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Zancudos de Venezuela sancionados

El pasado 22 de septiembre LA PRENSA en su sección de noticias internacionales trajo una crónica largamente esperada por los verdaderos opositores al régimen en nuestro país. El título era: Estados Unidos sanciona a políticos venezolanos por cooperar con el gobierno de Nicolás Maduro para socavar la democracia. Algo que por años han estado haciendo en Nicaragua políticos inescrupulosos. Creo que esta acción emprendida por la Administración del presidente Donald Trump es consecuencia del convencimiento que todo dictador se apoya en políticos y miembros sin escrúpulos de sus sociedades para someter a sus pueblos. En el caso nuestro, Daniel Ortega es el producto de una serie de situaciones en donde han tenido una participación importante una serie de políticos a los que los nicaragüenses conocemos como zancudos.

A riesgo de algunas críticas, siempre he creído que al FSLN lo engendraron los cuarenta años de somocismo, las blandenguerías de algunos funcionarios del gobierno de los noventa que permitieron que Ortega cumpliera su promesa de gobernar desde abajo. La corrupción y la ambición de poder de Arnoldo Alemán lo pusieron a cogobernar y prepararon las condiciones para que retornara al poder, al bajar el por ciento requerido para ser declarado ganador en las siguientes elecciones. Así llegamos hasta la Administración de don Enrique Bolaños cuya soberbia, más la insensatez de darle la espalda al partido que lo llevó al poder y el disparate de Alemán de querer gobernar desde la Asamblea, hicieron que Ortega aprovechando esa disputa pusiera su poder judicial al servicio de Bolaños con las consecuencias que ya conocemos.

Y no olvidemos las elecciones del 2006, cuando Eduardo Montealegre en un afán de conseguir el segundo lugar, se prestó a levantarle la mano a Ortega declarándolo ganador con más del ocho por ciento de votos sin contar. De ese discutible primer mandato de Ortega a la fecha, se han dado dos elecciones más en las que desde el poder ha manipulado a todos los partidos políticos existentes hasta la fecha, para lograr mediante el fraude mantenerse en el poder. Ah y no olvidemos la ayudadita que le dio por diez años el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) con su cuento del cogobierno responsable.

Todos los antes mencionados, engendraron, amamantaron y le dieron calor al dictadorcito de hoy. Pero la intención de este artículo no es recordarles lo que ya todos sabemos, sino más bien hacerle saber al jefe del Ejecutivo de los Estados Unidos de Norteamérica que, si de verdad quiere obtener resultados positivos en su lucha contra los gobiernos totalitarios del mundo, en este caso Nicaragua, que sancione a los que hoy se encuentran haciendo fila, para ser tomados en cuenta para su estrategia de fraude en las elecciones del dos mil veintiuno. Si la Administración de míster Trump no sanciona a los que disfrazados de opositores socavan nuestra democracia, conocidos como zancudos en nuestro argot político, jamás, repito, jamás va a tener éxito y nuestro pueblo seguirá condenado a seguir padeciendo las violaciones a nuestros derechos políticos y continuará siendo víctima de delitos calificados por la comunidad internacional como delitos de lesa humanidad.

Cuando he tocado este tema con amigos que laboran en la capital del imperio siempre me dicen que la Administración del presidente Trump no desea perjudicar al pueblo y por eso hasta hoy solo se ha sancionado a funcionarios del gobierno. Pero resulta que los compromisos políticos y económicos de los sancionados son tan grandes que prefieren ser rostizados en una hoguera que abandonarlo y menos traicionarlo. Razón por la que no solo aplaudo la sanción a los zancudos venezolanos, sino que también espero que muy pronto LA PRENSA nos sorprenda con una noticia igual. Estoy más que seguro que el pueblo la celebrará. Desde ya le sugiero, que no se le olvide incluir a uno que otro banquero y empresario responsable de nuestros sufrimientos actuales para que la alegría sea completa.

El autor es comentarista político.

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