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Pandemia y sensatez

¿Quién te ha dicho que la prevención se alcanza exponiéndose? ¿Quién te ha dicho que adquirirás primero la inmunidad, antes que la enfermedad activa?

¿Y quién te dice que la enfermedad activa será leve?
Todo hace indicar que la pandemia 2020 continúa en el 2021, ya sea a través de “rebrotes” o mediante la aparición de nuevas cepas del SARS-CoV 2, o bien, ambas modalidades.

La sensatez es una cualidad del ser humano que no ha sido suficientemente valorada desde el inicio ni a lo largo de esta pandemia Covid-19. Y creo que vale la pena, ponderarla, para ver esta pandemia a como debe ser.

Escudriñemos en el significado de sensato: “que piensa y actúa con buen juicio y moderación, o lo denota”.

No insistiré en este artículo en las consideraciones médicas epidemiológicas que se han publicado a través de diversos medios de comunicación, sino más bien apelaré al sentido común, que no es más que “el común sentido de la vida”, sí la vida que secularmente ha sido reconocida como la mayor realidad del hombre y por naturaleza dotada de un instinto primigenio, el de su conservación.

Brota la epidemia finalizando 2019, se hace evidente en enero de 2020 en Wuhán, en febrero cobra la vida del primer médico, Li Wenliang, descubridor del virus causante y mártir de esta enfermedad, y el 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS) la declara pandemia… ya los distintos continentes y territorios no continentales habían experimentado la virulencia de este SARS CoV-2, las personas habían contemplado horrorizadas como caían individuos que hacían fila a su lado o simplemente se topaban en las calles con personas tumbadas en las aceras; todas ellas muertas, víctimas del letal virus. En muchos casos los testimonios eran que estas personas estaban aparentemente sanas, y empezaron a aparecer en distintas ciudades del mundo los ataúdes y a veces directamente los cadáveres en las puertas de las casas, puestos allí por sus familiares para que la Beneficencia Pública o la Alcaldía (Tren de aseo) se encargase de enterrarlos… y en el cielo revoloteaban “los zopes”, no solo de Guatemala, Costa Rica y El Salvador, como reza el conocido poema de Rubén; sino de Ecuador, Perú, México y prácticamente todas las latitudes. Y eran imágenes en tiempo real (en vivo)…

Los expertos en salud pública del mundo y la OMS orientan el distanciamiento físico, el lavado de manos frecuente, el alcohol y la desinfección con cloro en las superficies expuestas. Además, advierten, y prescriben sobre la peligrosidad de las reuniones o concentraciones masivas. Son orientaciones que se mantienen en la actualidad.

OK, pero como seres humanos tenemos capacidad de pensar, voluntad para actuar y como resultado de ambas vamos a denotar buen o mal juicio. A como vemos en la sensatez todo inicia con el pensar, recuerdo aquel maestro que nos decía “¡no me importa qué pensés, pero sí que pensés!”… me parece significativo que nunca nos dijo qué pensar, sino que pensés, y es que “pensar no es más que formarse de manera personal ideas y representaciones de la realidad en su mente, relacionando unas con otras”. Pensar es también considerar un asunto con atención y detenimiento, especialmente para estudiarlo, comprenderlo bien, “formarse una opinión sobre ello o tomar una decisión”. Como vemos el que pensés te conduce a formarte una opinión, un criterio sobre ello y mueve tu voluntad, a tomar una decisión; ambas cosas son esencialmente personales. ¡Nadie puede pensar por vos, ni actuar por vos!

Es todo un espectáculo contemplar grupos de personas de diversas edades, niños, jóvenes, padres, abuelos y familias completas bañándose en piscinas o balnearios, mientras eufóricas lanzan gritos de alegría salpicándose de gotitas de flügge (saliva, moco), también es espectáculo desconcertante, el recorrido en las ciudades del trencito turístico, un camioncito articulado con tráileres provisto de asientos o bancas, repleto de niños que inocentemente dan gritos de júbilo, acompañados de sus mayores.

Es común escuchar a personal de seguridad, quejas de personas que los ofenden porque les requieren del uso de mascarillas para circular en espacios públicos o penetrar al interior de supermercados, oficinas, etc.

A esta conducta alienante, como parangón se me ocurre el juego de la “ruleta rusa”, donde irracionalmente exponés tu vida, con el agravante que aquí, insensatamente estás exponiendo también la de tu familia y compatriotas.

La realidad es que la enfermedad está allá y aquí, su contagiosidad es grande con una tasa de mortalidad significativa, la vacuna apenas inicia y… mientras aumentan los casos nuevos y las muertes con sello de “entierros exprés”.

Pero la vida como realidad sigue y hay que vivirla, desde una apropiación personal que requiere sensatez. La sensatez es profiláctica contra la pandemia, su omisión ha “disparado” los casos, provocando rebrotes y propiciado la evolución de nuevas cepas.

El “ayúdate que te ayudaré” no aparece en los Evangelios; Jesús enseña: “Ama a tu prójimo, como a vos mismo”… ama a tu hijo, a tu cónyuge, a tus padres y abuelos, no los expongás… sé sensato.

Y finalmente las “discusiones sin sentido”, señalando responsabilidades que jamás excluyen la tuya como ser pensante.
¡Pensá y decidí por vos mismo!

El autor es médico.

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