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Fabio Gadea Mantilla, director de Radio Corporación. LAPRENSA

Fabio Gadea: “No hay voluntad de hacer unas elecciones libres”

Fabio Gadea Mantilla tiene 88 años de edad. Desde hace meses está en confinamiento por la pandemia del nuevo coronavirus.

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Fabio Gadea Mantilla tiene 88 años de edad. Camina encorvado, o como él mismo se compara con la canción de Piero, “ya camina lerdo, como perdonando el viento”. Le duelen las piernas, entre otras partes del cuerpo. Pero todos los días se sienta frente a su computador, acompañado de un crucifijo, para escribir artículos o dirigir, junto a su hermano Carlos, Radio Corporación.

Desde hace meses está en confinamiento por la pandemia del nuevo coronavirus. Le hace tanta falta llegar a la radio que lo único “que hago es imaginármela”. Pero está convencido de que su radio es la más escuchada por las distintas opiniones que ahí tienen sus espacios.

En 2011 fue candidato a presidente por el Partido Liberal Independiente (PLI) y sacó el 33 por ciento de los votos, según los resultados oficiales del Consejo Supremo Electoral (CSE). Sin embargo, Gadea Mantilla está seguro de que le robaron las elecciones. “Yo las gané”, dice en esta entrevista, en la que habla de cómo se evitaría, de realizarse elecciones el próximo año, un fraude electoral; la desunión en la oposición y el temor por las aprobadas leyes de agentes extranjeros y de ciberdelitos, que, según él, son más fuertes que las censuras de la dictadura somocista.

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Usted fue candidato a presidente en 2011. ¿Costó bastante su candidatura?
Aquellos tiempos eran distintos. Las personalidades que vemos ahora han cambiado muchísimo. Nosotros en el PLI teníamos un grupito de partidos poderosos. Y, además, yo tenía como 50 años de publicidad adelantada por Pancho Madrigal. Era y soy un hombre muy popular. Entonces la gente votó por Pancho o por mí. Tenía buena imagen por los programas de radio que hacía. Yo nunca tuve exabruptos ni pleitos con nadie. Yo ofrecí una montaña de votos, que la puse. Las manifestaciones fueron monstruosas, sin pagar buses ni pagar a nadie.

¿Creyó que iba a ganar?
Por supuesto, pero, además, es que yo gané, yo gané. Lo que pasa es que contaron los votos a su manera. El mismo día de las elecciones, yo recibí llamadas de amigos que estaban en las mesas electorales y me decían: “Don Fabio, ni corra que es out”. Tal vez en una mesa electoral había sacado 275 votos y solo ponían que había sacado 75, y los 200 votos se lo ponían al Frente.

Teniendo en cuenta ese fraude que cometieron en esas elecciones, ¿no cree que ocurriría lo mismo en las próximas elecciones de 2021?
Es que se tiene que cambiar todo el sistema electoral, no solo los magistrados sino a todos los funcionarios de cada departamento y de cada municipio, porque está lleno de gente viciada, gente que cambia las boletas y se roba los votos. Para cambiar eso tiene que haber voluntad y yo no veo que haya voluntad.

Entonces, ¿usted cree que no habrá elecciones?
Es una pregunta difícil… Ahorita, por ejemplo, con la resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA), si se quisiera quedar bien, se sacarían a los presos políticos. ¿Cuánto tardás en hacerlo: una hora, tres horas, un día? Pero no sacan a nadie, entonces eso quiere decir que no hay voluntad de quedar bien. Solo con una orden pueden mandar a los policías a los cuarteles. Entonces si no hay voluntad de hacer esas pequeñas cosas, menos que haya voluntad de hacer elecciones libres.

“El mismo día de las elecciones (2011) yo recibí llamadas de amigos que estaban en las mesas electorales y me decían: “don Fabio, ni corra que es out”. Tal vez en una mesa electoral había sacado 275 votos y solo ponían que había sacado 75, y los 200 votos se los ponían al Frente Sandinista”

Existen analistas que dicen que las divisiones o rupturas que estamos viendo en la oposición nicaragüense son normales y necesarias en el reacomodamiento del bloque opositor. ¿Usted qué cree?
Esto es absolutamente anormal. ¿Cómo va a ser necesario en un país como este: sin leyes, sin instituciones ni nadie que te proteja? ¿Cómo se va a estar haciendo una coalición de partidos, y una organización la abandone así nomás? Con toda la simpatía que le tengo a la Alianza Cívica, a mí me parece una verdadera aberración, una barbaridad. No sé quién tomó esa decisión.

¿Se siente decepcionado?
No, porque las cosas siempre tienen su solución. Vamos a ver cómo se solucionan. Pero, por ejemplo, me dolió mucho que el doctor Ernesto Medina se retirara de la Alianza y después me di cuenta que tenía toda la razón.

Fabio Gadea Mantilla. LAPRENSA/Óscar Navarrete

¿Por qué cree que no se logra la unidad en la oposición?
Porque los nicaragüenses somos egoístas, no respetamos la opinión de los demás. Eso es vital cuando uno hace una alianza. Lo lógico es que todos expongan sus pensamientos para conseguir el objetivo, que en este caso es derrocar a la dictadura. Pero aquí no respetan las ideas diversas. No hay comprensión humana.

