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LA PRENSA/ ARCHIVO

La historia de Miguel Mora: de sandinista a perseguido político del régimen Ortega Murillo

Alguna vez Miguel Mora defendió políticas del gobierno sandinista y por ello ha pedido perdón. Desde 2018 ha sido uno de los principales blancos de los ataques de la dictadura Ortega Murillo. Así fue su evolución.

En la recepción del Hospital Vivian Pellas está sentado un hombre que parece andar de incógnito. Lleva mascarilla, anteojos y sombrero, pero la gente que pasa a su lado de todas formas lo reconoce. Algunos se detienen un segundo para inspeccionarlo mejor y luego le extienden un puño. “¡Ánimo!”, le dicen. O de entrada preguntan: “¿Cómo está su señora?”. “Con mucho dolor, pero luchando”, les responde a todos Miguel Mora.

El domingo 11 de octubre su esposa, la periodista Verónica Chávez, fue herida en la cabeza cuando simpatizantes sandinistas atacaron a pedradas una reunión opositora realizada en la ciudad de Masaya. La piedra le causó una fisura en el cráneo y una leve hemorragia interna. “Estuvo entre la vida y la muerte”, dice Mora, con los ojos húmedos. Desde ese día casi no sale del hospital.

Antes de abril de 2018 Miguel Mora no tenía problema en reconocerse de tendencia sandinista, pero las cosas cambiaron a partir de entonces. Tras el estallido de las protestas ciudadanas y la violenta represión orquestada desde el Estado contra los manifestantes, el periodista y activista político se ha convertido en unos de los principales blancos de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Le confiscaron ilegalmente su canal, incluidos el edificio y el equipo técnico; lo encarcelaron durante 172 días y desde su liberación, en junio de 2019, ha vivido bajo constante asedio policial.

Ahora se define como “un ciudadano demócrata”. “Para mí el sandinismo representa muerte, cárcel, confiscación, represión y dictadura”, afirma. “Creo que hay que sacarlo del poder por nuestra sobrevivencia como país”.
De hecho, en julio de este año, cuando a través de una carta pública anunció que se apartaba del periodismo para meterse a la política, pidió perdón por haber sido un defensor del Frente Sandinista.

“En diferentes ocasiones admito que cometí el error de creer y defender algunas políticas del gobierno sandinista; pido perdón por ello”, escribió. “Le pido perdón a usted, le pido perdón a mi propia familia, la que ha sido grandemente afectada y ha vivido en carne propia la brutal represión de esta dictadura”.

“Dice la palabra de Dios que debemos arrepentirnos, pedir perdón y alejarnos del mal para alcanzar su misericordia”, agregó. “Doy gracias a Dios que abrió mis ojos y todo eso llegó a su fin un 18 de abril del 2018”.

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Hay quienes consideran que la saña que el Frente Sandinista ha exhibido en contra de Mora y su familia de alguna manera está vinculada con su antigua relación. Él considera que nada que ver, que simplemente es la política de un “Estado terrorista” y que la persecución que ha sufrido se debe a la actitud “beligerante” de 100% Noticias ante la masacre cometida por la dictadura en 2018.

Miguel Mora y su esposa, la periodista Verónica Chávez, participando en una marcha azul y blanco, en 2018. LA PRENSA/ ARCHIVO

Orígenes

Miguel de los Ángeles Mora Barberena nació el 20 agosto 1965 en el barrio Quinta Nina, a orillas del lago de Managua. Su familia materna es de origen campesino y en los años cuarenta migró de Santo Domingo, Chontales, para asentarse en lo que por entonces era una quinta privada poblada por decenas de familias que se instalaron en ranchitos.

Ahí nació y vivió su infancia Miguel Mora. La quinta estaba repleta de “palos de mangos”, recuerda, y comió tantos que ahora ya no los puede ver. Su madre, doña Auxiliadora Barberena, lavaba ropa ajena en la costa del Xolotlán, mientras él asistía a una escuelita pagada en el propio caserío. Con su padre no hubo mucha relación, era un muchacho de poco más de quince años y se fue cuando Miguel era un niño.

Más tarde la familia se mudó a una casa situada cerca del Gancho de Caminos, en el mercado Oriental, y Miguel obtuvo una beca para estudiar cuarto grado de primaria en el Colegio Loyola, donde también cursaría la secundaria. Por la tarde estudiaba y por la mañana le ayudaba a su madre a vender mercadería traída de Panamá. Se bachilleró a los 21 años, porque lo atrasó su participación en las actividades del Frente Sandinista.

