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Anfitrite y Escila

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En una columna anterior mencioné que después que Zeus, Poseidón y Hades se repartieron el universo, los tres dioses principales se casaron porque los inmortales también suelen tener esposas, o esposos si se trata de diosas.

Zeus, dios de los cielos, se casó primero con Temis, diosa de la justicia, pero se separó de ella y se unió a su hermana Hera en segundas nupcias. Hades, dios del inframundo o mundo de los muertos, se casó con Perséfone, a quien raptó para obligarla a ser su mujer. Y Poseidón, dios de los mares y los océanos, se casó con la nereida Anfitrite, una divinidad menor del mar.

Dice Robert Graves que Poseidón no era tan poderoso como Zeus, pero tenía la misma dignidad. Por eso se hizo construir un espléndido palacio submarino. Allí, dice Graves citando a Apolodoro, “en sus espaciosos establos tiene caballos de tiro blancos con cascos de bronce y crines de oro y también un carro de oro; cuando este carro se acerca las tormentas cesan instantáneamente y los monstruos saltan a su alrededor”.

Anfitrite, la esposa de Poseidón, es llamada nereida por ser hija de Nereo, uno de los dioses secundarios de los océanos, y de Dóride, una ninfa marina. En realidad, con quien quería casarse Poseidón era con Tetis, hermana de Anfitrite, pero Temis le advirtió que ese matrimonio sería funesto para él porque cualquier hijo que naciera de ella (de Tetis) sería más importante que su padre. De manera que Poseidón optó por tomar como esposa a Anfitrite, quien por cierto no era menos hermosa que su hermana Tetis.

Pero Poseidón no le gustaba a Anfitrite y, por tanto, no quería ser su esposa. Sin embargo, era muy difícil, inclusive peligroso, negarse a los requerimientos amorosos de un dios. Por eso Anfitrite huyó y se fue a buscar refugio en el monte Atlas, donde tenía sus dominios el titán Atlantes, el que fue condenado por Zeus a sostener el cielo sobre sus hombros por haber luchado contra él en la guerra con los titanes, conocida como la Titanomaquia.

Poseidón no quería usar la fuerza para conquistar a Anfitrite, como su hermano Hades con Perséfone. Prefirió enviar mensajeros a que la persuadieran con promesas, entre ellos Delfino, quien con su exquisito dominio de la palabra convenció a la nereida que aceptara casarse con el dios supremo de los mares. Agradecido con Delfino, Poseidón lo puso en el cielo como una constelación.

Anfitrite le dio tres hijos a Poseidón: dos varones llamados Tritón y Rode y una hembra de nombre Bentecisime. Pero Poseidón, igual que Zeus, era un incorregible seductor de hembras divinas y mortales, provocándole celos a Anfitrite. Sobre todo le causó mucha molestia a Anfitrite, incluso rabia, la relación amorosa que su marido estableció con su prima Escila, otra bellísima ninfa marina que era hija de Forcis, divinidad menor de los mares igual que Nereo.

Anfitrite pidió a la hechicera Circe, hija de Helios y Perseis, que le ayudara a castigar a su entrometida prima. Circe atendió la petición de Anfitrite y preparó una poción a base de hierbas mágicas, que al ser derramada en las aguas del estanque donde Escila solía bañarse, la transformó en un ser monstruoso.

Escila, dicen los mitógrafos Constantino Falcón, Emilio Fernández y Raquel López Melero en su obra conjunta Diccionario de la Mitología Clásica, fue convertida en una monstruosa mujer “de cuyas ingles nacen seis medios perros, con una cabeza y dos patas cada uno, y que emiten leves gruñidos como el de un cachorro. Apostada en una cueva en el Estrecho de Mesina, Escila daba caza a cuantos marineros pasaban por allí y los hacía morir lentamente royendo sus huesos”.

En el otro lado del Estrecho de Mesina, que tiene solo tres kilómetros de distancia entre las dos orillas, acechaba otro ser monstruoso llamado Caribdis, que de igual o peor manera aterrorizaba a los navegantes. De allí se deriva el dicho “estar entre Escila y Caribdis”, para decir que alguien se encuentra entre dos grandes amenazas y en una situación en la que alejarse de una lo acerca a otra igual de peligrosa, o peor.

Es muy conocido el fragmento del Canto XII de la Odisea, en el cual Homero dice que Circe aconseja a Odiseo (Ulises), que al pasar por el estrecho fatídico navegara más cerca de Escila que de Caribdis, pues de esa manera solo perdería a seis de sus hombres, mientras que si hacía lo contrario la nave entera sería engullida por Caribdis, más peligrosa que su compañera.

Se dice que Escila dio su nombre a Sicilia, porque allí se encontraba su guarida. Pero los etimólogos explican que el nombre de Sicilia deriva más bien de que los griegos llamaban Sikelia a esa isla, porque allí vivía el pueblo o tribu de los sículos.

Opinión
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