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El mismo reporte del Icefi muestra que Nicaragua es el único país en la región que no adoptó medidas extraordinarias para proteger a la población el año pasado, salvo una mejora en el gasto de salud. LA PRENSA/ARCHIVO

¿Por qué cayó tan poco la carga de los impuestos del Gobierno sobre los nicaragüenses en lo peor de la pandemia?

Con excepción de El Salvador, en todos los países de la región la carga tributaria mostró retrocesos en el 2020, pero en el caso de Nicaragua fue donde menos alivio se observó, según cifras del Icefi. Esta es la explicación sobre esta situación.

Mientras a nivel de Centroamérica, la mayoría de economías mostraron un deterioro en la carga tributaria durante la pandemia, Nicaragua es el país que menos perdió en este terreno, lo que significaría que el peso de los impuestos sobre los contribuyentes se mantuvo invariable, pese a los estragos de la crisis sanitaria en la economía.

En un reciente análisis, el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) mostró que, con excepción de El Salvador, todos los países experimentaron retrocesos en la carga fiscal, pero que dentro de este grupo Nicaragua es el que menos cayó.

El Icefi define la carga tributaria como la fracción del ingreso que los habitantes entregan al Gobierno de la República en forma de impuestos. La relación más clara es la recaudación de impuestos como porcentaje del Producto Interno Bruto.

En concreto, en el 2020, según estima el centro de pensamiento, la carga tributaria en Nicaragua se ubicó en 17.6 por ciento, ligeramente inferior al 17.7 por ciento en el año anterior.

Ese pequeño retroceso contrasta con lo ocurrido por ejemplo en Costa Rica, que pasó de 13.5 por ciento a un estimado de 12.4 por ciento en el 2020, o el caso de Honduras que en 2019 el peso impositivo significaba el 17 por ciento y en el año de la pandemia caería a 14.4 por ciento.

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O en Panamá —la economía más grande de la región—, donde este habría pasado de 8 por ciento a 6.3 por ciento. Una reducción menos profunda experimentó Guatemala, la cual habría pasado de 10.6 por ciento a diez por ciento, y en el caso de El Salvador, que desplegó sendos programas de apoyo a la ciudadanía y empresas, este, sin embargo, aumentó de 17.6 por ciento a 18.4 por ciento.

“Merece especial atención el caso de Nicaragua, que conforme a las cifras disponibles, prácticamente no reportó ningún impacto sobre la recaudación como consecuencia del Covid-19, y que puede estar asociado al hecho de que este país se encuentra en medio de una reforma tributaria de alta envergadura, y que se estima presentará una carga tributaria del 17.6 por ciento en el 2020 y mantendrá, como mínimo, la misma para el 2021”, señala el Icefi en su reporte Contexto Fiscal 2021.

Y aunque a nivel de Centroamérica se espera que en el 2021 el peso de los impuestos vuelva a recuperarse, advierte el Icefi que aún no se alcanzarán los niveles vistos en el 2019, antes de la pandemia.

Solo Guatemala será la exención que se mantendría con una carga tributaria del diez por ciento, igual que la del año pasado. “Estaría mandando una clara señal de acomodamiento de las autoridades ante los niveles de evasión, elusión, contrabando e informalidad económica”, critica.

En Nicaragua, un economista que prefiere no ser citado por temor a represalias estatal, no está muy de acuerdo con que el peso de la carga fiscal se haya mantenido en Nicaragua invariable a causa de la Ley de Concertación Tributaria, como lo intuye el Icefi.

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Según su explicación, esto se vio influenciado al hecho de que las ventas, pese a la recesión no cayeron, con excepción del segundo trimestre, cuando se redujo significativamente el movimiento de personas en el comercio y servicios.

“En el III trimestre las visitas comienzan a recuperarse poco a poco, en la medida que la población va relajando las precauciones y la recaudación también se recupera respecto al II trimestre. En el IV trimestre, hasta noviembre y proyectando diciembre, ambas variables se recuperan todavía más”, prosiguió explicando.

Entonces, “la recaudación no dependió de la pandemia en sí, sino del comportamiento de la población frente a la pandemia”.

Para el economista, dado a que la carga tributaria está muy ligada a la evolución de la recaudación de impuestos versus el tamaño de la economía, al no caer los ingresos fiscales y el PIB nominal no varió tanto por el efecto de precio, entonces el peso de los impuestos se mantuvo casi similar que en el 2019.

Y para ello sugiere echar una mirada al comportamiento de la recaudación de impuestos (en términos nominales) de las economías donde se adoptaron medidas duras antipandemia. Es el caso de Costa Rica, que mostró una variación negativa a noviembre del año pasado de 11.2 por ciento; El Salvador con menos 4.4 por ciento, y Guatemala con una caída de 3.7 por ciento; frente al aumento de 1.7 por ciento en Nicaragua, todas en el mismo periodo.

