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Aniversario 33 de la revolución sandinista. Camila Ortega Murillo está detrás de sus padres, con la camiseta de la Juventud Sandinista. Ella es la hija que los acompaña a todos lados. LA PRENSA/ ARCHIVO/ OSCAR NAVARRETE

La base sandinista de Daniel Ortega no debe esperar significativas regalías en 2021, en pleno año electoral. Esta es la razón

El Gobierno deberá presentar el próximo 15 de octubre el proyecto de Presupuesto General de la República 2021 y desde ahora se advierten fuertes limitaciones financieras, a menos que el régimen utilice su “creatividad fiscal ”. Esto plantean los analistas en víspera del proyecto presupuestario

El régimen orteguista llegará a 2021, en un año electoral, sin una buena salud económica, política y social. La capacidad financiera es limitada, y lo sabe. Por eso ha orientado al aparato estatal que su formulación presupuestaria para el próximo año deberá conducir a la mejora de la eficiencia y racionalidad del gasto. Es decir, no se espera un incremento del gasto que permita congraciarse políticamente con sus bases partidarias.

La política de gasto para el 2021 continuará siendo prudente y consistente con el objetivo de avanzar hacia la sostenibilidad de las finanzas públicas y del endeudamiento, estableció el régimen en el documento “Lineamientos de Política para la Formulación del Proyecto del Presupuesto General de la República 2021 (…)”. En este señala que el gasto total del Presupuesto reportará un leve crecimiento, principalmente, por el gasto en elecciones nacionales y salud. Sin embargo, el gasto corriente quedará estancado, teniendo como límite máximo los montos nominales aprobados en 2020.

“El gasto total y el gasto primario crecerán en términos nominales en forma leve respecto al presupuesto aprobado 2020, impulsado por el gasto de las elecciones nacionales, un mayor apoyo al gasto en salud y por mayores pagos en el servicio de deuda pública interna y externa”, se lee en el documento citado.

Al respecto la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) explica con base en estos lineamientos que no se esperaría un aumento de gasto asociado al tema político, pero sí al proceso de elecciones como tal. No obstante, se debe esperar lo que contempla el Proyecto del Presupuesto 2021 que deberá presentarse a más tardar el 15 de octubre.

Funides explica que estos planteamientos del Gobierno respecto al Presupuesto 2021 se relacionan con una capacidad financiera limitada. Considera que las intenciones se enfocarían en que el gasto suba, pero tienen restricciones importantes. “Ellos deben estar sintiendo ahorita el golpe financiero del Covid-19”, expresó. Pese a que el país no entró en cuarentena ni aplicó medidas de confinamiento severas para reducir los contagios del SARS-CoV-2, como sí lo hicieron los homólogos de la región, la economía no logró salvarse de consecuencias duras.

La caída de las recaudaciones, sin incluir los no tributarios, del segundo trimestre del año, con respecto al primero fue de 23.86 por ciento. Aunque todavía no se sabe cómo se ha comportado la dinámica recaudatoria en el tercer trimestre del 2020, se cree que la contracción no fue tan fuerte como la anterior, lo que podría permitir algún tipo de recuperación. No obstante, “ya el hueco fiscal quedó y hay que taparlo”, expresó Funides.

Agrega que esto “deja al Gobierno debilitado en este año porque tiene que buscar qué hacer para tapar ese hueco, y de nuevo, con un financiamiento externo limitado, llega a un 2021 con pocas fuentes de financiamiento, entonces está obligado a ajustarse hasta cierto punto presupuestariamente hablando”, expresó. Sin embargo, este tiene otras opciones de financiamiento adicional, como son los depósitos en el Banco Central de Nicaragua y este mismo como emisor de deuda, no obstante a este se debe recurrir en casos muy especiales, advirtió.

De tal forma que el panorama de una economía con tres trimestres cayendo, acercándose a la depresión, no le permite a Ortega mover sus fichas en materia presupuestaria para granjearse el apoyo político en un año de gran inestabilidad, principalmente, después de la pérdida de gran parte de sus bases, al ver su actuar represivo contra la población civil desde 2018.

El economista Luis Murillo asegura que el gasto corriente puede aumentar, pero no de forma sustancial. Él considera que lo que sucederá es una reorganización de partidas, en las que se dará prioridad al Consejo Supremo Electoral, y a la Policía Orteguista.

En el 2015, año preelectoral el gasto corriente ejecutado fue de 46,005.6 millones de córdobas, pero al siguiente año, en el 2016, este pasó a 52,924.5 millones de córdobas, es decir, un aumento de 6,918.9 millones de córdobas, lo que refleja la importancia que tiene en el gasto público un año electoral, que implique la movilización masiva de recursos para atraer a votantes.

La situación empeora, porque Ortega ahora ya no cuenta con los millonarios fondos de la cooperación de Venezuela, que le permitían ejecutar proyectos de corte clientelista político, cuyos recursos movilizaba principalmente en años electorales.

¿Apostarán a recaudar más?

El economista Maykell Marenco explica que no es de asombrarse que se dé un aumento en el gasto corriente del presupuesto 2021 de cara a lograr una simpatía política, pese a que es difícil para ellos; no obstante señala que el Gobierno ha demostrado tener “creatividad fiscal”, al referirse a la carga impositiva que ha desplegado, incluso con el cobro de las pruebas de Covid-19, el cual no se veía venir.

Lo conveniente, tomando en cuenta la salud económica del país, sería reducir el gasto corriente, sin afectar el programa de inversión pública, además de mantener la eficiencia en las instituciones del Estado, lo cual es muy cuestionable, subrayó.

El técnico de Funides explicó que se deberá esperar qué ocurre en el cuarto trimestre del 2020, el cual será clave porque permitirá conocer si se podrá compensar, de alguna forma, lo ocurrido en el segundo trimestre del año; para ese entonces, el Gobierno ya tendría que haber aprobado una reforma al presupuesto de este año, dijo.

Agrega que el mismo Gobierno hasta cierto punto está  “saboteándose a sí mismo con el tema impositivo porque definitivamente que la reforma tributaria del año pasado y las arbitrariedades tributarias que los empresarios han manifestado desde aproximadamente noviembre del año pasado, y con más fuerza, en el segundo trimestre de este año, crean un incentivo a reducir la inversión, y esta es básicamente el crecimiento futuro del país”, expresó.

Para este año el Presupuesto General contempla un gasto general de 80,901.6 millones de córdobas, de los cuales 63,669.1 millones de córdobas corresponden a gasto corriente y 17, 232.5 millones de córdobas en el gasto de capital. Aún no está claro si el régimen presentará una reforma presupuestaria ante el impacto de la pandemia.

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