Primero entró a la Cruzada Nacional de Alfabetización y luego a la Juventud Sandinista; después cortó café y en 1982 ingresó a un batallón de reserva, hasta que en 1984 finalmente fue llevado al Servicio Militar Patriótico (SMP). A él no lo tuvieron que atrapar en una de las típicas redadas del SMP, porque llegó por su propio pie a presentarse en un centro de salud de Managua. Lo subieron a un camión y se lo llevaron a Mulukukú, que en la propaganda sandinista era conocido como “el paraíso de la juventud”, pero que en la realidad era solo selva.

En los siguientes dos años participó en varios combates y vio morir a muchos amigos. Había que envolver sus cadáveres y cargarlos hasta por una semana a través de la selva o dejarlos sepultados en algún sitio con una marca que permitiera encontrarlos más tarde, cuenta. Hasta hace poco seguía teniendo pesadillas sobre las cosas que vio en la guerra, pero ya las superó. Está convencido de que “Dios” le ha ayudado.

Cuando finalizó su servicio, en 1986, ya estaba cansado de las actividades del sandinismo, asegura. Retomó su secundaria donde la había dejado, en el tercer año, y ya no volvió a salirse del colegio. De su abuelo materno, un campesino que se la pasaba leyendo periódicos y escuchando la radio, había aprendido el gusto por las noticias y en 1989 se inscribió en la Escuela de Periodismo de la Universidad Centroamericana (UCA). Ahí conoció a Verónica Chávez, dos años después.

Por entonces él era un muchacho flacucho de lentes gruesos que ya tenía dos hijos y que, tras mucho rogar, había logrado entrar al noticiero Extravisión para hacer prácticas profesionales. Ella, por otro lado, era una joven “cotizadísima”, que tenía “todo para ser Miss Nicaragua”, la recuerda. No se caían bien.

La muchacha llegó “a buscar prácticas” al mismo noticiero y el director, don Manuel Espinoza, se la endosó al pasante.

—Yo no quiero andar con estorbo —protestó Miguel.
—Vos viniste a mí y me rogaste —respondió su jefe—. Además no te estoy pidiendo permiso, te lo estoy ordenando.
Verónica tampoco estaba contenta.
—Don Manuel —dijo—, yo no quiero andar con este, mándeme con uno que sepa.

Ninguna de las peticiones fue escuchada y tuvieron que trabajar juntos. Pronto se hicieron amigos que se aconsejaban sobre sus respectivas relaciones amorosas y con el tiempo Miguel se fue metiendo “como la pobreza” en la familia de su colega, hasta que un día ella terminó con su novio y empezó a ver con otros ojos a su flaco amigo. “Jalaron” tres años antes de casarse y luego tuvieron dos hijos. La niña falleció a los cuarenta días, por un problema cardíaco, y el niño, Miguelito, nació con parálisis cerebral severa.

“Ella ha sido una mujer muy sufrida”, expresa Miguel, sobre su esposa, sentado en la recepción del Vivian Pellas.

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El periodista Miguel Mora es presentado en los Juzgados de Managua, luego de ser detenido en el edificio de 100% Noticias y posteriormente golpeado.

El noticiero y el sandinismo

En Extravisión se quedó cinco años. Ahí se especializó como periodista de economía y aprendió “el teje y maneje” de un noticiero. Un día decidió que él podía montar uno propio y pensó en 100% Noticias, que nació en 1995 como un informativo de quince minutos.

“Eran tiempos bonitos para reportear”, dice. “Se podía hablar con doña Violeta y con cualquier ministro, pero también eran tiempos convulsivos y todo era noticia. Me iba con tres noticias importantes cada día. Al año, Nicho Marenco me llamó a Canal 4”.

Los sandinistas querían tener un noticiero y pensaron que ese podía ser 100% Noticias. Pero no pasó mucho tiempo antes de que expulsaran a Mora de su propio espacio. “El dueño de Canal 4 es Daniel Ortega, cuando digo que no puedo ser un noticiero sandinista, me sacan y se quedan con todo el personal y con el nombre, simplemente no me dejan entrar”, afirma. “Esa fue la primera censura que me puso Daniel Ortega”.

Un año peleó por el nombre de su noticiero, a través de una demanda que pudo ganar porque en ese momento el Frente Sandinista no estaba en el poder, reconoce. Mientras tanto conducía un noticiero en la radio Magic, que asimismo se llamaba 100% Noticias, y cuando finalmente recuperó su noticiero televisivo se lo llevó a Canal 8, donde estuvo de 1998 a 2000. De ahí se fue por ciertos “conflictos económicos” con el empresario Carlos Briceño.

