros. Robelo y Barrios de Chamorro se oponen al cambio, pero Ramírez y Hassan apoyan la reforma. Al día siguiente, el decreto apareció publicado en los periódicos.

“Esto provocó la renuncia de doña Violeta Barrios y Alfonso Robelo de la Junta de Reconstrucción”, dijo Enrique Bolaños, quien fue presidente del Cosep entre 1983 y 1988 y presidente de Nicaragua entre 2002 y 2007.

Desde ese entonces la relación entre el Cosep y el gobierno se volvió tensa. Los comicios presidenciales se habían pospuestos hasta 1985 en Nicaragua. Entonces, Jorge Salazar Argüello, vicepresidente del Cosep, “fue el artífice para que los 12 diputados de la oposición en el Consejo de Estado se levantaran al unísono y salieran de la sesión”, según declaraciones de Enrique Bolaños a una revista que publicó el Cosep en 2012, a raíz del 40 aniversario de la creación de este gremio.

Jorge Salazar, vicepresidente de Cosep cuando lo asesinaron en 1980. La Prensa/Archivo.

Según Bolaños, Salazar aprovechó la ausencia del presidente del Cosep de entonces, Enrique Dreyfus, para conminar a los demás diputados opositores de abandonar el Consejo de Estado. “Cinco días después, el 17 de noviembre, matan a Jorge (Salazar). Es parte de la historia del Cosep”, dijo Bolaños.

El asesinato fue perpetrado por miembros de la Seguridad del Estado. Según unos archivos del Congreso de Estados Unidos con fecha de abril de 1985, la decisión de asesinar a Salazar salió de la Dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Hubo una reunión en la que participaron los altos mandos: Lenín Cerna, Luis Carrión, Humberto Ortega, Juan José Úbeda, Raúl Cordón, Róger Mayorga y el jefe de Contrainteligencia cubana que se hacía llamar Carlos Lingote.

“Ortega (Humberto) declaró que la decisión política realizada por la Dirección para asesinar a Salazar sería como un ejemplo para los otros líderes del sector privado, que semejantes desacuerdos a tan alto nivel dentro del sector privado no serían tolerados”, reza el texto.

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El documento señala que “la tarea de matar a Salazar fue dada a Juan José Úbeda”, quien era el segundo al mando en la Seguridad del Estado. El segundo, después de Lenín Cerna.

En honor al día de nacimiento de Jorge Salazar, el 8 de septiembre de 1939, en Nicaragua se celebra el Día del Empresario Nicaragüense.

Esta es la camioneta que manejaba Jorge Salazar cuando fue asesinado. La imagen fue tomada en la escena del crimen.

Presos

Luego del asesinato de Jorge Salazar Argüello, el Cosep se agrupó más y realizó sesiones para hablar sobre la coyuntura nacional. En las fotografías de entonces se puede ver que dentro del Teatro Cabrera, donde se reunían, se encontraba repleto de personas, mientras que afuera era fuertemente vigilado por miembros de la Policía Sandinista.

En octubre de 1981, el general Humberto Ortega, jefe del Ejército, dijo que era “necesario que el pueblo elaborara una lista de elementos potencialmente revolucionarios”, y agregó que “aquellos que conscientes o inconscientemente apoyen los planes del imperialismo (…) si no se incorporan a la defensa, cuando se produzca la agresión serán los primeros en aparecer colgados a lo largo de caminos y carreteras del país”.

El 19 de octubre, el Cosep respondió a la Junta de Gobierno denunciando la amenaza de Humberto Ortega y criticando el autoritarismo del Frente Sandinista. “Estamos a las puertas de la destrucción de Nicaragua. Estamos llegando a un punto de no retorno, desde el cual este gobierno difícilmente podrá pedir legitimidad ante su pueblo”, cita la carta. “El sector privado apoyó y seguirá apoyando la legítima revolución nicaragüense tal como está contemplado en el plan de Reconstrucción Nacional, pero que de ninguna manera apoya el proyecto de transformar esta revolución en una aventura Marxista-Leninista que solo traerá más sangre y sufrimiento a nuestro pueblo”, señala este escrito en sus conclusiones.

La carta fue firmada por el presidente del Cosep, Enrique Dreyfus, que era también presidente del Instituto Nicaragüense de Desarrollo; Benjamín Lanzas, presidente de la Cámara de Construcción; Gilberto Cuadra, presidente de la Confederación de Asociaciones Profesionales de Nicaragua; Ismael Reyes, presidente de la Cámara de Industria de Nicaragua; Reynaldo Hernández, presidente de la Cámara de Comercio, y Ramiro Gurdián, presidente de la Unión de Productores Agropecuarios.

