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Más de 1,500 personas reciben un tiempo de comida en los comedores comunitarios en Bilwi. LA PRENSA / CORTESÍA NIDIA WHITE

Más de 1,500 personas reciben un tiempo de comida en los comedores comunitarios en Bilwi. LA PRENSA / CORTESÍA NIDIA WHITE

Comedores comunitarios brindan comida a más de 1,500 damnificados en Bilwi

La Asociación de Mujeres Nidia White habilitó cinco comedores a los que asisten a diario entre 300 y 400 personas para recibir un tiempo de comida. La crisis alimentaria en el Caribe Norte persiste

El paso de los huracanes Eta y Iota sobre las comunidades de la Costa Caribe Norte de Nicaragua agudizó la crisis alimentaria en la zona, por ello desde hace dos semanas, más de 1,500 personas – incluyendo niñas, niños, mujeres y ancianas – hacen filas a diario para recibir al menos un plato de comida en alguno de los cinco comedores comunitarios que la Asociación de Mujeres Nidia White ha habilitado ante la emergencia.

Los comedores comunitarios fueron activados gracias a la solidaridad de personas que han canalizado su apoyo a través del movimiento de mujeres, en respuesta a las múltiples necesidades que atraviesan las indígenas afrodescendientes en el Caribe.

La directora de la Asociación, Shira Miguel Downs, explicó a LA PRENSA que en las familias caribeñas, afrodescendientes y misquitas desde antes del paso de los ciclones vivían en vulnerabilidad. “Estamos conscientes que la vulnerabilidad en la seguridad alimentaria siempre ha existido desde antes de Eta y Iota pero, los dos fenómenos vinieron agudizar esta condición de todas las familias, existe una enorme necesidad”, declaró Downs.

Más de 1,500 platos a diario 

La Asociación tenía proyectado entregar por barrio unos 300 platos de comida, sin embargo hay mayor demanda de los lugareños; a los comedores habilitados ha llegado a diario un promedio de 400 personas para recibir un tiempo de comida de lunes a viernes. Los barrios donde se encuentran los comedores son Rosario Murillo, El Muelle, Guagua Ya, Costa Azul y la comunidad El Cocal, en los que se prioriza a niñas, mujeres y ancianas.

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“La necesidad es grande, nosotros como pueblo hemos jugado un rol muy importante para que al menos las familias se puedan ir a dormir con un tiempo de comida en sus estómagos, porque nosotros quisiéramos dar todos los tiempos de comida pero no podemos, lo que se hace es garantizar un tiempo de lunes a viernes. Ese único tiempo de comida que se les da en los comedores comunitarios es lo que ellos logran alimentarse”, detalló la directora.

Más de 1,500 personas reciben un tiempo de comida en los comedores comunitarios en Bilwi. LA PRENSA / CORTESÍA NIDIA WHITE
Más de 1,500 personas reciben un tiempo de comida en los comedores comunitarios en Bilwi. LA PRENSA / CORTESÍA NIDIA WHITE

Downs destacó la labor que han realizado otros sectores como la Iglesia Católica. “Hemos visto que posiblemente no se tenga la capacidad económica pero tenemos la intención y voluntad de asistir, se hace un trabajo de complemento, en que podamos ayudarnos en lo que se pueda como pueblo”, agregó Downs.

Además, agradeció la solidaridad de las personas de la zona del Pacífico que a su criterio se han desbordado en solidaridad para la población costeña, “nosotros vemos la mano solidaria que nos han tendido, porque normalmente en otros momentos vemos que esa zona ve a nuestro pueblo con diferencia, abandono y discriminación pero, con esta emergencia se ha sobrepasado la solidaridad de la población”, manifestó.

Costo y menú 

De acuerdo a la directora de la Asociación, para garantizar al menos un tiempo de comida semanalmente se necesita por comedor 860 dólares. Cabe destacar, que solo asisten de lunes a viernes y en caso de atender los fines de semana el presupuesto rondaría los 1,300 dólares semanalmente.

El menú para los damnificados de los huracanes Eta y Iota en la zona principalmente es basado en arroz y frijoles todos los días y como complementos algún tipo de carne.

Niñas, niños, mujeres y ancianas tienen garantizado un tiempo de comida durante cinco días. LA PRENSA / CORTESÍA NIDIA WHITE
Niñas, niños, mujeres y ancianas tienen garantizado un tiempo de comida durante cinco días. LA PRENSA / CORTESÍA NIDIA WHITE

“Los lunes por lo menos damos arroz, frijoles y pollo; martes arroz, frijoles, carne y pedacito de yuca; miércoles arroz, frijoles, espagueti con queso rallado; jueves arroz, frijoles, carne molida y papas; viernes gallopinto, con queso o un poquito de crema, se intenta balancear la comida, estamos claro que los sábados y domingos, mucha gente no come “, describió Downs.

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También agregó que se había iniciado durante una semana pero que con el apoyo de otras personas se ha prolongado. “No podemos decir que la gente tiene cubierto todo, porque aún necesitan y de todo, nosotros estamos cubriendo el 30 por ciento de la población más vulnerable de los barrios y comunidades mencionadas. La población en medio del dolor de haber perdido todo, no han perdido todo, no han perdido el ánimo, la gente no está paralizada esperando que venga ayuda, la gente está recogiendo sus pedazos de zincs, tablas y con eso van reconstruyendo. Aún hay familias viviendo debajo de los tambos de otras casas”, apuntó.

Niñas y mujeres más expuestas 

Downs afirma que el ambiente de emergencia propicia también otras situaciones de riesgo como la vulnerabilidad para que mujeres y niñas sean víctimas de maltrato y abuso sexual y que por ello urge prevenir ese tipo de violencia. Además, destacó que más allá de la necesidad de comida, un lugar donde dormir, las niñas necesitan estar seguras de que nadie las puede abusar.

“Las niñas ahora no solo son sobrevivientes del abuso sexual, sino que están sin casas. Muchas niñas que nosotros asistimos y que han egresado del Albergue La Esperanza, las hemos ido a visitar y están sin casas, entonces si antes en una casa que medio era segura las abusaban, que se puede esperar ahora que esas casas no tienen pared ni techo, están en mayor condición de vulnerabilidad”, alertó.

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Para la directora de la Asociación de Mujeres Nidia White, el hecho de que las mujeres hayan perdido todo lo que tenían las dejan más vulnerables y citó por ejemplo, que “en el sector del barrio El Muelle hay una niña que aún está desaparecida, porque durante el proceso de los huracanes llegó alguien que le dijo a la mamá que le iba a ayudar para que la niña no se estuviera mojando, se llevó la niña y a la fecha no ha aparecido, esto es una muestra de lo que puede pasar sino estamos presente asistiendo y no perdiendo de vista el tema de la prevención de la violencia”, declaró.

Pueden ayudar

Si las personas quieren apoyar a que la alimentación llegué a más familias, la Asociación mantiene activa su cuenta en dólares LAFISE número 871600018 a nombre del Movimiento de Mujeres Nidia White. Downs, declaró que además reciben donaciones en especie como arroz, frijoles, aceite, carnes, espaguetis, yuca.

Hizo hincapié en que tras haber perdido toda la producción, muchas familias en las comunidades no tienen ni yuca, ni frijoles, arroz, porque sus cultivos fueron arrasados. “El tema de la seguridad alimentaria no es solo por la urgencia, sino por la pérdida de la producción porque ahí los comunitarios consumían y otra parte de su producción lo vendían, para complementar el resto de alimento”, concluyó.

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