La Iglesia católica enseña que la vida humana debe ser protegida desde el momento de la concepción y que el aborto provocado es un pecado grave contrario a la ley moral para quien lo ejecuta, colabora o promueve. (Cf. Catecismo 2270 a 2272). Yo soy católico.
Por otra parte, los católicos debemos participar en política. Pero la Iglesia no tiene una opción política determinada. Las preferencias políticas quedan a la conciencia de los ciudadanos católicos. Es normal que frecuentemente los católicos escojamos opciones diferentes. Ninguna opción coincidirá totalmente con todos nuestros principios; cada uno debe escoger la que en conciencia le parezca que mejor coincida, con la ayuda del Espíritu Santo y el Magisterio de la Iglesia. (Cf. Catecismo 1787, 1788, 1901 y 1915). Respetando a quienes, según su conciencia, escojan otra opción. (Cf. Catecismo 1987).
La Conferencia Episcopal de Estados Unidos orienta a los católicos estadounidenses que siempre deben escoger la opción que, según su conciencia, incorpore mejor la doctrina de la Iglesia; que no deben votar considerando solo un tema; y que si un católico no comparte la posición de un candidato en un tema concreto que implique un mal moral grave, como el aborto, puede razonablemente votar por él por otras razones moralmente graves, sin que por eso su voto signifique apoyarlo en aquel tema. (Cf. Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles 5, 7, 30, 34 y 35).
Muchos consideraron que las posiciones de Biden-Harris sobre el aborto obligaban a los católicos estadounidenses a no votar por ellos. Pero, como periodista de opinión, comenté que según mi criterio la posición de Trump en otros temas justificaba que los católicos estadounidenses no votaran por él, sino por Biden-Harris. Como unos cuantos hermanos católicos mostraron sorprenderse, considero oportuno explicar nuevamente mis razones.
En Estados Unidos no existen hospitales públicos. Existen “centros comunitarios” privados y caritativos, que ayudan; muy pocos para la inmensa población de 330 millones con 12 por ciento de pobres. (Cf. Perfil del Sistema y Servicios de Salud de EE. UU., OPS, 2020). Cada año mueren 45 mil estadounidenses por no tener un seguro de salud. Trump quería eliminar el Obamacare que da atención a 17.6 millones de personas; Biden ofrece ampliarlo a 30 millones; suprimirlo causaría la muerte de 100 mil personas cada año. (Cf. American Journal of Public Health, Estudio de la Escuela de Salud Pública, Universidad de Harvard, 2019).
Trump rompió el Acuerdo de París: el esfuerzo mundial para evitar el daño a la vida en la Tierra por la contaminación. Impulsaba el uso de carbón y petróleo altamente contaminantes. La contaminación destruye la capa de ozono y el sol está derritiendo los polos, causando grandes trastornos: inundaciones, sequías, desertificación, escasez de agua potable y alimentos. Esto mata a siete millones de personas anualmente. Causa el 25 por ciento de las muertes y enfermedades mundiales. La salud humana está en situación desesperada por no tomar medidas urgentes. El liderazgo del presidente de Estados Unidos es determinante en este tema. (Cf. Perspectiva Mundial del Medio Ambiente, Informe de 250 científicos de 70 países, ONU, 2019).
Me duelen todos los niños abortados en Estados Unidos, pero también las 100 mil personas que morirían sin Obamacare, los 7 millones que mueren en el mundo por el cambio climático y “la destrucción de la vida humana en la Tierra”, que preocupa tanto al papa Francisco. (Cf. Laudato si 23, 24 y 25).
Aquí los sandinistas dicen estar contra el aborto, incluso penalizaron el llamado aborto terapéutico. Si hay elecciones libres, la oposición unida seguramente incluirá en sus listas a candidatos de partidos que defienden la libertad de decidir abortar (como fue en 1990 y 2011). Igual que en Estados Unidos, no creo que en Nicaragua los católicos deberíamos votar a favor de los sandinistas, en contra de la oposición, por el tema del aborto; sin que eso signifique que apoyemos la opción “pro choice” y dejemos de defender la opción “provida”.
El autor es abogado y comentarista político.
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