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Ancianos del Asilo Sor María Romero, en Managua. LA PRENSA / CORTESÍA

Ancianos del Asilo Sor María Romero, en Managua. LA PRENSA / CORTESÍA

Contando los días y lo que queda de comida, así es la cuarentena en asilos de ancianos de Nicaragua

El Covid-19 los amenaza, pero además redujo las donaciones de alimentos, medicinas y necesitan más productos de limpieza. Pero lo que más extrañan son las visitas

Contando los granos, así estaba la administración del asilo de ancianos Sor María Romero, en Managua, desde marzo de este año. Los cálculos diarios para las porciones justas de arroz, frijoles, aceite o azúcar se volvieron más estrictos para poder alimentar los días siguientes y quizá garantizar el mes de comida para un grupo de 30 ancianos que ahí se albergan. Con la llegada del Covid-19 a Nicaragua, también empezaron a agudizarse sus problemas: las donaciones se redujeron, cancelaron las visitas que recibían en el hogar y tuvieron que implementar un riguroso protocolo de cuidados sanitarios por ser la población más vulnerable ante el virus.

La incertidumbre en los hogares de adultos mayores se volvió más dramática a partir de mayo, cuando se elevaron los contagios, aumentaron las muertes y la economía cayó en picada, lo que generó desempleo e indirectamente la reducción de donaciones materiales y económicas a estos centros, coinciden las administraciones. Así como el hogar Sor María Romero, en Managua, ha resentido la baja de recursos de donantes, plantean que no reciben apoyo de las autoridades del Gobierno. La situación se repite en el Hogar de Ancianos Dr. Agustín Sánchez Vigil, ubicado en Jinotepe, y en el Hogar de Ancianos San Agustín, en Masaya.

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Los ancianos por su edad, no portan mascarillas, según nos explicó la directora del Asilo Sor María Romero. LA PRENSA / CORTESÍA
Los ancianos por su edad, no portan mascarillas, según nos explicó la directora del Asilo Sor María Romero. LA PRENSA / CORTESÍA

Recolecta para ayudar a asilos

María Lourdes Chacón, directora de la residencia de ancianos, dijo a LA PRENSA que 18 mujeres y 12 hombres — residentes que van desde los 60 a 100 años —, necesitaban alimentos de larga duración, abarrotes, medicinas, productos de limpieza y artículos de uso personal.

«En estos momentos necesitan de medicamentos, insumos médicos y de aseo personal como pampers, toallitas húmedas, desinfectantes, guantes,  guías de suero, pastillas para los malestares estomacales y de dolor. Otra de las necesidades es en la parte alimenticia, ahorita, por ejemplo no tenemos azúcar y aceite y lo que consumen ellos como leche, huevos y otros», indicó Chacón.

Ante la situación que atraviesan los hogares de ancianos en el país, la organización juvenil Net Impact Nicaragua lanzó la campaña “¡Ayudemos a nuestros ancianitos!”, con el fin de recolectar víveres, insumos médicos, productos de limpieza, artículos de higiene personal y dinero para suplir otras necesidades como el gasto extra de alcohol, jabones desinfectantes entre otras, para dos asilos en Managua y uno en Masaya: Senil Bautista, Asilo Sor María Romero y Hogar San Antonio, respectivamente.

Desireé Ferrey, de Net Impact Nicaragua, explicó a LA PRENSA que la campaña nació de la preocupación y sensibilización de los integrantes de la organización tras conocer los testimonios de ancianitos que están resintiendo el confinamiento, por ser uno de los sectores más propensos para el contagio. La recolecta duró 4 semanas y además de los artículos donados, reunieron casi 1,000 dólares. «Queremos ayudar a 86 ancianitos en los tres asilos, con necesidades infinitas y ayuda limitada», señaló Ferrey.

Artículos recolectados serán entregado a tres asilos de ancianos, dos en Managua y uno en Masaya. LA PRENSA / CORTESÍA
Artículos recolectados serán entregado a tres asilos de ancianos, dos en Managua y uno en Masaya. LA PRENSA / CORTESÍA

«Estamos sorprendido por toda la ayuda que recibimos, a parte de los artículos que nos donaron desde aceite, pañales, alimentos, tuvimos que abrir el espacio para que la gente pudiera donar dinero, eso nos alegró bastante, recogimos cerca de C$1,000 con lo que haremos las compras de artículos de aseo para entregarlos en la segunda semana de octubre», aseveró Ferrey.

«No se aceptan visitas»

El rótulo «No se aceptan visitas. Estamos en cuarentena», aún cuelga del portón principal del asilo, ubicado del club Campestre Las Colinas cuatro cuadras al Este. Aquí la cuarentena inició en marzo — mes en el que el Ministerio de Salud confirmó el primer caso del nuevo coronavirus en el país — , se cancelaron todas las visitas familiares, de grupos escolares y universitarios que llegaban a alegrarle el día a los y las abuelitas. Los trabajadores comenzaron a seguir un estricto protocolo de entrada y salida, en ocasiones les tocó quedarse a dormir.

