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El papa versus maniqueísmo

La Iglesia católica en los dos últimos siglos de su existencia abrió ventanas con amor de caridad que la caracteriza como institución humana de origen e intención histórica divina, pues fue fundada por Cristo cuando le dijo a su apóstol Pedro: “Tú eres piedra y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.

Hubo tiempos en los que la Iglesia cerró sus puertas al cambio, a la apertura que exigían los adelantos innegables de la ciencia y de las necesidades humanas de los católicos, porque iglesia somos todos los que creemos en ella y practicamos y obedecemos los principios que dicta el papado.

Bendito el día en que termina la Inquisición, la que hoy se considera un equivocado maniqueísmo.

Fue Manes o Mani, un líder religioso del siglo III después de Cristo, en Porto, región histórica situada al NE de Irán, el creador e impulsor de la “fe definitiva”, basada en dos principios: Bien–Mal, sin alternativas. Es decir lo bueno es definitivamente bueno, lo malo definitivamente malo. La figura insignia de esta doctrina es el pavo real.

Tristemente, por humana la Iglesia fue maniqueísta. Los papas pos-inquisición han pedido perdón por los errores cometidos en ese tiempo.

Pareciera que algunos católicos añoran el maniqueísmo, hoy considerado absurdo, para todas las cosas científicas, sociales, históricas y hasta religiosas, siempre y cuando en religión no contradigan las cuestiones dogmáticas. Para los católicos es dogmática aquella verdad declarada ineludible por el papa Ex Cathedra.

Las declaraciones del papa Francisco dadas durante una entrevista han despertado suspicacias, realmente infundadas. El papa no pronunció la palabra matrimonio, al referirse a la vida de homosexuales que vivan juntos. Él, afirmó que las personas que adolecen de tal condición tienen derecho a vivir en familia. Es de todos conocido casos donde un homosexual, hombre o mujer ha sido echado de su propia familia. Esa actitud familiar o es virtuosa desde el punto de vista religioso, es cruel, inhumano. Recuerdo que mi padre, ilustrado en cuestiones varias decía que ninguna familia escapaba de tener en su seno, un ladrón, un borracho, una prostituta, un homosexual, cuidado decía, nos puede tocar uno o más de esos casos.

Sencillamente el papa Francisco, ha confirmado el derecho de los homosexuales de vivir en familia. Familia no es solo matrimonio. Existen matrimonios que no son verdaderas familias y viceversa.

Respecto a la última encíclica Fratellis Tutti, se publicó en LA PRENSA de hace algunos días un escrito irrespetuoso que nombra a la encíclica Tutti-Fruti. Doloroso que un católico use tal calificativo para una Carta papal. No se nota revoltijo de criterio en la encíclica, solo apertura. Un abrir de ventanas para que el aire de la actualidad circule en el ámbito de nuestra iglesia, madre y maestra. El amor fraterno que proclama el papa nos debería llenar el alma de gratitud y esperanza sobre que el maniqueísmo es asunto del pasado.

Quienes somos católicos practicantes nos sentimos más a gusto dentro de una iglesia cercana, abierta y que en lugar de castigo nos ofrece amor fraterno.

La autora es profesora retirada.

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