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Las fechas darianas antes

¿Será como dice el poeta Manrique, que todo tiempo pasado fue mejor? Intencionalmente, dejé pasar este 18 de enero, fecha del nacimiento de Rubén Darío, esperando algún recuerdo escrito, oral, o de cualquier otro estilo sobre esta fecha de obligatorio cultural y patriótico cumplimiento, por tratarse del único poeta universal que tiene Nicaragua. Nada. Ni una página de prensa. Ni programa completo de televisión.

Claro, que nuestra situación sociopolítica y tanta muerte inconfesa, debida a la pandemia hace difícil una celebración pública. Pero no un recuerdo. No un poema alusivo en esta tierra de poetas.

Antes, en tiempo de las dos dictaduras de los Somoza (don Luis no fue dictador) durante las cuales viví mi infancia, mi juventud y parte de mi madurez, las fechas darianas no pasaban inadvertidas. A nivel escolar teníamos los niños de entonces concursos infantiles de “composiciones” de lo aprendido sobre el poeta. Supe que los inspectores de educación locales recibían instrucciones del Ministerio de Educación sobre la obligatoriedad de celebrar las fechas del nacimiento y de la muerte de Rubén Darío.

Los funcionarios departamentales impartían las órdenes a los directores de escuelas primarias y secundarias, si las había, de celebrar las hermosas fechas.

Durante años y años se efectuaron veladas líricas en los teatros, en las que los intelectuales del lugar pronunciaban discursos sobre la vida y obra de Darío. Como fondo en los escenarios de los teatros estaban la musa dariana representada por la muchacha más linda de la ciudad, rodeada por las tres gracias y de muchas canéforas. Todas vestidas a la griega. La última velada dariana en esta ciudad de Estelí se realizó el 18 de enero de 1977.

Luego las tomas de los pueblos por “los muchachos” que arrastraban con ellos a las juventudes descontentas con la dictadura del último Somoza.

Del 79 al 90 del pasado siglo el olvido. Durante los 16 años de democracia débiles recuerdos.

Durante el último régimen sandinista hasta el primer centenario de la muerte de Darío en 2017 pasó casi inadvertido. El doctor Tünnermann, algún otro y yo, una vieja escritora provinciana, sí escribimos sobre él.

Ya llega el 15 de septiembre, segundo centenario de la Independencia Centroamericana, ¿será que se darán por sabidas las autoridades de Cultura, de Educación y dispongan celebraciones? Quizás.

Los darianos que aún quedamos en Nicaragua no olvidaremos que la primera visita de Rubén Darío a Europa fue como secretario de la delegación de Nicaragua a las fiestas conmemorativas del IV centenario del descubrimiento de América en España (Oc. 12-1492-Oc. 12 1892).

Ya había publicado Darío “Azul…” (1888) y don Juan Valera, escritor y crítico español, había escrito sobre el libro una de sus famosas y consagratorias “Cartas Americanas”. Don Juan, gran crítico oído como autoridad por los escritores españoles, presentaba a Darío como el grande futuro genio de las letras castellanas, con solo 25 años.

Tal vez, si Darío fuera poeta de hoy pasaría ignorado, quizá sería candidato a prisión perpetua a sus 25 años. Quizá estaría preso haciendo compañía obligada a otros futuros poetas rebeldes y frustrados.

De los viejos darianos, ¿ya no queda ninguno? Pobre país de poetas olvidadizos por miedos y tristezas.

La autora es profesora retirada.

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