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Este sería el quinto mandato de Daniel Ortega en el poder. LA PRENSA/ARCHIVO

En Nicaragua aún prevalece la afinidad por el caudillismo, revela un estudio de Funides

El estudio resalta que a partir de la rebelión de abril de 2018 se redujo el porcentaje de la población que apoyaba el sistema político vigente en Nicaragua

A lo largo de su historia Nicaragua ha vivido ciclos de anarquía, guerras civiles y órdenes sociales excluyentes que no han permitido que se consolide la democracia en el país, concluye un análisis de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides): Esto refleja que en Nicaragua prevalece una cultura caudillista, con una población que tiende a depositar la fe en el caudillo de turno.

Funides presentó un estudio sobre las creencias sociales, económicas y políticas de los nicaragüenses, y las características asociadas a un líder político, lo que permite conocer las creencias políticas de los nicaragüenses en este año electoral y podría terminar moldeando la posición de los ciudadanos en su visita a las urnas electoras el próximo 7 de noviembre.

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En el documento titulado “¿Qué opinan los nicaragüenses?”, Funides clasificó en dos grupos a las personas encuestadas en 2019, alrededor de sus preferencias o características que debe tener un líder político. El primer grupo que representa el 41.8 por ciento, simpatiza ampliamente con un líder con características “caudillistas”. Este grupo está a favor de un líder carismático, que sepa cuando pasar por encima de las reglas, que crea en Dios y que se identifique con las necesidades del pueblo.

Esta última característica prevalece incluso entre quienes no simpatizan con un liderazgo caudillista, que representa el 58.2 por ciento, según la encuesta de 2019. En 2020, se les preguntó que características debería tener un líder político y se encontró que mencionan transparencia, buenos valores, con una trayectoria profesional y sepa negociar. Se observa que identificarse con las necesidades del pueblo, es una de las características que más se busca en un líder político.

El estudio además resalta que a partir de la Rebelión de Abril de 2018, se redujo el porcentaje de la población que apoyaba el sistema político y, a la vez, aumentó el porcentaje de la población con un nivel bajo de tolerancia política.

Metodología

Para hacer el estudio sobre la cultura política en Nicaragua, Funides se basó a partir de los resultados de la Encuesta Socioeconómica de Propósitos Múltiples (ESPM) aplicada entre mayo y junio de 2019, así como una segunda versión en agosto de 2020.

La primea encuesta (2019) alcanzó una muestra efectiva de 1,008 personas de 16 años o más, quienes fueron entrevistadas de forma presencial por una firma encuestadora especializada en encuesta de opinión pública. La encuesta es representativa a nivel nacional por sexo, área de residencia y macrorregiones. Con un 95 por ciento de nivel de confianza y un margen de error de 3.1 puntos porcentuales.

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La segunda se aplicó a una muestra de 408 informantes, también de 16 años a más, con un 95 por ciento de nivel de confianza y un margen de error de 4.9 puntos porcentuales. A diferencia de 2019, la encuesta de 2020 solo tiene representatividad a nivel nacional.

Democracia

El estudio constató que una de cada tres personas tiene actitudes contradictorias o no tiene un concepto claro sobre democracia.

En 2018, inició en Nicaragua un proceso de demandas sociales que continúa hasta la fecha. Por tanto, Funides considera que este momento de la reciente historia del país abre nuevamente un espacio para reflexionar sobre qué elementos históricos y culturales pueden dar origen a crisis sociales, económicas y políticas.

En el informe destacan que algunos de resultados podrían estar influenciados por la coyuntura actual. Esto obedece a que los datos actualizados fueron recolectados durante 2019 y 2020, y el país ha experimentado desde el 2018 un aumento de la polarización política y social.

El 81.2 por ciento de la población está de acuerdo con que las negociaciones son buenas para la democracia, seguido del 74.4 por ciento que está de acuerdo en que la democracia es la mejor forma de gobierno.

Creencias políticas 

Con relación a las creencias políticas, han sido divididas en dos partes. En primer lugar, aquellas alrededor de la democracia como forma de gobierno y algunas que podrían estar influenciadas por la coyuntura del país.

En segundo lugar, las demás creencias políticas se relacionan con el sistema político, entendiéndolo como un conjunto de procesos que, entre otras cosas, “organiza la competencia por el poder político”.

