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Erasmo Ramírez tuvo un estupendo desempeño en esta temporada con los Mets de Nueva York. LA PRENSA/ARCHIVO

Erasmo Ramírez explica las claves de su éxito con los Mets de Nueva York

Erasmo Ramírez esperó sin desesperarse y luego rediseñó su repertorio para convertirse en un lanzador dominante en el cierre de temporada

Aun cuando se haya dicho que el éxito es un pedestal que hace ver a los hombres más grandes de lo que en realidad son, ese no es el caso de Erasmo Ramírez, tal vez porque aunque logró relanzar su carrera, no olvida los días de incertidumbre.

“La clave fue esperar y esperar sin perder la fe”, señala el tirador rivense, quien aprovechó seis juegos para demostrar que aún pertenece a las Grandes Ligas y que solo necesitaba de un escenario para desplegar su talento y confirmar su utilidad.

Ramírez solo admitió una carrera, producto de un jonrón de J. T. Realmuto de los Filis, en 14.1 episodios lanzado, en los que esquivó ocho hits, con cuatro bases y nueve ponches, mientras se aproximaba al carabinero que daba strikes a voluntad.

“Lo más importante fue mantener la actitud correcta mientras esperaba. Nunca me desanimé y me dediqué a trabajar sobre mis errores para cuando llegara el momento, poder ejecutar bien los lanzamientos”, señala el pinolero desde Nueva York.

Cuando la temporada se puso en marcha en julio, Erasmo abrigó la esperanza de hacer el equipo. Había logrado números estupendos en el entrenamiento en marzo (1.13 en ocho innings) y luego brilló en el campamento de verano en junio.

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“No quedé en el equipo y no solo eso, también me dio coronavirus, pero siempre me mantuve positivo. Cuando me recuperé fui enviado a Brooklyn a entrenar y trabajé lo más duro que pude, mientras esperaba por el chance”, asegura.

Rediseñó su repertorio

Habituado a depender de su control y su habilidad para mezclar disparos para dominar, Ramírez siguió trabajando en afinar su armamento, pero dice que solo miraba subir a sus compañeros y él no era convocado.

“Miraba que los subían a todos, menos yo, pero gracias a Dios nunca perdí la fe y cuando llegó el chance, trabajé todavía más duro y fui más paciente esperando por mi oportunidad para lanzar y creo que la aproveché”, afirma.

Erasmo debutó el pasado 7 de septiembre con un trabajo como el que hacen los buenos abridores hoy en día, aunque él estaba al relevo. Lanzó cinco entradas de dos hits y una carrera —el jonrón de Realmuto— sin bases y un ponche.

“Me sentí contento por la oportunidad y gracias a Dios el trabajo que había hecho mientras esperaba me ayudó para salir a flote. Antes de cada juego yo trabajaba en mis lanzamientos, sobre todo en los que eran menos efectivos”, explica.

En ese trabajo ante los Filis, el nica utilizó 55 lanzamientos, de los cuales 25 fueron sinkers, 15 rectas cortadas (cutter), cinco cambios de velocidad y cinco rectas de cuatro costuras, una de las cuales fue el jonrón de Realmuto.

“El entrenamiento me había permitido que esos lanzamientos (sinker y cutter) que eran menos consistentes, se volvieran más efectivos y seguí trabajando sobre ese patrón hasta el final”, explica el nica, quien usó muy poco la recta posteriormente.

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En su siguiente salida ante los Azulejos empleó 30 envíos, de los cuales 13 fueron sinkers, 13 cutters y cuatro cambios. Nada más. Y esa modificación fue la clave para mantener su dominio hasta el final de una temporada alentadora.

“Desde el primer día de los entrenamientos primaverales me he sentido bien en los Mets. Me han apoyado en lo que necesito y ha sido una buena experiencia. No sé qué pasará en el futuro porque vamos a la agencia libre”, indicó el nica.

Menos ponches, más roletazos

Hasta el 2016, Erasmo Ramírez tenía la recta de cuatro costuras (93-94 MPH) como su principal arma. La recta cortada no estaba en su arsenal.

Incluso, en su breve trabajo en el 2019, el 53.7 por ciento de sus envíos fueron rectas y 24.4 cambios de velocidad, más unos pocos sliders y curvas.

Pero ahora tiene el sinker como su principal recurso (46.6 por ciento) y luego el cutter con 28.7 por ciento. Son dos pitcheos que provocan rolas.

Esta variante permite que Erasmo pueda contrarrestar la pérdida de tres millas en su recta. Poncha menos, pero provoca más roletazos.

Por el ángulo que él lanza y por su estatura (5’10), le van bien esos disparos que se mueven horizontalmente. Su ángulo es más bajo.

De modo que aunque ha perdido un poco de fuerza, Ramírez ahora es más sabio y ve el futuro con optimismo y aunque no sabe dónde estará en el 2021.

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