Aislados, sin sus familiares y sin estímulos es como los adultos mayores están sobrellevando la pandemia del Covid-19 , aunque en este asilo se ha hecho el gran esfuerzo para que los huéspedes vean a sus parientes aunque sea desde largo, como medida de prevención. «Eso sí, nosotros no les hemos privado de esos pequeños momentos, a los familiares se les dejan ver de largo, al otro lado del portón, nosotros vemos que algunos de ellos (ancianos) se sienten satisfechos con las visitas, aunque no lo suficiente», mencionó la directora.

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A los ancianos les afecta el hecho de no recibir y ver de cerca a sus parientes, el no recibir visitas de personas que antes del Covid-19 llegaban a compartirles refrigerio, piñatas, música y manualidades. La mayoría se aburren y se ponen tristes. «No todos están conscientes de la cuarentena, llega un momento en que dicen que se encuentran encerrados, encarcelados y les da porque quieren salir, ver a sus familiares (los que tienen), pero se les explica que es por la pandemia que no se pueden abrazar con sus familiares, ellos están pensando en sus familias», concluyó Chacón.

Fachada del asilo de ancianos Sor María Romero, ubicado en Las Colinas. LA PRENSA/R.MEMBREÑO.
Fachada del asilo de ancianos Sor María Romero, ubicado en Las Colinas. LA PRENSA/R. Membreño.

El presupuesto que tenían los asilos ante de la pandemia ha aumentado por la necesidad de compra de artículos de higiene, mientras el flujo de donaciones han disminuido, así que la crisis sanitaria los afecta de múltiples formas. «La situación es crítica el presupuesto se les está agotando, por ello impulsamos esta campaña que consiste en la recolecta de insumos para que los asilos puedan seguir funcionando, que los ancianos sientan que a pesar de no poder recibir visita, habemos personas que pensamos en ellos», destacó Ferrey.

«Nos contactamos con los asilos y escuchamos relatos conmovedores, desde ambientes tristes porque los ancianitos no entienden la pandemia y se sienten abandonados», comentó Ferrey. La organización pretende continuar impulsando la misma campaña para llevar ayuda a otros asilos como el Hogar de Ancianos Dr. Agustín Sánchez Vigil de Jinotepe, Hogar de ancianos Horizontes en San Marcos, San Pedro Claver en carretera a Masaya.

Protocolo para recibir donaciones y visitas

María Lourdes Chacón indicó que el asilo de ancianos está abierto para recibir las donaciones que son fundamentales para el funcionamiento del establecimiento y el cuidado de las personas, y explicó que quienes deseen entregar sus donaciones deberán cumplir con el protocolo establecido como usar mascarillas, guantes, desinfectar los paquetes con cloro, alcohol y entregarlos en el portón principal.

La mayoría de asilos en el país sobreviven de donaciones de organizaciones, personas caritativas y en algunos casos de empresas, sin embargo, la crisis sanitaria por el Covid-19 provocó que muchos beneficiarios quedarán desempleados por el cierre de sus centros laborales y otros optaron por irse fuera del país.

«Ahora nosotros estamos recibiendo un cuarto de las donaciones que recibíamos ante de la pandemia, nosotros vivimos de las donaciones caritativas, desde un quintal de arroz, frijoles, galón de aceite, papel higiénico, jabón (…) nosotros vivimos de la caridad pública, en estos momentos de pandemia han sido menos, ha disminuido todo porque muchas empresas han cerrado. Todo ha mermado, la situación económica no está tan buena», manifestó a LA PRENSA la encargada del asilo.

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En Jinotepe, abuelas y abuelos necesitan medicinas y vitaminas

La escasez de fondos y ahora de donaciones, es una problemática que afecta a los asilos a nivel nacional. El Hogar de Ancianos Dr. Agustín Sánchez Vigil, ubicado en Jinotepe, aún permanece en cuarentena estricta. No recibe visitas de terceros, ni de los familiares de los residentes.

El personal de trabajo dividido en dos grupos: entran y salen cada 15 días, es decir que ahora duermen en el asilo, y esto incluso ha requerido que se les de una canasta de alimentos para que ni ellos, ni sus familias vayan a los mercados, como una medida de protección para evitar cualquier tipo de contagio de los 32 residentes: 17 mujeres y 15 varones en edades de 62 a 95 años.

Alma Sánchez, directora del Hogar de Ancianos, contó a LA PRENSA lo difícil que ha sido mantener el asilo y a los residentes en medio de la crisis sanitaria y económica. Así como otros asilos, este sobrevive del apoyo de la gente de Jinotepe y de algunos departamentos vecinos, pero el Covid-19 obligó a cancelar las visitas, eso incidió en que algunos dejaran de llevar sus donaciones, pero otros donantes quedaron sin empleo e incluso tuvieron que salir del país.