Anduvo alquilando espacios en el Canal 23 y en el Canal 37 hasta que “salió el cable”. Al comienzo solo había un puñado de canales, pero cuando “Carlos Pellas metió fibra óptica todo mundo quería estar en el cable”, relata. Él fue a solicitar un canal y, tras mucha insistencia, lo colocaron en el 63, donde se mantendría durante 13 años, hasta 2018, cuando el régimen sandinista lo sacó del aire.

¿Qué tipo de relación tenía Miguel Mora con el Gobierno antes de 2018? Según él, “era muy periodística”. Su mayor acercamiento hacia Daniel Ortega y Rosario Murillo se dio en los años noventa, cuando 100% Noticias estaba en Canal 4, sostiene. Amigos nunca han sido y tampoco ha militado en el partido, afirma. “A mí jamás me vas a enseñar un carné que diga Miguel Mora, militante del Frente Sandinista”.

Pasado 2013, cuando la Iglesia y los organismos de derechos humanos ya denunciaban violaciones a los derechos humanos y en el país comenzaba a usarse, con cierta timidez, la palabra “dictadura”, Mora aún expresaba en algunos foros que en Nicaragua había libertad de prensa y de expresión.

Recientemente ha explicado que en aquel momento él respondía como director de 100% Noticias y que si afirmaba que en el país existía libertad de prensa era porque su canal estaba al aire y nadie le impedía transmitir noticias sobre el Movimiento Campesino, por ejemplo.

Antes de eso, en 2012, fue fotografiado junto a Laureano Ortega Murillo en un cóctel navideño. Mora estaba ahí como miembro de AmCham y el hijo de Daniel Ortega se acercó a platicar con los empresarios, explica. “Hasta 2018 yo miré al Cosep sentado (con el Gobierno), yo miraba a todo el mundo, los encontraba en los cócteles, en las embajadas. No habíamos llegado a este nivel de barbarie”.

Según Mora, él empezó a intuir que Ortega y Rosario Murillo eran personas “malvadas” cuando vio la represión a las marchas del Movimiento Campesino, “pero creía que todavía podían manejar la situación”.

Asegura que cuando explotó la revuelta ciudadana de abril de 2018 y 100% Noticias empezó a cubrirla, Orlando Castillo (exdirector de Telcor, q.e.p.d.) lo citó a reunión para pedirle que no informara sobre las protestas y exigirle las cabezas de dos opositores que tenían espacios en el canal: el activista Jaime Arellano y el periodista Luis Galeano.

“¿Qué querés? Lo que vos querás te lo damos, pero dejá de informar. Danos esos dos programas y si no lo hacés atenete a las consecuencias”, habría amenazado Castillo. “Dígale al presidente que nos vamos a mantener como él sabe”, respondió Mora, y el Frente Sandinista asumió que iba a ceder; pero en lugar de eso la línea del canal se volvió frontal.

Mora dejó de hacer de “abogado del diablo” en los debates de IV Poder y se olvidó del “balance” periodístico. “Ya no ameritábamos medias tintas”, sostiene. “Todo mundo se cerró contra la masacre”.

A partir de entonces el Canal 63 se hizo blanco de la censura del régimen y el 21 de diciembre de 2018 fue allanado por decenas de hombres que portaban armas de alto calibre. El periodista y su esposa llevaban alrededor de quince días durmiendo en las instalaciones de 100% Noticias, para evitar el asedio en el trayecto de la casa al canal. Los policías entraron por la puerta principal y mientras avanzaban iban “desbaratando todo”.

Al fondo, en el segundo piso, Miguel Mora, Verónica Chávez y Lucía Pineda Ubau pusieron en marcha el plan de emergencia que tenían preparado. Cerraron sesión en correos y cuentas de la empresa, apagaron las computadoras, informaron a través de grupos de WhatsApp que estaban siendo invadidos y, cuando los policías entraron a la oficina, alzaron las manos. “Entraron como que iban a atrapar al Chapo Guzmán”.

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En noviembre de 2019 los periodistas Miguel Mora y Lucía Pineda Ubau recibieron en Nueva York el Premio Internacional a la Libertad de Prensa. LA PRENSA/ CORTESÍA

Cárcel y política

Acusados incitar al odio y la violencia, en un proceso sin pruebas, Miguel Mora y Lucía Pineda Ubau fueron encarcelados durante 172 días. Antes de ser traslados a La Modelo y La Esperanza, respectivamente, coincidieron en las celdas preventivas de la Dirección de Auxilio Judicial, el Chipote.

