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LA PRENSA/ARCHIVO/Oscar Navarrete

Así es como más de 237 mil nicaragüenses quedaron sin préstamos en tres años

El número de nicaragüenses sin financiamiento podría ser mayor si se incorpora el financiamiento que ha dejado de dar la banca nacional. Solo este año más de 40 mil han perdido los créditos que dan las microfinancieras, cuyos estragos de tres años de crisis han sido dramáticos. El sector espera mejoría en el último trimestre de este año.

Al  menos dos crisis han golpeado en los últimos 12 años al negocio del microcrédito en Nicaragua, pero quizás la registrada entre el 2018 y 2020 pasará a la historia como la más  severa, incluso posiblemente peor que los estragos que hizo el Movimiento No Pago entre el 2008 y 2011.

Solo en el 2020 el sector espera cerrar con una reducción de más del 13 por ciento en relación con los resultados en el 2019, lo que significará para la economía menos circulación de dinero y habrá más personas con necesidad de financiamiento.

Las perspectivas no son alentadoras en una economía que acumula tres años de recesión y en momentos en que ni los bancos quieren soltar dinero a las actividades productivas y de consumo, pese a que para reactivar la generación del empleo y mejorar los ingresos del país el crédito es fundamental, además de resolver otros cuellos de botella, que están indirectamente relacionados con la economía, como es la inestabilidad política y la crisis de institucionalidad.

Las proyecciones de las microfinancieras evidencian la crisis de liquidez en las actividades productivas: al finalizar este año se espera que 40.5 millones de dólares salgan de circulación y 48,477  queden sin financiamiento, según cálculos basados en las proyecciones de la Asociación Nicaragüense de Instituciones de Microfinanzas (Asomif) y sus datos de cierre del 2019.

En declaraciones a LA PRENSA,  Julio Flores Coca, presidente de Asomif, explica que “a raíz del inicio de la pandemia Covid-19 en marzo 2020, las afiliadas (de la organización) se vieron obligadas a ajustar sus proyecciones del año esperando cerrar con un saldo de cartera de 275.6 millones de dólares y con 312,147 clientes. Respecto al cierre de 2019, esto significa una reducción de 12.8 por ciento de la cartera y 13.4 por ciento en clientes”, detalló.

Dramática reducción desde 2018

La caída es más drástica si se compara con los datos que se tenían en el 2017, antes del estallido de la crisis política en el 2018 y que confirmarían por tanto que el torbellino por el que atraviesan estas entidades es casi igual o peor que la crisis de deuda que se desató en el 2008, pero esa vez alentada por el Gobierno.

En el 2017 la cartera de clientes era de 549,465 y la de crédito 518.59 millones de dólares, una reducción sustancial si se compara con las expectativas de cierre de Asomif al término del 2020.

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Con ello, en tres años de la crisis actual, la economía habrá perdido 242.99 millones de dólares en microcrédito, lo que representa un golpe entre los sectores que no tienen acceso a la banca nacional.

En tanto, la contracción de la cartera habrá dejado a 237,318 nicaragüenses sin un microcrédito, que se concentra principalmente en el comercio, industria y actividades agropecuarias. El deterioro de estos indicadores significa una caída de 47 por ciento en la cartera de crédito y 43 por ciento la clientela en el trienio, un retroceso muy por encima de más del 30 por ciento que se registró durante los No Pago, entre el 2008 y 2011.

La esperanza del sector es que en el último trimestre haya una mayor estabilización. Flores destacó que la reducción fue máximamente en los primeros siete meses de este  año. “A partir del mes de agosto observamos una estabilización de la cartera y clientes, y esperamos un crecimiento de cartera en el último trimestre del año, por un incremento de la demanda de los microempresarios, los cuales apuestan a mejorar sus ventas a partir de la entrega del aguinaldo a los asalariados”.

De diciembre de 2019 a septiembre de 2020 la cartera de las microfinancieras ha decrecido 13.6 por ciento y los clientes se redujeron en un 12.1 por ciento. Es decir que hasta la fecha ya 43,929 personas han quedado sin financiamiento y 43.1 millones de dólares están fuera de la economía.

