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Nelson Lorío, padre del bebé Teyler Lorío Navarrete, asesinado en 2018. LAPRENSA

Nelson Lorío: “Me arrepiento de haber ido a trabajar el día que mataron a mi hijo”

“El balazo era para mí”, dice Nelson Lorío en esta entrevista, a más de dos años de aquel día, en que no quiso decir ni una sola palabra.

A la par del terreno donde quedó enterrado su bebé de 14 meses, Nelson Lorío permaneció en cuclillas y en silencio. Un día antes, el 23 de junio de 2018, policías y paramilitares —es difícil precisar porque todos estaban encapuchados— le dispararon durante un operativo para quitar los bloqueos en un barrio de Managua, colocados por los rebeldes para presionar al régimen de Daniel Ortega.

“El balazo era para mí”, dice Nelson Lorío en esta entrevista, a más de dos años de aquel día, en que no quiso decir ni una sola palabra. Ahora, por el contrario, es uno de los pocos padres o familiares de personas asesinadas durante los hechos violentos de 2018 que se están organizando para seguir pidiendo justicia por sus hijos. “Con estas autoridades sé que no puedo obtener justicia, pero con un futuro gobierno sí”, asegura.

Desde un local en el que trabaja cuidándolo, Nelson Lorío habla en esta entrevista sobre los más de dos años que ha vivido sin su hijo, el acoso de la Policía que le provocó que fracasara una venta de ropa usada, su participación en las protestas y la esperanza del cambio de gobierno en este Año Nuevo.

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¿Qué hacía antes de abril de 2018?
Yo era independiente. Lograba generar ingresos. Compré mi casita antes de que naciera mi hijo. Pero en abril de 2018 miré los videos de cómo en León las turbas agredían a los ancianos y eso me molestó mucho. Me recordó a mis viejos (padres).

¿Cómo fue su participación en la rebelión?
Me metí a esto desde el 19 de abril de 2018. Yo miré morir a Darwin Urbina, vecino mío, de un balazo en el cuello. ¿Cómo no me voy a indignar? Desde ahí no paró mi lucha. Yo estuve cerca y vi la quema de la casa en el barrio Carlos Marx. Ese día regresé a mi casa destrozado de ver cómo estaban los cuerpos quemados de los niños. Vine a mi casa a abrazar a mis hijos y les dije a mi mamá y a mi esposa que no iba a seguir en la lucha por mis hijos. Lastimosamente a las semanas me tocaría mi desgracia.

¿Cree que ese balazo iba para usted?
Ese tiro era propiamente para mí, porque yo y mis cuatro hermanos anduvimos metidos en la rebelión, sin taparnos la cara ni nada, porque no hicimos nada malo. Yo sé que ese tiro era para mí. El régimen es psicópata, te da en donde más te duele, que en mi caso, fue mi hijo.

¿Se arrepiente de algo?
De haber salido ese día en la mañana. Hubiera preferido no ir a trabajar. Es de lo único que me arrepiento. Eso lo pienso y me afecta bastante. Porque yo tenía planes de celebrar el Día del Padre con mi niño. Ese día me tocaba trabajar.

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¿Por qué se fueron usted y su familia al exilio?
Por la constante persecución hacia mí y hacia mi esposa. Mi familia insistió en que me fuera y como la cacería era contra los jóvenes, entonces me tuve que ir yo primero a Costa Rica, en agosto de 2018. Al mes empezaron a llegar citas a mi casa para que mi esposa se presentara en la Policía. Entonces le pedí a una persona que me ayudara para que ella también se fuera. Llegó en noviembre de 2018.

¿Para qué la citaban?
Supuestamente porque ya habían ubicado a los que mataron a mi hijo. Mi papá se presentó una vez. Ese día le dijeron que los asesinos de mis hijos estaban en el exilio, que habían sido los jóvenes que estaban en la Upoli protestando. Pero el que sabe la verdadera historia soy yo, que estaba en esa calle ese día, donde solo estaban ellos.

¿Quiénes son “ellos”, paramilitares o policías?
En este contexto nunca se supo si eran policías de civil o paramilitares, o hasta miembros del propio Ejército. Porque yo miré que era armamento del Ejército y hay evidencia del uso de Dragunov.

¿Usted cree que hay pistas para encontrar a los culpables?
Yo creo que sí. Lo que pasa es que la gente no quiere hablar por temor. Además hay listas del famoso plan limpieza por distrito, donde están los nombres. A lo mejor ya las destruyeron. Pero creo que cuando llegue el momento, ellos van a hablar. Al final son humanos y saben lo que le hicieron a un niño de meses.

¿Qué respuesta le dio el Estado ante la muerte de Teyler?
La verdad es que respuesta de este Gobierno no espero, porque sabemos que ellos son los mismos criminales. Resolución no ha habido porque sabemos que los poderes del Estado están en El Carmen (donde viven Daniel Ortega y Rosario Murillo). Yo voy a presentar mi denuncia ante un nuevo gobierno para acusar a Ortega, a la Policía y al Ejército.

¿Las autoridades lo han buscado?
Nos han buscado, pero para acosarnos, para intimidarnos. Pero buscarnos para solucionar el caso, no. Solo para causarnos más daño.