Atentado con bomba contra las instalaciones de Cosep en 1992. LAPRENSA/Cosep

Contra todos ellos hubo orden de captura después de que la carta fue recibida. “Fuimos encarcelados tres nada más”, dijo el ingeniero Gilberto Cuadra a la publicación del Cosep en 2012. Los capturados fueron Cuadra, Dreyfus y Lanzas. “Reynaldo Hernández se refugió en la embajada de Venezuela y Ramiro Gurdián estaba en Venezuela recibiendo un reconocimiento póstumo de Jorge Salazar”, agregó Cuadra, que entre 1988 y 1990 sería presidente del Cosep.

Dreyfus, Lanzas y Cuadra fueron condenados a siete meses en prisión. Sin embargo, solo cumplieron cuatro meses, luego que el presidente mexicano José Luis López Portillo se negara a visitar el país mientras estos empresarios estuvieran en la cárcel. En aquella ocasión, Ismael Reyes, presidente de Cadin, se salvó porque estaba fuera del país. Pero “encholparon” por tres días a Enrique Bolaños, aunque no firmó la carta. “Aparecía en la foto tomando notas, entonces lo pepenaron”, comentó hace ocho años Enrique Dreyfus, que era presidente del Cosep en el momento que los capturaron.

En la revista del 40 aniversario del Cosep, Ramiro Gurdián dijo que ante la desaparición de casi todos los partidos políticos en los años 80, el sector privado organizó la Coordinadora Democrática Nicaragüense que lideraba la oposición política. Este movimiento organizó una recordada marcha el 8 de marzo de 1987 por las calles de Managua pidiendo democracia en el país. En esa ocasión también varios dirigentes fueron encarcelados.

“A mí me confiscaron en mayo de 1983 porque comenté que Estados Unidos y Nicaragua son países soberanos e independientes”, dijo Gurdián. Para otros, como Anastasio Somarriba, presidente del Cosep entre 2001 y 2003, sin las acciones de este gremio en los años 80 “Nicaragua se hubiera convertido en otra Cuba sin sentido, con una dictadura más feroz de la que tuvo. Cosep fundamentalmente luchó por la institucionalidad y democracia del país, para que no se convirtiera en un país totalitario”.
Bolaños sobre este tema dijo que el sector privado “éramos la verdadera oposición al sistema de gobierno en ese momento, no eran los partidos políticos, no eran los políticos, no eran los personajes históricos de Nicaragua, sino más bien el Cosep”.

Así acosaba la Policía Sandinista al Cosep en los años 80. LAPRENSA/Cosep.

Empresarios reprimidos

Entre los presidentes del Cosep que fueron confiscados están Enrique Bolaños, Ramiro Gurdián, Enrique Dreyfus, Gilberto Cuadra, Gerardo Salinas, Alfonso Robelo y Marcos Zeledón.

Al menos cuatro de ellos estuvieron en la cárcel: Alfonso Robelo, Enrique Bolaños, Enrique Dreyfus y Ramiro Gurdián.
Dos miembros fueron asesinados: Jorge Salazar Argüello y Arges Sequeira.

Empresarios protestando contra el gobierno luego de la muerte de Jorge Salazar. LAPRENSA/Archivo

Contra el comunismo

En marzo de 2019, Enrique Bolaños, que fue presidente de Nicaragua y del Cosep, dijo a este periódico que se metió a la gremialidad de lleno cuando vio que el Frente Sandinista quería instalar el comunismo en Nicaragua. “Yo estaba tranquilo en Masaya, nunca fui a ninguna manifestación política. Y ya con 50 años de edad decidí meterme. Iba a las asambleas del Cosep, pero no participaba, no hablaba. Pero después que se va Somoza y viene el comunismo, y uno de sus principios es que una vez que se llega al poder se debe destruir todo lo anterior y poner lo tuyo. Yo miraba que todo lo iban a hacer nuevo, al estilo comunista. Como yo lo conocía, dije que iba a tratar de ayudar para que no pasara eso”, confió Bolaños.

En su biblioteca digital, Enrique Bolaños señala que estuvo a cargo desde 1964 del Grupo Bolaños-Saimsa —integrado por Nicolás Bolaños Sucesores, SA y Servicio Agrícola Industrial Masaya, SA (Saimsa)—, a medida que prosperaba el negocio fueron naciendo y agregándose diez empresas más, hasta 1985, “cuando el régimen sandinista confiscó todas estas empresas que integraban el Grupo BOLAÑOS-SAIMSA”.

Durante el velatorio de Arges Sequeira, algunos miembros del Partido Liberal Constitucionalista al que pertenecía. LAPRENSA/Óscar Navarrete.

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