También influye la cautela

El economista Luis Núñez Salmerón dice que esto representa un golpe sobre todo para las micro, pequeñas y medianas empresas, que son altamente dependientes de este financiamiento, que estima en al menos 8,000. Estas también están siendo cautelosas, en un contexto adverso sobre todo para el turismo, considera.

Las empresas  prefieren sobrevivir antes que  continuar el  endeudamiento. “El  turismo tiene una caída estrepitosa de un 40 por ciento,  según  lo ha reconocido el  Gobierno, y  no se va a  recuperar así por así. Los indicadores a nivel mundial indican que el turismo es una actividad de las más golpeadas”, recuerda Núñez.

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También están entre las víctimas de esta debacle del microcrédito, los préstamos personales, donde también habría cautela. Al respecto, Núñez explica que estos tipos de préstamos se usan generalmente para hacer compras como las de Navidad o  los útiles escolares de los  hijos al iniciar el curso lectivo de cada año. “Hacerse de un crédito personal para hacer un emprendimiento no es algo que yo recomiende porque es un crédito caro y no favorable porque la financiera no te va a dar tiempo para recuperar inversiones”, afirma.

 Mora da señales de estabilizarse

Pero más allá de eso, lo cierto es que la radiografía de estabilidad de las microfinancieras  la determina el nivel de pago de sus clientes. El titular de Asomif refiere que la cartera en riesgo mayor a 30 días  de las socias de la organización —la mayoría del mercado— ha estado disminuyendo, principalmente en el segundo semestre de este año.

Pasó de 18.9 por ciento en diciembre 2019 a 13.1 por ciento al 30 de septiembre 2020. Sin embargo, informes presentados por el Consejo Nacional de las Microfinancieras (Conami, el ente regulador de todo el sector) revelan que hay microfinancieras que tienen el 19.50 por ciento de cartera en mora, otros el  28 por ciento y  hay algunas que  llegan al  53 por ciento en mora.

La reducción de créditos en la cartera  del sector microfinanciero se le atribuye al Covid-19 en gran medida. El representante de Asomif detalló que “entre los problemas más significativos está el descenso en las colocaciones, debido a la disminución de la demanda solvente de la microempresa urbana y rural, incremento de la mora en el segundo trimestre del año, lo que generó tensión en el flujo de liquidez de las IMF (Instituciones de Microfinanzas) debido a las reprogramaciones y condiciones especiales que se han otorgado a los clientes”.

Se ha restringido el fondeo, cree economista

En ese contexto tan adverso, las microfinancieras están buscando cómo no repetir los errores del pasado y para evitar una crisis insostenible casi como la ocurrida con los No Pago entre el 2008 y 2011, se han apurado a tomar acciones rápidas, principalmente con los fondeadores, a los que llevaban años reconquistando tras el fiasco del pasado con los morosos.

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El presidente de Asomif  sostiene que lo  primero que han hecho es cultivar permanente comunicación con todos los organismos proveedores de fondos que apoyan a la industria de microfinanzas en el país, teniéndolos al tanto de las diversas tareas y acciones que a nivel público y privado se implementan ante el Covid-19.

Flores afirmó que a los proveedores “se les ha hecho ver la necesidad de contar con su apoyo para asegurar el suficiente flujo de recursos que no limite el otorgamiento de créditos en aquellos sectores que lo demanden o no menos importante, la posibilidad de ofrecer a los clientes condiciones temporales a sus créditos mientras dure el efecto del Covid-19”.

De hecho el economista y catedrático, Óscar Neira, explica que  “la disminución de los montos nominales de dinero de las microfinancieras son un indicador que los fondos externos, que sirven para financiar los créditos de las instituciones financieras que no son sociedades de depósitos (no están autorizadas a tener depósitos de sus clientes como los bancos comerciales), se han restringido. Básicamente porque los fondeadores externos estiman que es muy alto el riesgo país”.

Por otro lado, Flores asegura que las instituciones microfinancieras y financieras han adecuado sus protocolos y carteras de crédito a las circunstancias. Finalmente, las entidades  sostienen una estrecha coordinación con el ente regulador para revisión y ajustes de normas que se adecuen a la situación actual de la industria.

Economía Asomif microcrédito Nicaragua préstamos archivo

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