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En muchas clínicas, el oxígeno médico se ha agotado, y se pide a los familiares que lleven los balones a los hospitales ellos mismos/Deutsche Welle

Coronavirus: Perú y su lucha por el oxígeno

Más de 31 mil fallecidos por coronavirus en un país con 32 millones de habitantes. En ningún otro país murieron tantas personas, en proporción a la cantidad de población.

Respira Perú” es el nombre de la campaña de recaudación de fondos que ya es conocida por casi todos en Lima y sus alrededores. La Iglesia Católica usa el dinero recolectado para comprar pequeños sistemas de oxígeno para ciudades del interior del país. El objetivo es que muchos peruanos, que sufren por falta de oxígeno debido al coronavirus, puedan decir pronto “gracias”.

Sin embargo, para miles de peruanos esta iniciativa llega demasiado tarde: muchos murieron tras agonizar en sus casas, pero también en los hospitales debido a la falta de balones de oxígeno. ¿Respira, Perú? Es más probable que el país andino pase a los libros de historia como el país que también fue víctima de un monopolio del negocio del oxígeno durante la crisis sanitaria.

La búsqueda desesperada de oxígeno

“Hay muchos lugares aquí donde simplemente no hay oxígeno, especialmente en el sur. A veces los tanques de oxígeno tienen que ser transportados cientos de kilómetros para llegar a las ciudades donde se necesitan”, dice el ingeniero Fernando Jiménez, profesor de la Universidad Católica de Perú (PUCP). “Luego en estas ciudades les toma dos semanas llenar los tanques”, agrega.

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El oxígeno es el nuevo oro de Perú. En muchas clínicas, el oxígeno médico se ha agotado, y se pide a los familiares que lleven los balones a los hospitales ellos mismos. Por eso el mercado negro está floreciendo.

Desesperadamente, la gente hace colas para comprar uno de los deseados balones verdes para sus parientes enfermos. Los precios se han disparado y ya han llevado a muchos peruanos a la ruina económica.

El virus castiga la política sanitaria

“Varios factores contribuyen a nuestra falta de oxígeno. Uno de ellos es el gobierno, que no tomó las medidas necesarias cuando este cuello de botella se hizo evidente. Ya era previsible a finales de marzo y principios de abril que el suministro estaba en peligro”, explica Jiménez. En ese momento, la oficina del Defensor del Pueblo también dio la alarma y advirtió de la inminente falta de oxígeno en los hospitales.

Pero no pasó nada. La triste consecuencia: muchos jóvenes sin enfermedades previas también murieron de COVID-19, y el curso fatal de la enfermedad probablemente podría haberse evitado con un suministro oportuno de oxígeno.

Sin embargo, estas omisiones vienen desde hace mucho tiempo atrás. Lo que es estándar médico en la mayoría de los países, es decir, equipar a los hospitales con sus propios sistemas de oxígeno, nunca estuvo en la agenda del Ministerio de Salud peruano. Luego llegó el coronavirus y el estado calamitoso del sistema de salud público se hizo evidente.

Monopolios sobrecargados por la pandemia

Según el ingeniero Jiménez, la escasez de oxígeno médico en Perú tiene una segunda razón: “Las dos compañías que se reparten el mercado simplemente no pudieron mantener el ritmo de producción de oxígeno durante la crisis del coronavirus”.

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AirProducts y PraxAir son las empresas que dominan el mercado peruano. La primera es una empresa estadounidense y abastece al 20 por ciento de los hospitales públicos y privados del país. Mientras que el 80 por ciento de los contratos de suministro es de PraxAir, empresa que pertenece al Grupo alemán Linde.

La historia de los dos proveedores de oxígeno en Perú es un buen ejemplo de las terribles consecuencias que pueden surgir cuando solo unas pocas empresas se reparten un mercado, cuando de repente hay una necesidad urgente de suministros y esta necesidad no se puede satisfacer a pesar del aumento de la producción. Esto se debe a que las empresas de oxígeno más pequeñas han sido absorbidas por el monopolio en los últimos 15 años, o han tenido que rendirse.

Juicio por fijación ilegal de precios

Pero el Ministerio de Salud peruano también promovió ese mercado exclusivo al prohibir, en 2010, el oxígeno con un nivel de pureza inferior al 99 por ciento para uso médico. Un clásico autogol, puesto que las plantas locales más antiguas tuvieron que cerrar por esto. Y ello a pesar de que a los pacientes de los países vecinos también se les suministra oxígeno con un nivel de pureza del 93 por ciento.

En 2013, Indecopi, la autoridad peruana al servicio del consumidor, impuso una multa equivalente a cinco millones de euros a PraxAir y AirProducts. La acusación: fijación ilegal de precios. Hace solo tres meses, la sanción fue confirmada en última instancia después de que las dos compañías presentaran una apelación.

Ahora, Perú ha aprobado reglas especiales frente al coronavirus: por decreto de emergencia, la producción de oxígeno médico tiene máxima prioridad, la regla de pureza del 99 por ciento ha sido suspendida y se supone que una empresa local ayudará a satisfacer la inmensa demanda.

Y en épocas de crisis, la creatividad aflora. El profesor Jiménez, junto con sus estudiantes y una pequeña empresa, desarrolló un prototipo para un sistema de oxígeno en tres semanas: “Esto no era una novedad ni el resultado de una larga investigación, la tecnología se conocía desde hacía décadas. Nuestra dificultad no era técnica, sino burocrática. Los obstáculos burocráticos eran extremadamente altos”.

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