Don Guillermo Bermúdez, antiguo trotamundos, en el Hogar de Ancianos de Jinotepe Dr. Agustín Sánchez Vigil. El hogar ha tomado todas las precauciones necesarias, incluida una estricta cuarentena para todo el personal. LA PRENSA/ ARCHIVO/ OSCAR NAVARRETE

«Nos urge a parte de los alimentos y las medicinas que son caros, necesitamos alcohol, más jabón, amonio cuaternario – un desinfectante más fuerte para el Covid-19 – , guantes, mascarillas que la usan los residentes y el personal, diario tenemos que echar en los lugares, alcohol, cloro, son cosas extras que no teníamos presupuestado, nosotros vivimos como dicen “arráncame la vida”, y con esta crisis sanitaria nos pone en una situación de gasto elevado y difícil» , planteó la encargada.

Alma Sánchez añadió que las recomendaciones médicas para los residentes es reforzar con vitamina C y productos especializados para levantar defensas, debido a que los adultos mayores son el sector más vulnerable para el contagio y muerte producto del coronavirus. «Nosotros sabemos que si un viejito se nos enferma de Covid-19, se nos va (muere), peor aún se forma un espiral espantoso con el resto, sin duda, esto ha sido difícil, duro, llevamos seis meses sobreviviendo el día a día, pero esperamos en Dios que podamos salir victorioso de que ninguno se enferme, ni muera», señaló Sánchez.

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La directora del asilo destacó que además de las vitaminas, medicinas, artículos de aseo personal y de higiene, es primordial garantizar los tiempos de comida a los ancianos. “La carga de comida es grande, nos hace falta queso, huevos, aceite, azúcar, pollo, carne y leche que es primordial para ellos, la demanda de los pampers es también enorme, utilizamos a diario 46, porque entre 14 y 16 se ponen y se les tiene que cambiar tres veces al día, es por eso que nos vemos en la necesidad de depender de las donaciones, por eso pedimos a las personas caritativas que no se olviden de los hogares, necesitamos de la solidaridad de cada uno, en estos momentos lamentablemente no podemos abrir nuestras puertas, pero los corazones de los ancianos siempre están abiertos para su ayuda», detalló.

Los 32 ancianos, según señaló la directora, para no sentir tanto la soledad y el confinamiento participan de festivales semanales para ver películas, conciertos que ellos prefieren, hacen manualidades, rezan y cada 15 días contratan un bus para sacarlos a pasear, llevan la comida preparada, pasean un rato y luego retornan. «Ellos han sido muy disciplinados en el lavado de manos, en la desinfección con alcohol y entienden la magnitud del peligro de la pandemia porque están súper informados ven noticias nacionales e internacionales», concluyó Sánchez.

La voluntad que sostiene al Hogar San Antonio, en Masaya

Sor Vilma Morales, directora del Hogar de Ancianos San Agustín, en Masaya, coincide con que la llegada del Covid-19 incidió en que las donaciones disminuyeran, y ellos agradecen el apoyo actual que reciben, los víveres los han ayudado a mantenerse en pie. «Las personas han sido generosas al continuar apoyando con lo poco que tengan al hogar. Las visitas y las actividades de recreación han cesado, ahora la opción que tenemos es dejar su donativo a través de los números de las cuentas bancarias, aunque no se reciba como antes», refirió la encargada.

En ese asilo convivían 45 ancianos, pero algunos han muerto este año. Uno de 83 años, originario de Managua, murió de Covid-19 confirmado y otros fallecieron en diferentes momentos por enfermedades propias de su edad. Algunos fueron llevados por sus familias y por eso ahora hay 35 residentes, de ellos son 18 mujeres y 17 varones, de 45 a 100 años. Sus necesidades permanentes son pampers, toallas húmedas, alimentos, leche en polvo y líquida, además de dinero para sufragar los gastos administrativos como el pago del personal.

Aquí tampoco se reciben las visitas de terceros, quizás algunas veces la de los parientes cuando la situación del residente es crítica. «Los ancianitos al sentirse solos se vuelven agresivos o se ponen muy tristes porque no los lleguen a ver, en un instante entienden la situación de la pandemia, pero después lo olvidan. Ellos buscan la manera de recibir visitas», manifestó Morales.

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Lo que más extrañan son las visitas de grupos de estudiantes quienes les compartían manualidades, piñatas y hasta bailes, también salían a dar su paseo, pero ahora con el virus les ha tocado adaptarse a una cuarentena indefinida, una situación que de acuerdo a Morales no ha sido fácil. «Hay residentes que coleccionan sus mascarillas con la ilusión de volver a retomar sus vidas, como visitas y paseos», resaltó la encargada quien apeló al corazón de los nicaragüenses para que no se olviden de ellos.

Nacionales covid-19 Nicaragua archivo

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