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En el 2019, las remesas procedentes de Costa Rica sumaron 306.5 millones de dólares. LA PRENSA/ARCHIVO

Llegan menos remesas de Costa Rica y Panamá. Crecen las provenientes de EE.UU. y España

Según el sociólogo Cirilo Otero, los países centroamericanos enfrentan problemas de desempleo y miles de nicaragüenses se tuvieron que regresar a su país

Las remesas familiares procedentes de Costa Rica y Panamá sufrieron una reducción de 28.3 millones de dólares entre los meses de enero y agosto de este 2020, con respecto al mismo período en 2019.

Eso indican las estadísticas publicadas el viernes (16/10/2020) por el Banco Central de Nicaragua (BCN), lo que significa que las remesas familiares sí han sufrido el impacto de la crisis sanitaria del Covid-19. Los montos de dinero proveniente de esos dos países centroamericanos comenzaron a descender en marzo y se han mantenido en negativo hasta agosto.

De acuerdo con la información oficial, las remesas provenientes de Costa Rica tuvieron una merma de 17.5 millones de dólares, mientras las de Panamá, de 10.8 millones.

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Sin embargo, en términos porcentuales el panorama es distinto porque los montos de dinero enviados desde Costa Rica son mayores. De hecho, ese país sigue estando en el segundo lugar del origen de las remesas familiares que recibe Nicaragua, aunque España está muy cerca de alcanzarlo.

Porcentualmente hablando, los montos de remesas procedentes de Costa Rica cayeron en alrededor del 9 por ciento y las de Panamá, 19 por ciento.

Las remesas provenientes de Estados Unidos y España han aumentado.

Para el sociólogo Cirilo Otero, la caída de las remesas provenientes de Costa Rica y Panamá probablemente se debe a que en esos países hay problema de desempleo, debido a la pandemia del coronavirus.

Otero señaló que, debido a esa misma situación, miles de nicaragüenses se han visto obligados a regresar a Nicaragua, teniéndose que enfrentar en un principio a la negativa del régimen orteguista de permitirles entrar al país. “Lo más escandaloso fue el caso de Panamá”, recordó.

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Según el sociólogo, ese grupo poblacional regresó de esos países y dejó de enviar remesas, incluso desde antes de emprender su camino de regreso. “Esta gente retornó, vino sin trabajo y sin ahorros”, analizó.

El 17 de septiembre pasado, el régimen, por medio del Ministerio de Gobernación informó que casi 60 mil nicaragüenses habían regresado al país desde el 11 de marzo a esa fecha. Más de 4,200 de esos connacionales llegaron de Panamá, detalló en su comunicado.

El economista independiente y catedrático universitario Luis Murillo explicó, recientemente, que los nicaragüenses que están volviendo a Nicaragua representan una presión adicional a la maltrecha economía del país, que experimentará su tercer año consecutivo de contracción en este 2020.

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“En primer lugar el mercado laboral es informal, la actividad económica está en una recesión y eso va a generar dos problemas: uno, como los economistas lo denominamos, un menor flujo de ahorro externo, como son las remesas; y dos, un problema social en el país”, explicó Murillo.

Abril fue el mes más difícil para los nicaragüenses que trabajan en el exterior por la pandemia del Covid-19.

Régimen sin plan

En estos días, el régimen orteguista, por medio de sus funcionarios, ha divulgado que las remesas no han sido afectadas por la pandemia del Covid-19, como se esperaba, y es uno de los argumentos que está utilizando para proyectar una recuperación económica en los próximos meses del año.

En opinión de Otero, el régimen está promoviendo el tema remesas porque “todas las puertas de cooperación y crédito están cerradas, y posiblemente hasta el BCIE (Banco Centroamericano de Integración Económica) se está viendo en este momento a regañadientes en relación con prestarle recursos a la dictadura”.

“La dictadura no tiene de otra que vivir de los impuestos y ahora se agarra de las remesas, porque efectivamente la gente, a pesar de su crisis en el exterior, sigue mandando sus centavitos a Nicaragua”, aseveró el sociólogo.

Para Murillo, los gobiernos de Nicaragua siempre han aplaudido la “exportación” de migrantes para que crecieran los montos de remesas enviados al país, pero nunca han establecido un plan de inversión o manejo de esas remesas.

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Según Otero, la ruta recomendada en el tratamiento de las remesas es ingresos-ahorro-inversión-ganancia, pero eso en Nicaragua no se pone en práctica, sino que lo que prevalece es el gasto desordenado.

En ese sentido, Murillo explicó que la mayor parte del dinero que envían los migrantes a sus familiares se utiliza para “consumo de alimento, una pequeña parte se usa en educación y una cantidad menor para hacer mejoras a las casas”.

En otras palabras, las remesas, afirmó, tienen un objetivo casi de sobrevivencia.

Crecen envíos desde EE.UU. y España

Mientras las divisas enviadas por los nicaragüenses que trabajan en esos dos países centroamericanos han caído, las provenientes de Estados Unidos y España han experimentado un incremento de 17 y 22 por ciento, respectivamente. Esto llama la atención debido a que esos dos países han sido golpeados fuertemente por la pandemia.

Los ingresos en concepto de remesas desde esos dos países solo se vieron afectados en abril último. Los envíos desde Estados Unidos solo experimentaron un leve crecimiento de 2.5 por ciento y las de España sufrieron un descenso de 14 por ciento.

“En España la gente pensó que se había terminado el problema del coronavirus y comenzó a reactivarse, porque son una economía muy activa y de grandes proporciones y la gente tiene muy acentuada una cultura de la diversión. Pero luego vino lo que los médicos llaman un rebrote de la enfermedad. Pero ahí hay más dinero y ojalá se mantenga la posibilidad de seguir enviando dinero a sus unidades familiares”, aseveró el sociólogo.

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