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CONTENIDO EXCLUSIVO.Volvieron los cubanos al Mercado Oriental. Tras el retorno a Nicaragua de la línea aérea del Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáutica y Servicios Aéreos S.A. (Conviasa) a inicios de diciembre, todas las mañanas llegan grupos de isleños a este populoso centro de compras y se esparcen como avispas alborotadas por las tiendas ubicadas en el sector conocido como Ropa Usame, localizado en el barrio Los Ángeles que fue absorbido por el comercio.
Este diciembre la “invasión” cubana empieza a partir de las 8:30 a.m., cuando los microbuses de los hostales donde se hospedan empiezan a llegar uno tras otro a la zona. La estancia de los viajeros en Nicaragua dura en promedio una semana, tiempo destinado casi por completo a comprar todo cuanto puedan. Una vez de regreso a su país comercializarán los artículos a un precio mayor. Pero ese es un secreto a voces, porque cuando se les pregunta, indican que es para llevar a la familia y ellos mismos.
“Es tercera vez que vengo a este país. Vengo a comprar y pasear porque me gusta mucho la ciudad (Managua). Hago unas compritas para mí, para mi familia”, manifestó Luis Milians, quien vive en La Habana y lo primero que hizo este martes al llegar al Oriental fue adquirir un chip de celular y comprar servicio de internet para comunicarse con compatriotas y mostrar ropa y zapatos de las tiendas para tomar pedidos y llevar sus encargos.
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Los primeros vuelos que hizo la venezolana Conviasa a territorio nicaragüense fueron en noviembre de 2018 y dos meses después el régimen de Daniel Ortega flexibilizó a los ciudadanos cubanos los requisitos para viajar: en categoría migratoria B, los cubanos pueden solicitar visa de turistas en la Habana, que es aprobada por el cónsul de Nicaragua en la isla y por 30 dólares obtener su permiso de turista válido por 30 días.
Fue entonces cuando empezó la ola de cubanos “turistas” que se pasaban semanas completas yendo y viniendo del populoso mercado, todos cargados con bultos de ropa, calzado y artículos de uso personal. Llevan incluso electrodomésticos. Con esta acción de Ortega, Managua pasó a ser un destino de compras, principalmente de ropa y zapatos, reemplazando a Panamá y Guyana. “Panamá no me gustó porque la variedad es muy poca y hay que pagar mucho dinero por las cosas”, confió Milians, quien había estado por última vez en febrero pasado, antes de suspenderse los vuelos por la pandemia del Covid-19.
Comerciantes del mercado Oriental explicaron a LA PRENSA que tenían meses de no ver a los cubanos. “Desde la semana pasada es que empezaron a venir y eso nos conviene porque son más compradores los que tenemos, dijo una comerciante que prefirió no dar su nombre. “Es que después la gente de Commema me puede hacer algo (regañar o sancionar por hablar con este medio independiente”, se justificó.
La presencia de los cubanos en este centro de compras – cuya extensión supera las 140 manzanas – fue tanta antes de la pandemia, que empezaron a surgir ventas de comida cubana. Había clientes que la demandaban. Al dejar de llegar, la mayoría de estos nuevos comedores cerró y en algunos solo está el rótulo ofreciendo lechón cubano.
“Están un poquito caros ahora (los precios), en comparación de como estaban antes. Yo ando buscando ropa, zapatos”, se quejó Rafael Tamayo luego de preguntar en unas tres tiendas sobre el precio de la mercadería exhibida, siempre en el sector de la Ropa Usame.
Conviasa y Avianca son las únicas dos aerolíneas que actualmente realizan viajes a Nicaragua. El resto ha venido postergando su regreso por las exigencias del régimen para aterrizar en el Aeropuerto Internacional Augusto C. Sandino, que en época de Navidad es un golpe fuerte por el dinero que genera el turismo.
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Cómo se mueven en el laberíntico Oriental
Incluso para los locales es difícil conocer a fondo todos los rincones de este mercado que se ha convertido en una ciudadela dentro de la capital, por lo cual los cubanos se mantienen en un área específica, en “las orillas”. Tampoco es un lugar del todo seguro, la presencia policial es sólo por temporadas y quienes ponen orden en el lugar son los vigilantes privados que pagan algunos comerciantes o los que piden a los compradores unas cuantas monedas con la promesa de protegerlos en caso de alguna amenaza de delincuentes.
Los cubanos se mueven en grupos pequeños y no se atreven a meterse a sus recovecos. Sus compras las realizan en las tiendas del sector de la Ropa Usame y siempre los acompaña un vaqueano que los guía según o que necesiten comprar, pero que cuando ve cámaras fotográficas y de video los pone en alerta. Algunos huraños, otros enfocados en buscar productos y regatear, unos pocos se animan a conversar con los curiosos que les preguntan cuándo llegaron, cuándo se van, ¿qué van a llevar?