El 72.0 por ciento de las personas encuestadas está de acuerdo en que el éxito de un partido político se debe a un líder fuerte que lo dirija; un 65.6 por ciento está a favor de la existencia únicamente de dos o tres partidos políticos; el 52. 7 por ciento considera que si una persona está haciendo bien su trabajo puede permanecer en el poder de forma indefinida; el 46.6 por ciento está de acuerdo en que con un solo partido político habría mayor estabilidad y desarrollo; y el 46.3 por ciento está de acuerdo en que una persona pueda pasar por encima de las leyes si persigue buenas intenciones.

Lo anterior evidencia una inclinación entre los nicaragüenses por un líder fuerte y además permisibilidad con la permanencia indefinida en el poder.

Características de un líder político

Un elemento clave para comprender la cultura política de las personas es la visión que tienen de los líderes políticos. El término caudillismo alude a un régimen personalista, cuyos mecanismos y procedimientos tanto legislativos como administrativos están sometidos al control inmediato y directo de un líder carismático y a su cohorte de funcionarios mediadores.

En la ESPM de 2019 los nicaragüenses seleccionaron algunas características que definen a un líder caudillista. Una alta proporción de las personas encuestadas describe a una o un líder que primordialmente se identifique con las necesidades del pueblo (69.5 %), que sepa negociar (48.4 %), tenga carácter (47.1 %), sepa expresarse (46.9 %), ofrezca soluciones rápidas (45.8 %) y en menor medida que tenga una amplia trayectoria profesional (40.6 %).

Tolerancia política 

Los resultados de Lapop (Proyecto de opinión pública de América Latina) muestran que, desde el 2004 hasta el 2016, el porcentaje de personas con un nivel medio de tolerancia política osciló entre el 45 y 60 por ciento (este último alcanzado en el 2016); el contrario, el porcentaje de personas con un nivel alto de tolerancia se mantuvo entre el 30 y 45.5 por ciento, alcanzando el punto máximo en 2010. Sumando ambos grupos, la mayor parte de las personas aprobaban, al menos parcialmente, a las personas que critican al Gobierno.

En este período (2004-2016), los niveles de alta y baja tolerancia política sufrieron cambios en algunos años (2008, 2012 y 2013) que pueden vincularse a algunos eventos políticos.

A raíz de la crisis sociopolítica de 2018, los resultados de Lapop muestran una reducción en la proporción de personas con un nivel medio de tolerancia política que pasó de 60 por ciento en 2016 a 54 por ciento en esa ronda de encuesta (2018/19) y aumentó en la proporción de personas con un nivel bajo de tolerancia, que pasó de 11 por ciento en 2016 a 14 por ciento en 2018/2019. Por su parte, la proporción de personas con un nivel alto de tolerancia se mantuvo estable en torno al 30 por ciento en 2016, 2018 y 2019. Estos cambios son estadísticamente significativos.

Los resultados para 2020 indican que la proporción de personas con un nivel medio de tolerancia se sitúa en 50 por ciento y la proporción de personas con un nivel bajo de tolerancia alcanza 19 por ciento. Estos resultados dan pista sobre cómo la crisis política que inició en 2018 ha incidido en la convivencia entre los nicaragüenses.

Apoyo al sistema político

Del 2004 al 2016 el porcentaje de personas con un nivel alto de apoyo al sistema político osciló entre el 21 y el 50 por ciento. Esta última cifra fue alcanzada en 2016. Es importante resaltar que el incremento en el nivel alto de apoyo al sistema se observa a partir de 2010, cuando el dictador Daniel Ortega estaba por cumplir su segundo mandato. Este aumento coincide con el incremento en la proporción de personas satisfechas con la democracia que se observa entre el 2010 y 2016.

El nivel medio y bajo de apoyo se redujeron entre el 2010 y 2016 hasta situarse en 45 y 5 por ciento, respectivamente, en 2016. Desde 2018, se observa un cambio en el nivel de apoyo al sistema. Las cifras reflejan que el porcentaje de personas con un nivel alto de poyo se situó en 35 por ciento en 2008 y 2019 y mantiene un valor similar en 2020 (34 %). Este porcentaje puede asociarse a la proporción de la población que tiene, hasta ahora, afinidad con el sistema de gobierno actual.

La proporción de personas con un nivel medio de apoyo al sistema fue de 51 por ciento en 2020, mientras que la proporción de personas con nivel bajo de apoyo al sistema alcanzó el 15 por ciento en 2020. En cambio, de acuerdo con los resultados de la ESPM 2020, las personas con un nivel bajo de apoyo al sistema político consideran que el segundo principal problema del país es político.

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