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Hacia la dictadura total

En su avance hacia la dictadura total, para perpetuarse en el poder mediante leyes inicuas y el uso de la fuerza bruta, policial y judicial, Daniel Ortega está dictando leyes y decretos que pulverizan los pocos reductos de derecho y libertad que habían quedado en pie.

La ley para castigar con prisión perpetua a líderes y activistas de la oposición y la resistencia cívica; la ley para declarar agentes extranjeros y castigar con cárcel, confiscación y pérdida de sus derechos políticos, a quienes formen parte de organizaciones civiles que reciban apoyo externo para realizar actividades de defensa de los derechos humanos y promover la educación democrática; y el decreto presidencial y la ley para controlar el espacio cibernético, hacer espionaje político en las redes sociales y reprimir con cárcel a quienes las utilicen para expresar libremente sus críticas y motivar la lucha democrática, son las nuevas piezas de la estrategia y la maquinaria de represión total que está accionando la dictadura.

El 11 de diciembre de 2017, en un editorial titulado “La democracia totalitaria”, comentamos que el filósofo e historiador israelí Jacob Talmon creó ese concepto como herramienta intelectual para estudiar y entender el nuevo tipo de dictadura que ha surgido en el mundo. Se trata de regímenes que tienen contenido totalitario, o reúnen algunas de las características principales del totalitarismo, pero aparentan ser democráticos y muestran incluso algunos atributos de la democracia, como la celebración de elecciones y la existencia de una oposición legal y formal.

Señalamos en aquel editorial que Nicaragua era una prueba de la certeza de la tesis de Jacob Talmon, quien también fue el creador del concepto de mesianismo político, en alusión a la perversidad política y mental de dictadores y tiranos sanguinarios como Stalin, Hitler, Mao Zedong, Kim Il-sung, Fidel Castro, Hugo Chávez y Daniel Ortega, para solo mencionar a algunos de ellos.

Para entonces, fines de 2017, Ortega ya había demostrado con hechos su intención de perpetuarse en el poder por medio de una nueva dictadura familiar y dinástica. Algunos políticos, analistas y medios de comunicación como LA PRENSA denunciaban el surgimiento del nuevo régimen dictatorial. Pero muchos no lo creían porque aunque desvirtuadas permanecían algunas instituciones de la democracia. Además, el régimen tenía un pacto de colaboración con la empresa privada que funcionaba casi a la perfección y producía buenos beneficios económicos, sin perjuicio de que para tratar de salvar su alma el Cosep declaraba de vez en cuando su preocupación porque la institucionalidad del país se estaba deteriorando.

Sin embargo, el modelo orteguis se derrumbó en abril de 2018, cuando la acumulación de frustraciones, necesidades y anhelos de libertad y democracia verdadera, estalló en la cara de Ortega y Murillo. Y para aplastar la rebelión y las manifestaciones masivas autoconvocadas, ordenaron una espantosa y sanguinaria represión.

De esa manera terminó el modelo de “totalitarismo democrático”, el régimen dictatorial se mostró y se sigue mostrando con toda su ferocidad, brutalidad, odio a la humanidad y fobia a la libertad y la democracia. Y mientras pueda seguirá avanzando hacia la dictadura total. No tiene alternativa, salvo dejar el poder mediante renuncia voluntaria o forzada, o a través de elecciones libres, limpias y verificadas internacionalmente.

Editorial Daniel Ortega dictadura archivo
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