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CONTENIDO EXCLUSIVO.La implosión de Jonathan Loáisiga ante los Azulejos, disminuyó el resplandor de sus cifras, pero no consiguió eclipsar el salto registrado por el nica en su desarrollo como lanzador de Grandes Ligas.
Agredido con cuatro carreras (tres limpias) en una entrada, Loáisiga vio saltar un sensacional récord de 3-0 y 2.70, a 3-0 y 3.86, que sigue siendo respetable y que es el reflejo de una evolución.
Llegar a esos niveles y más aún, sostenerse en medio de tanta exigencia y en un equipo como los Yanquis, donde la búsqueda de la cima es obligación constante, no es algo sencillo de conseguir.
Sin embargo, sin alcanzar niveles de estrella, Jonathan ha demostrado que tiene el talento y el carácter para convertirse en un contribuidor valioso para los Yanquis en su función como relevista.
En una campaña en la que no estuvo a Dellin Betances ni Tommy Kahnle, Loáisiga ayudó a sostener ventajas y le hizo un poco más ligero el trabajo a Chad Green, entre el quinto y séptimo inning.
¿Y cómo lo ha hecho el nica? A Loáisiga a lo sumo le deben quedar uno o dos trabajos más este año. Y pese a la agresión asestada por Toronto, sus cifras son respetables a través de toda la temporada.
Ha actuado en 11 juegos. En diez de ellos los Yanquis iban arriba en el marcador o empatados. Y el balance final del equipo en esos duelos fue 8-3. No tiró en juegos perdidos. Eso es confianza de parte del manager Aaron Boone.
Además del 3-0 y 3,86, el nica mostró progresos importantes en varias ámbitos que reafirman su mejoría. En 21 innings, tiene 21 ponches y siete bases, con 1.33 de whip, alterado por Toronto.
Esas cifras no son nada malas, si se recuerda que, por ejemplo, Fangraphs había anticipado que el nica tendría 2-2 y 4.00, mientras el sistema Steamer proyectó 2-2 y 4.14 y ACT 2-2 y 4.21 en su récord de este año.
El 16 de julio en una columna Zona de Strikes, en la que hice alusión a esas proyecciones, dije que el nica podría cerrar con 3-1 y 2.80 en 35 innings. Antes de su trabajo ante Toronto tenía 3-0 y 2.70.
¿Cómo es que ha mejorado?
Una primera mejoría del nica es su control. Pasó de promediar 4.5 bases cada nueve innings en 2019, a 3.0 ahora. Aún debe mejorar, pero ha avanzando. El average en la MLB es entre 2.7 y 3.0 bases por cada nueve episodios.
¿Qué tan duro le batean? Contacto duro es cuando la velocidad de salida de la bola impactada por el bate, es a 95 millas o más. En el 2019 un 36.5 por ciento de los batazos que recibió fueron contactos duros. Ahora eso bajó a 30.0 por ciento.
En 2019, el promedio de la velocidad de salida de los batazos ante sus envíos fue de 88.8 millas por hora. Ahora disminuyó a 85.4. Y el ángulo de lanzamiento, que es la dirección vertical de la bola al ser bateada, mejoró de 13.5 grados en 2019 a 4.5 ahora. Así que hay más rolas que elevados.
Probablemente esta mejoría sea atribuida al uso más frecuente de su sinker, recta que se mete hacia las manos del bateador y hay más contactos débiles y por el piso. Ese envío viaja a 96 millas.
Y por otra parte, su bola rápida, que tuvo un promedio de 96.1 millas en 2018 y 97.1 en 2019, tiene average de 97.3 millas ahora. Así que tiene sentido hablar de una evolución en el nica.
Como es normal, Loáisiga es más un lanzador de rectas por la función que realiza desde el bullpen. Así que de los lanzamientos que utiliza, 66.8 son rectas, 17.3 curvas y 15.9 cambios de velocidad.
Eso es lo natural entre los relevistas, quienes a menudo dependen de uno o dos lanzamientos, pero sobre todo de su poder. Ha habido incluso, relevistas de un pitcheo como Mariano Rivera (cutter) y Trevor Hoffman (cambio).
Aún le queda mucho por aprender, pero es evidente que ha mejorado y debe desempeñar un papel clave para los Yanquis en la postemporada, etapa en la que tiene 3.38 en 2.2 innings de tres juegos.
Edgard Rodríguez está en Twitter: @EdgardR