A pesar de todo, él se mantuvo “siempre optimista”, asegura Pineda Ubau, una de las periodistas que más tiempo ha laborado con Mora. “Me dijo: ‘No te preocupés, Lucy, que vas a salir’. Al siguiente día se lo llevaron a los juzgados. Tal vez pensó que me liberarían y me daba ánimo como suele ser él, que en medio de la tempestad guarda la calma y sigue con fe”.

De acuerdo con la periodista, aunque Mora era de tendencia sandinista siempre solicitaba que “eso no influyera” en la agenda de 100% Noticias. Decía “que informáramos lo que era y con balance”, afirma.

En la actualidad Miguel Mora está alejado de la agenda noticiosa del canal, responsabilidad que dejó en manos de Lucía. La política y el periodismo son poderes antagónicos, un periodista no puede ser político y de ninguna manera un político puede hacer periodismo. Mora lo sabe, por eso se distanció de su proyecto de toda la vida. Asegura que está dispuesto a seguir en pie de lucha como parte de la oposición, aunque eso signifique más represión.

De pronto entra una llamada a su teléfono celular. Es el líder campesino Medardo Mairena, otro de los personajes conocidos de la oposición. “Medardo es mi hermano, estuvimos presos juntos y hemos desarrollado una gran amistad. Está preocupado por Verónica, pero me imagino que está llamando por algo de la Coalición”, explica Mora. Ahora su mundo gira en torno a algo más grande que 100% Noticias.

 Mora en su antigua oficina de 100% Noticias.

Dos visiones

Para Lucía Pineda Ubau, directora de 100% Noticias, Miguel Mora “siempre ha sido de mente positiva” y ha animado a los periodistas jóvenes a que aprendan distintas habilidades, como editar, ser controlistas y manejar redes sociales y cámaras. “100% Noticias es una escuela donde muchos se formaron y hoy están en otros espacios de noticias”, sostiene la directora del canal.

“Como jefe siempre preguntaba: ‘¿Qué primicia tenemos para hoy, Lucy? Llamemos a las fuentes, apostemos bastante a los temas económicos que es lo que la gente quiere saber, cómo estará su economía todos los días, lo social, político, jurídico’”, relata la periodista. Para ella, Mora “es amigo, sabe detectar los talentos de cada persona y da oportunidades”.

Sin embargo, varios de sus antiguos trabajadores lo describen como un jefe “autoritario” y “ausente” que no velaba por el bienestar de sus empleados. “Es una persona que no tiene mucha cercanía con los trabajadores, casi siempre estaba en el canal, pero estaba en lo suyo. Para él lo primero es el canal, lo segundo es el canal y lo tercero es el canal. No hay armonía, él era el jefe y lo que él decía tenía que cumplirse”, afirma la periodista Matilde Sequeira, quien laboró en el canal de abril a diciembre de 2018.

“En lo personal nunca me trató mal, nunca me faltó el respeto de gritarme”, dice Sequeira. “Pero sí existía ese sentimiento de que no había cercanía”.

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Por invitación del Partido de Restauración Democrática (PRD), Mora es parte del Comité Nacional de la Coalición Nacional. En julio de 2020 se apartó del periodismo. LA PRENSA/ ARCHIVO.

Apuntes personales

  • Su comida favorita es el indio viejo.
  • Cuando estaba en la secundaria le decían el Pulpo.
  • No le gusta ir a la montaña porque quedó “aburrido” de ella en el servicio militar.
  • Le tiene miedo a las arañas, los murciélagos, los ratones y las cucarachas. En la cárcel había todo eso.
  • Le gusta ver series y películas y su libro favorito es “La Cabaña”.
  • Es evangélico y tiene tres hijos. Dos (hombre y mujer) de su primer matrimonio y uno con Verónica Chávez.
  • En 2019 afirmó que si se sacara la lotería lo primero que haría es comprar equipos para 100% Noticias.
  • En noviembre de 2019 Miguel Mora y Lucía Pineda Ubau recibieron en Nueva York el Premio Internacional a la Libertad de Prensa, otorgado por el Comité Internacional para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).
  • Según Miguel Mora, la última vez que él votó por Daniel Ortega fue en 1996.
    Actualmente vive “del amor y la solidaridad” de su familia y sus amigos, afirma.

 

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