¿Hay alguna manera de que usted se sienta conforme?
Tiene que encontrarse a los culpables. No me va a calmar, pero me voy a sentir mejor de que esos criminales no van a andar sueltos en las calles, cometiendo otros crímenes. Porque ellos siguen armados, cometiendo crímenes en las calles. Como ellos tienen licencia para matar, nadie les dice nada. Yo me sentiría bien cuando todos los criminales estuvieran en las cárceles. Porque yo no me siento seguro de que mi hija ande en las calles.

Con su esposa Karina Navarrete.LAPRENSA/Óscar Navarrete

¿Por qué se regresaron de Costa Rica?
Trabajo allá no hay. El exilio es durísimo. Familias enteras duermen en los parques, volados, no tienen dónde dormir. Yo no tuve necesidad de dormir en las calles porque hubo organizaciones que me ayudaron, pero se me hizo duro conseguir trabajo. Pero también me regresé porque fue en Nicaragua que mataron a mi hijo y queríamos estar cerca de la tumba de mi hijo. Nosotros regresamos por la frontera en octubre de 2019. No vinimos a escondernos.

¿Lo continúan acosando?
Constantemente, soy uno de los pocos padres (de hijos asesinados en la represión de 2018) que anda activo en las organizaciones de la oposición. Yo me siento un joven que necesito luchar, porque no le quiero dejar cuatro años más de sufrimiento a mi hija. Quiero que esto se termine para que mi hija pueda crecer en un país libre y democrático.

¿Qué está haciendo para evitar eso?
Me estoy moviendo con los familiares de las víctimas, y los estoy concientizando. Que no olviden esa sangre que derramaron sus hijos. Algunos dicen que tienen miedo de salir. Están con las manos cruzadas por la situación económica, pero yo les digo que el 18 de abril (2018) salimos a las calles sin que nos dieran dinero, lo hicimos por amor a Nicaragua. Estoy organizando un grupito de Whatsapp para alzar la voz, porque la Asociación Madres de Abril (AMA) está dormida, y eso no me gusta.

¿Por qué usted es uno de los pocos familiares que siguen reclamando justicia por sus hijos?
La mayoría de familiares son señores de bastante edad, con bastante temor. No son personas que van a andar en piquetes o en reuniones. Creo que es por mi edad y porque quiero seguir hasta que celebremos una Navidad sin Daniel Ortega.

¿Usted alguna vez apoyó al Frente Sandinista?
Sí, yo voté en 2006 para que regresaran al poder. Todos nos equivocamos y no tenemos que cometer ese mismo error otra vez. Yo veo un desencanto en el propio partido, que ahora está siendo gobernado por dos ancianos y sus hijos parásitos.

¿A qué organización política pertenece?
Al Movimiento Campesino, una organización que nació desde 2013, en la lucha por defender su tierra. Es un sector que ha sufrido bastante y ha sido olvidado por los gobiernos actuales y los que han pasado. Es un sector bastante golpeado y yo estoy organizado ahí.

¿Hasta dónde va a luchar?
Yo político no quiero ser. Quiero ser un luchador social. Aquí tenemos que seguir, porque hay cosas que tenemos que ver y reparar. Necesitamos de ideas frescas, que este país no sea el más pobre de Centroamérica.

Viendo tantas divisiones en la oposición, ¿cómo tiene esperanza de una salida electoral y pacífica?
Mi esperanza es que de esta revuelta salga un líder en la oposición. La gente solo está esperando que esta procesión tenga un santo para votar por él. Vamos a demostrar que nosotros podemos derribarlo sin armas, solo con un lapicero para marcar el voto. Esperamos que los sectores que dicen tener liderazgo depongan sus intereses, porque nosotros los de abajo, no tenemos ningún interés más que ver crecer nuestra nación. Yo no tengo intereses en ningún puesto ni nada parecido, solo en un país mejor.

Después de más de dos años de que ocurriera la rebelión, ¿no se ha desanimado?
La desmotivación es parte del trabajo que hace el orteguismo. Tratan de decir que mataron a nuestros hijos por intereses de algunos, pero no, yo la motivación la tengo alta, y la esperanza la tengo alta. Yo no me voy a parar, voy a seguir organizando y luchando. Aquí sucedieron cosas de las que tenemos que hablar. No necesariamente detrás de un teléfono, lloriquear. No, la lucha tiene que seguir desde las calles. No podemos decir en un video que vamos a salir a las calles y no hacerlo. Tenemos que organizarnos para cualquier evento.


Plano personal

Nelson Lorío tiene 35 años de edad.

Está casado con Karina Navarrete, madre de sus dos hijos, Joshuara y Teyler, quien fue asesinado en 2018.

A su esposa la conoció en un parque cerca de la Upoli, hace casi 10 años.

Trabaja desde los 16 años de edad. Estuvo trabajando en construcción, como operario de limpieza y bombero de gasolinera.

Llegó hasta el tercer año de secundaria.

Con sus hijos le gustaba pasear en los departamentos del país.

Actualmente vive con su mamá porque su casa se le inundó con el paso de los dos huracanes, Eta e Iota por Nicaragua.

La Prensa Domingo

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