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En estos últimos meses “aumentaron las horas dedicadas a la limpieza, la cocina y organización del hogar, y también las horas dedicadas a los cuidados de los niños, niñas y adolescentes, así como la asistencia a personas mayores/Deutsche Welle

Argentina y su mitad invisible: el trabajo no remunerado de las mujeres

En Argentina, las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas están, en su gran mayoría, a cargo de mujeres. Un estudio del Ministerio de Economía argentino cuantifica por primera vez el fenómeno de manera oficial.

Cocinar, lavar, ordenar, cuidar a niños y niñas, cuidar a las personas mayores. La lista podría seguir. Son tareas que en su gran mayoría son realizadas por mujeres y sin remuneración alguna en Argentina.

“Todas estas actividades llevan mucho tiempo, recaen asimétricamente sobre las mujeres y son la fuente de un montón de desigualdades”, afirma Mercedes D’Alessandro, titular de la Dirección de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía de Argentina, en diálogo con DW.

Razones por las cuales, desde la cartera conducida por esta economista, han dado a luz un trabajo inédito para “cuantificar” el fenómeno.

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“El objetivo fue traducir la situación y llevarla al lenguaje en el que se discuten las cosas. Aquí, en el Ministerio de Economía, hablamos con datos”, explica D’Alessandro.

Y así, entre las principales conclusiones del estudio, se consigna que el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado alcanza al 16% del Producto Bruto Interno del país. Lo que equivale a la actividad económica más importante de Argentina, por encima de la industria y del comercio.

Y además, que se trata de un trabajo feminizado, es decir, que quienes lo realizan son mayoritariamente mujeres.

“Las mujeres argentinas le dedican más de 96 millones de horas diarias a estas tareas, sin ningún tipo de remuneración”, afirma el documento.

Mercedes D’Alessandro, titular de la Dirección de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía de Argentina/Deutsche Welle

“Eso que llaman amor, es trabajo no pago”

De hecho, la visibilización de este estado de cosas es una demanda de larga data del movimiento feminista en Argentina, que ahora, con la publicación del Ministerio de Economía, encuentra corroboración oficial.

“Eso que llaman amor, es trabajo no pago” han sostenido tradicionalmente las organizaciones de mujeres.

Efectivamente, la distribución de estas tareas entre los géneros es marcadamente desigual. Las mujeres realizan el 75 % de estas tareas, y los hombres, solo el 25 %.

Incluso una mujer que trabaja (fuera del hogar y de manera paga) en una jornada completa dedica más horas a estas tareas, -casi 6 horas en promedio-, que un hombre que se encuentra desempleado, que les dedica apenas 3 horas diarias.

En otros países de la región los índices son similares, y con algunas diferencias metodológicas, las cifras respecto al PBI oscilan entre un 15% y un 24 %.

Las mujeres, en desventaja

Así las cosas, las mujeres quedan inmersas en una suerte de círculo vicioso, en el que no solo dedican gran parte de su tiempo a este tipo de tareas no remuneradas, sino que, al hacerlo, acrecientan sus desventajas con respecto al mercado laboral remunerado.

“Estamos mucho más sobrecargadas, tenemos tensiones permanentes en la vida, y esto influye en que nuestra participación en el mercado de trabajo remunerado, a veces se vea disminuida por nuestras responsabilidades de cuidado”, analiza la socióloga y doctora en Ciencias Sociales Eleonor Faur, consultada por DW.

Eleonor Faur, socióloga/Deutsche Welle

En tiempos de pandemia, el fenómeno incluso se agudiza, y el cálculo arroja para Argentina un 21% respecto al PBI: en estos últimos meses “aumentaron las horas dedicadas a la limpieza, la cocina y organización del hogar, y también las horas dedicadas a los cuidados de los niños, niñas y adolescentes, así como la asistencia a personas mayores. Esas tareas que se realizan de manera invisible, y en el interior de los hogares, quedaron expuestas”, indica el documento del organismo argentino.

Con todo, se avizora una toma de conciencia más generalizada: “Creo que la pandemia ha aumentado la sensibilidad respecto a esta temática, y para muchos, ha dejado de ser abstracta”, destaca D’Alessandro ante DW.

Ahora bien: ¿existe algún sustento para entrever una suerte de “orden natural” en la distribución de tareas imperante?

Nada de eso: “Las mujeres realizamos este tipo de trabajo mucho más que los hombres porque hemos sido criadas de esa manera. Hay una idea, una noción cultural, que supone que las mujeres somos mejores cuidadoras que los varones”, explica Faur.

Sin embargo “no hay nada que demuestre que está en la biología la capacidad de cuidar, sino que son competencias que se desarrollan con la experiencia”, asegura la experta.

Y concluye: “Es muy importante que se modifique esta situación. Los cuidados tienen que redistribuirse, no solamente entre hombres y mujeres, sino  entre las familias o los hogares y otras instituciones públicas, para que no sigan pesando sobre las mujeres”.

Internacionales mujeres archivo

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