Sabemos que por su edad está fuera de los partidos políticos, pero viendo estas diferencias, ¿no le dan ganas de regresar y aportar con su experiencia?
Sí me dan ganas, pero no puedo (ríe). Mi cuerpo no me lo permite. Además, he visto caer a la dictadura de Somoza y una vez a la de Daniel Ortega. Y por una barbaridad de mis queridísimos amigos, José Rizo y Eduardo Montealegre, perdimos la democracia.

Usted que ha visto caer a esas dictaduras, ¿cree que está cerca de caer la de Ortega?
La dictadura de Somoza era una cosa diferente, porque era de derecha, y respetaba de alguna manera a las otras naciones, a Estados Unidos, a la OEA. Mientras que la OEA le ordena algo a Ortega, y este se ríe, como también lo hace Nicolás Maduro en Venezuela. Por eso no se pueden comparar, pero toda dictadura tiene su fin.

En 2018 parecía que la oposición tenía más unidad. ¿Qué pasó dos años después?
Pues seguimos unidos. Se pararon las marchas por las balas, por todos los muertos. Y no se ha parado, la lucha sigue, y es tan así, que ahorita se estaba haciendo la coalición. La cosa iba.

¿Usted cree que el Frente Sandinista está detrás de esta división?
No creo que exista alguien tan canalla que pueda aceptar algo, un soborno, para desbaratar esto. No creo, no lo concibo y mente no quiere pensarlo.

Algunos dicen que los empresarios, que antes eran aliados de Ortega, podrían estar haciendo el juego. ¿Usted qué cree?
Bueno, eso lo dirá el tiempo. Ya veremos, no se puede adivinar.

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Recientemente se han aprobado leyes (de agentes extranjeros y ciberdelitos) que afectarían directamente a los medios de comunicación. ¿A usted, que es un empresario radial, le da temor?
Por supuesto que nos tiene pensativos. Esperamos que de alguna manera esa ley la echen para atrás. Porque la gente llama a la radio y por ejemplo dice: “Soy fulano de tal, vivo en el barrio Altagracia, y quiero denunciar esto…” y está diciendo la verdad, pero ahora con esta ley, los ministerios pueden decir que eso es mentira y presentar un testigo diciendo que está mintiendo, entonces le pueden poner cuatro años de cárcel. La gente va a preferir no hablar a la radio. Esto, fuera de las sanciones que pueda recibir la radio, Dios quiera que no.

Pero a lo largo de la historia se han aprobado e implementado leyes similares. ¿Usted cree que esta ley es más fuerte?
Así es, es mucho más fuerte. En el pasado hemos sido censurados, nos ponen una multa, pagamos y seguimos. O nos ponían un guardia en la radio para censurarnos y que mire lo que se va a leer, en tiempos de Somoza. En el tiempo del sandinismo fue peor. Mandaban a censurar. Pero ahorita no van a mandar a nadie a ver. Ahora cuando manden, será para sacarnos a culata limpia.

¿Están tomando medidas en la radio por esta ley?
Sí, estamos conversando con los periodistas porque se tiene que crear un nuevo tipo de información sin caer en eso que la ley señala como delitos. Hemos hablado un poco pero no lo necesario porque la misma pandemia nos impide muchas cosas, entre ellas, poder reunirnos en persona. Solo por redes sociales. Pero vamos a ver cómo nos moderamos, sin perder la dignidad informativa que siempre hemos tenido.

Se han dado varias demandas contra medios de comunicación, pero todavía no se menciona a Radio Corporación. ¿Están alertas?
Claro que sí. Y hemos seguido las demandas a los otros medios porque hacen un trabajo heroico en este país.
Usted también es un generador de opinión a través de sus editoriales en la radio y sus escritos. ¿Se va a moderar con esta ley?
Yo siempre haré mi trabajo. Pongo un crucifijo enfrente de mi computadora y le pido a Dios que me dé un poquito de sabiduría. Y hasta hoy me ha dado resultados.

Ahorita mismo el panorama es deprimente: la oposición se divide, el régimen se cierra a no negociar y se aprueban leyes para legalizar la represión. ¿Hay señales para ser optimista?
La esperanza que nunca se pierde. El día que la perdamos y el optimismo, estamos perdidos de antemano. Eso es lo que puede sacarnos adelante.


Plano personal

En 1982 se exilió en Costa Rica y allá se volvió el jefe de divulgación de la contrarrevolución que peleaba contra el régimen sandinista.

Es consuegro de Arnoldo Alemán, expresidente y acusado de corrupción. Su hijo Jerónimo se casó con María Dolores, hija de Alemán. Por este parentesco un periódico nacional denunció que el gobierno de Alemán “galopó” para instalar agua, luz eléctrica y reparar un camino en su hacienda El Galope, en Carretera a Masaya.

“Hay muchas cosas en las que no estoy de acuerdo con Arnoldo Alemán. Me llevo bien, pero somos parientes y no se debe ventilar eso en público”, dijo en 2007.

Le gusta mucho leer. Navidad y Semana Santa las pasa en Ocotal, leyendo.

Además de empresario radial, locutor y actor, pinta óleos, rasca la guitarra, declama y escribe versos y canciones.

Su gran amor fue Thelma Vogel, quien falleció en 2013. La conoció hace más de 50 años en un cursillo religioso en el antiguo Pedagógico La Salle. “Lo quiero tanto”, dijo Vogel a Magazine en 2007.

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