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En los templos se ha seguido un estricto protocolo diseñado por la Conferencia Episcopal de Nicaragua tras el inicio de la pandemia, pero el actual rebrote obliga a extremar medidas y valorar según las parroquias el cierre temporal. LA PRENSA

Imágenes | Iglesias reabren para celebrar misas presenciales bajo estricto protocolo sanitario

Para la reapertura, la Iglesia estableció un protocolo con diversas medidas tanto para los feligreses como para cada templo. Para entrar a la Catedral de Managua, por ejemplo, hubo que pasar por tres controles.

Las iglesias en el país reabrieron este domingo 4 de octubre tras pasar seis meses cerradas para evitar contagios de Covid-19. Para la reapertura establecieron un protocolo con diversas medidas tanto para los feligreses como para cada templo, que incluye desde el uso obligatorio de mascarillas hasta tomar las hostias en la mano y evitar el contacto físico.

En un recorrido hecho por LA PRENSA por varias iglesias de la capital se logró comprobar que están cumpliendo el protocolo establecido por la Conferencia Episcopal para mantener las medidas recomendadas por los organismos internacionales de salud.

El saludo de la paz se dio desde largo, sin moverse del lugar, con una agitación de mano o una inclinación de cabeza. Algunos templos colocaron marcas en el piso para que los feligreses no se aglomeraran al recibir la comunión; pero en otros se decidió que los sacerdotes, los sacristanes y las monjitas fueran de banca en banca llevando las hostias a los asistentes, que extendían la mano para recibirlas.

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Niñas monaguillos en la parroquia capitalina San Francisco de Asís. Este domingo todos en el templo usaban la obligatoria mascarilla. LA PRENSA/ Wilmer López

En la iglesia San Francisco de Asís se observó que disponían de un sensor de temperatura, alfombra desinfectante, dispensador de alcohol gel y las bancas estaban marcadas con un número cada metro para evitar que los feligreses estuvieran muy cerca.

Pese a que este 4 de octubre es día de San Francisco de Asís, este templo que lleva su nombre lucía relativamente vacío y a todos se les vio usando mascarilla, como establece el protocolo de la Iglesia.

La parroquia de San Judas igualmente colocó una alfombra para desinfectar el calzado, todos usaban mascarillas y las bancas estaban marcadas con la distancia apropiada. Sin embargo, al final hubo una pequeña aglomeración de personas ya que se estaba celebrando un bautizo.

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En su reapertura la parroquia Divina Misericordia mostró una gran organización y disciplina en el cumplimiento del protocolo sanitario. LA PRENSA/ Wilmer López

Modificaciones en el protocolo

Cada parroquia tiene la libertad de hacer ciertas modificaciones al protocolo sanitario establecido, a fin de hacerlo más seguro. Por ello, en la Divina Misericordia el padre decidió bajar del altar para dar la hostia a los feligreses en la mano. Lo mismo ocurrió en la Catedral de Managua, a pesar de que ya estaban establecidas las marcas para que las personas hicieran fila durante la eucaristía.

Otra medida empleada fue la de distribuir a los feligreses por sectores. Por ejemplo, en la catedral se marcaron las bancas de enfrente con la etiqueta de “Familias”, para que ahí se sentaran las personas que llegaban en grupo. Y en en el caso de la Divina Misericordia, para ese fin se destinaron las bancas del extremo derecho y el extremo izquierdo, mientras que las dos filas del centro fueron ocupadas por parejas y feligreses que llegaron sin compañía.

Las bancas de la parroquia Divina Misericordia son desinfectadas para recibir a los feligreses en la siguiente misa, este domingo 4 de octubre de 2020. LA PRENSA/ Wilmer López

En esta parroquia, conocida por haber sido blanco de un brutal ataque policial y parapolicial el 13 de julio de 2018, los servicios religiosos presenciales iniciaron desde el sábado en la noche. Este domingo el templo estaba ocupado en alrededor de un 30 por ciento de su capacidad, estimó Luis Morales, uno de los organizadores del protocolo de la Divina Misericordia.

El equipo logístico de esta iglesia tenía sensores de temperatura, alcohol en atomizador, alfombras con cloro y rótulos que recordaban el uso obligatorio de la mascarilla. Además, ya tiene preparado el salón parroquial por si el templo principal se llena, para ofrecer ahí una misa simultánea. Este domingo, sin embargo, no fue necesario porque la mayoría de las iglesias estuvieron relativamente vacías.

Al final de la misa de las 10:00, las bancas fueron desinfectadas y los feligreses que a esa hora estaban llegando a la Divina Misericordia esperaron afuera pacientemente, pese a que brisaba.

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En la Catedral de Managua las hostias fueron entregadas banca por banca y en las manos de los feligreses. LA PRENSA/ Wilmer López

Catedral con medidas estrictas

Para llegar a la Catedral de Managua este domingo los feligreses tuvieron que pasar por tres controles. En el primer portón se tomaba la temperatura con el sensor; en el segundo rociaban con alcohol las manos de cada persona que entraba y en las puertas del templo echaban nuevamente alcohol. Luego había que desinfectar el calzado en una bandeja con cloro y secarlo en una alfombra.

Un par de personas reaccionaron molestas ante las exigencias, afirmaron personas del equipo encargado de hacer cumplir el protocolo. Pero la gran mayoría se comportó con mucha disciplina.

En las bancas, los sitios para sentarse estaban marcados cada metro y medio. Además, el padre Luis Alberto Herrera, rector de la catedral, bendijo desde una prudente distancia los objetos que le presentaron. No se roció agua bendita.

“El equipo lo conformamos con los diferentes miembros de los grupos parroquiales. Calculamos que tenemos un equipo de unas cincuenta personas para seguir el protocolo que la Conferencia Episcopal diseñó y que cada obispo junto con sus vicarios episcopales han organizado para cada diócesis”, detalló el sacerdote.

Desde el altar, el padre Herrera calculó una asistencia de “doscientas personas o más”. “Si no estuviéramos en pandemia, la catedral tiene capacidad para dos mil personas sentadas”, señaló.

Según el rector del templo, el cumplimiento de las normas en la catedral fue exitoso en “casi un setenta por ciento”. “Claro que había personas que por más que uno le dice que guarden la distancia, pues no. Pero me siento satisfecho porque a la hora que fui a dar la comunión la mayoría estaba con su distanciamiento, banca de por medio inclusive”.

El momento de mayor aglomeración ocurrió al final de la misa, cuando las personas se acercaron a rezar y tomar fotografías de la capilla de la Sangre de Cristo, quemada el pasado 31 de julio, en un acto que el cardenal Leopoldo Brenes calificó como “terrorista”.

Desde el incendio, el fervor por la Sangre de Cristo ha aumentado. “Es impresionante cómo la gente viene, siempre guardando las medidas”, dice el padre Herrera. Y ocurre algo interesante, “no hay persona que no llore cuando mira semejante atrocidad”.

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El padre Luis Alberto Herrera durante la misa de esta domingo en la Catedral de Managua. La próxima misa presencial se ofrecerá el jueves 8 de octubre a mediodía. LA PRENSA/ Wilmer López

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