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Urge organizar la cadena productiva del frijol proponen economistas. LA PRENSA/Archivo.

Exportaciones de frijol y queso se multiplicaron desde 2007

Desde 2007 las exportaciones de frijol y de queso han crecido al punto de desplazar a rubros históricos como el azúcar y el maní. Especialistas indican que hay que poner orden al mercado interno debido a la importancia de estos productos

Desde el retorno de Daniel Ortega al gobierno las exportaciones de dos de los principales productos del consumo nicaragüense vienen subiendo de posición entre los más exportados: el frijol y el queso. Información del Banco Central de Nicaragua (BCN) indica que en los últimos 13 años las ventas hacia afuera de queso han crecido cuatro veces y las de frijol se han triplicado.

La realidad es que en el caso del frijol, a pesar de tener precios volátiles, difícilmente queda fuera de la lista de consumo básico de las familias nicaragüenses. Y hay un sólido argumento: es el ingrediente estrella del gallo pinto, el platillo tradicional por excelencia, por supuesto acompañado de un trozo de queso, otro alimento infaltable en las mesas nacionales y que también se encarece con frecuencia.

Los datos oficiales reflejan que al concluir la administración de Enrique Bolaños, en 2016, el frijol y el queso ocupaban la novena y décima posición de los principales rubros de exportación. El año pasado el queso se coloca ya en el cuarto puesto, desplazando al azúcar, mientras que el frijol está en el sexto lugar, antes que el maní.

Uno de los efectos directos de las exportaciones de frijol podría pensarse que es el desabastecimiento en el mercado nacional, sin embargo, economistas consultados explican que no es del todo cierto, más bien es la falta de orden en las cadenas de producción y comercialización de este importante producto de la dieta nicaragüense, lo que provoca el encarecimiento repentino y es al Estado que le corresponde buscar solución al asunto.

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Por otro lado, este mismo desorden se nota en el hecho de que a pesar de que las cifras de exportaciones son impresionantes, los réditos no llegan a los productores que realizan sus labores en parcelas de pequeña escala, en otras palabras un abismo entre el que produce y el que exporta.

El economista Maykell Marenco explica que la cadena de valor de frijol es particular, pues generalmente carece de apoyo técnico y financiero, en comparación a otros rubros de exportación. “Hay formas de organización más estructuradas (en otros rubros)”, dijo y aseguró que la organización productiva del frijol está más enfocado al mercado interno.

Pero a pesar que el desarrollo de la cadena productiva del frijol ha sido menor que otros productos, Marenco indicó que su crecimiento se mantiene debido a la demanda permanente (es un producto de alto consumo) “es un producto que el nicaragüense siempre, siempre lo consume”.

¿Pero cómo pasó de alto producto de consumo interno a rubro exportador sobresaliente? Hay una característica especial, son intermediarios en la mayoría de casos y empresarios exportadores en menor escala, los que visitan las parcelas de productores y compran la producción para exportarla. A diferencia de otros productos, el productor de frijol siembra para vender al mejor postor inmediatamente salida la cosecha, pues por ser pequeñas parcelas no cuentan con un aparato comercializador: vehículos o almacenamiento.

Actualmente llama la atención de Marenco que no hay mayor incidencia de la Empresa Nacional de Alimentos Básicos (Enabas) en la cadena de comercialización de este rubro a como sucedió años atrás.

Durante la década de los ochenta, Enabas que es un ente estatal, cobró protagonismo por ser el principal acopiador de granos y los comercializaba mediante un esquema de racionamiento, posteriormente se intentó darle el rol de garante de la seguridad alimentaria, para que mediante el almacenamiento se garantizara inventario de granos ante emergencias o situaciones de especulación, rol que vino disminuyendo hasta que hoy en día se ubica como una instancia ligada a la distribución de frijol bajo un programa dirigido por el partido de gobierno.

Caso contrario es el del queso. Marenco comentó que en este producto si hay claro interés de empresas transnacionales y hay programas de incentivos y capacitación pública y privada.

Las cifras del BCN reflejan que los principales mercados del frijol y del queso son Centroamérica, destacándose El Salvador y Costa Rica. No obstante también Estados Unidos se coloca entre los destinos relevantes.