El economista explicó que el peso de la reforma tributaria en la carga impositiva se sintió en el 2019, cuando se quitaron exenciones y exoneraciones y el PIB nominal no varió, pero en el 2020 la carga tributaria no retrocedió principalmente porque no cayeron las ventas porque la población relajó las medidas de autoconfinamiento y eso se vio reflejado en los reportes de movilidad que difundía Google, que muestra la evolución de las visitas a tiendas, centro comerciales, bares, restaurantes y cines, entre otros.

El expresidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, da otra lectura sobre los números del Icefi. “La política gubernamental, incluyendo la política fiscal, ha sido mantener su estructura a costa de las empresas y el empleo. La reforma tributaria, por ejemplo, tuvo como uno de sus objetivos generar ingresos para mantener la nómina del sector público no importando que esto haya resultado en cierre de pequeñas y medianas empresas, y la pérdida de miles de empleos formales”, recordó.

Y agregó: “Los países crecen por la inversión y la generación de empleo. Aunque el Gobierno no tuvo deterioro en este sentido con relación a la carga fiscal, la realidad es que el PIB sigue cayendo y los empleos se siguen perdiendo. Es decir el país pierde con esta política”.

Es cierto, señala, que El Salvador tiene la carga fiscal más alta de Centroamérica, “sin embargo, las autoridades han establecido fideicomisos para paliar esta situación y darle recursos a estas empresas”, algo que no ha ocurrido en Nicaragua, pese a que es el segundo país con la carga más alta de la región y la economía más pobre de Centroamérica.

De hecho el mismo reporte del Icefi muestra que Nicaragua es el único país en la región que no adoptó medidas extraordinarias para proteger a la población el año pasado, salvo una mejora en el gasto de salud.

“En general los gobiernos implementaron diferentes estrategias para tratar de paliar los efectos, y que fueron desde: disposiciones de confinamiento obligatorio para la población que afectó la capacidad productiva de los países y el nivel de empleo; otorgamiento de moratorias en el pago de los tributos; otorgamiento de bonos especiales para tratar de compensar la falta de ingresos de los grupos sociales de menores ingresos y se vieron afectados por el crecimiento del desempleo; hasta el diseño de créditos blandos para las empresas que tuvieran un mayor impacto por la contracción de la demanda, entre otras”, explica el Icefi.

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 No esperan recuperación tributaria en la región

El economista Abelardo Medina, durante la presentación del informe en semanas recientes, dijo que no espera que la capacidad de recaudación en la región vaya a mejorar sustancialmente este año a menos que  haya planes efectivos de combate  a  la defraudación, a la evasión tributaria, al  contrabando y  un mayor control de los flujos ilícitos de capital.

Enseguida, agregó que  lo más dramático para la recaudación  podrían ser  los procesos electorales en  Honduras, El Salvador y Nicaragua.

Medina considera que en Nicaragua no se observa que vaya a haber un cambio  en las condiciones para la elección de gobernante. “Es más,  parece  existir un  empeoramiento para  elegir a los  sucesores  o por lo menos los contendientes a la primera magistratura de aquel país”, observó.

Un elemento que preocupa al Icefi es el comportamiento de la deuda en al región, donde Nicaragua al menos con las cifras hasta el 2020 no salía mal comparado con otros países como Costa Rica y El Salvador.

“Estamos  de acuerdo que estos países tienen serios problemas de sostenibilidad fiscal, sin que eso  signifique que están gastando lo que es necesario para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, lo que implica que definitivamente será necesaria una revisión de la estrategia de política fiscal en  general”, agregó.

A nivel de Centroamérica, el nivel de endeudamiento promedio pasó de 49 por ciento del PIB en el 2019 a 59.9 por ciento en el 2020. Por país, El Salvador reportó un alza de 69.9 por ciento a 90.3 por ciento, Honduras de 50.6 por ciento a 62.3 por ciento, Panamá de 46.4 por ciento a 58.7 por ciento, y Costa Rica de 58.5 por ciento a 69.7 por ciento.

Los países con mejor comportamiento fueron Nicaragua que pasó el ratio de 42.3 por ciento a 46. 8 por ciento, y Guatemala de 26.6 por ciento a 31.7 por ciento.

Mejor déficit fiscal

Pero más allá de la variación de la carga tributaria, el Icefi destacó que Nicaragua será la economía con el déficit fiscal más bajo de Centroamérica, con apenas 0.2 por ciento frente a otras economías donde será mayor.

El economista Abelardo Medina, durante la presentación del informe en semanas recientes, dijo que “a pesar de las masivas protestas populares iniciadas en 2018, Nicaragua ha estado implementando una reforma tributaria, que ha sido adversada en términos generales, por los diferentes grupos del país, sin embargo este año se espera que Nicaragua mejore su recaudación y disminuya sus gastos, por lo que el déficit fiscal  tendería a ser normal para este país centroamericano, sin que eso signifique que en ese país se estén cubriendo las necesidades de los nicaragüenses”.

No obstante, estas declaraciones fueron dadas antes de que el Gobierno anunciara que incorporará un 25 por ciento más en el gasto público, que equivaldría a 20 mil millones de córdobas.

Eso implicaría que el país consolidaría su posición en Centroamérica, como la economía con menor déficit fiscal y tendería a convertirla en un superávit fiscal, impulsada por la recuperación económica esperada.

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