Tendencia heredada

Según el expresidente del BCN, Mario Arana, la presencia de estos dos rubros en las listas de exportación inició desde el gobierno de Arnoldo Alemán y prosiguió en la administración de Enrique Bolaños, “y por supuesto se beneficia de las exportaciones de frijol negro a Venezuela”, con la llegada de Ortega al gobierno, “pero ese mercado ya decayó nuevamente”, aclaró.

Aseguró que El Salvador es el principal mercado de exportaciones de frijol y queso ya desde hace más de dos décadas. El frijol rojo y el queso morolique son los productos estrellas.

En Nicaragua la producción de frijol se concentra en tres periodos: primera, postrera y apante, siendo esta última la más importante.

Alzas estacionales que golpean los bolsillos

Arana, también exministro de Fomento, Industria y Comercio, explicó que un factor del encarecimiento interno en los precios del frijol y el queso son los momentos específicos, en el frijol es en los períodos entre una cosecha y otra. “Y en el caso de queso es algo similar, cuando entra el verano se va encareciendo gradualmente, hasta inicios del invierno, en que la disponibilidad de leche con las lluvias hace que los precios vuelvan a bajar”.

Pero la ecuación que junta las cifras crecientes de exportaciones y esos momentos de alzas estacionales críticas dan como respuesta el desorden en los procesos de producción y comercialización que deberían corregirse, porque al final el consumidor es el principal afectado.

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“Ideal seria que aprendiéramos a amortiguar mejor estas fluctuaciones. Los podemos hacer como consumidores o productores, tratando de mantener un precio más estable a lo largo el tiempo. Los gremios podrían tratar de contribuir en este sentido. Enabas lo ha intentando en otros momentos, sin buenos resultados. Por tanto, en la práctica las fluctuaciones fuertes han tendido ha predominar”, señaló Arana.

Actualmente, desde su faceta de gerente general de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN), recomendó que tanto los consumidores como los productores “les haría bien informarse de esta estacionalidad y ver la mejor forma de lidiar con ella” y aseguró que hay organizaciones que ofrecen información regular de precios nacionales e internacionales de estos productos que pueden servir de guía a los agentes económicos, como es el caso de  la Unión de Productores Agropecuarios de Nicaragua (Upanic) y APEN.

Reinventar Enabas

Esta bonanza en las exportaciones de ambos productos pone el dedo en la llaga de la desprotección en que se encuentran los consumidores.

Arana planteó que esta situación podría moderarse “si hubiese un ente actor que jugara un papel de abastecedor del mercado con precios estables en el tiempo. Por lo pronto no lo hay, pero las fluctuaciones de precios a la vez son una señal importante para producir. Por lo que más que intervención en el mercado es mejor pensar en proteger a los grupos urbanos más desfavorecidos con precios estables, pero dejar también que el campo se beneficie de los buenos precios si los hay”.

No obstante consideró que este rol no le funcionaría al Enabas de hoy. “No creo que Enabas pueda jugar ese papel, pues escasamente la ha sabido hacer a lo largo de su historia. Creo que hay que dejar que el mercado trabaje y proteger a los grupos vulnerables. Allí si podría Enabas apoyar a esos sectores. Que funcione más para protección a grupo vulnerables que como regulador del mercado”.

En tanto Marenco recomendó que se articule el incentivo al crédito y capacitación para la cadena productiva del frijol, “si no hay una mano articulando este crecimiento exportador podríamos decir que los productores no están con una mirada estratégica”.

Sin sustitutos

Un aspecto relevante que caracteriza al frijol y al queso, que los mantiene con una demanda permanente entre los consumidores, es que no tienen un sustituto, “mas bien el frijol es sustituto de otros alimentos”, aseguró el economista Maykell Marenco. “Debido a eso la demanda se va a mantener constante y pujante”.

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Nutricionalmente el frijol es fuente de hierro, proteínas y fibra, por su lado el queso, entre otras cosas, aporta vitaminas, minerales y grasa.

Sin embargo, el economista planteó un posible escenario: debido a buenos precios internacionales podría seguir creciendo la exportación del frijol y generar interés en más mercados lo que puede repercutir en el abastecimiento interno, “y aquí si se haría necesaria la participación del Estado para que organice y regule”.

En el mercado nacional el precio del frijol se ubica en 16 córdobas la libra y el queso ronda los 60 córdobas por libra, costos que no son estables, puesto que hay temporadas donde el grano sube hasta los 30 córdobas por libra en tanto el queso puede abaratarse hasta 20 córdobas la libra.

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