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Covid-19

El hospital Alemán Nicaragüense, uno de los 19 centros Covid-19 designados por el Minsa. LAPRENSA/W.LÓPEZ/ARCHIVO

Estudio: Personal de salud nicaragüense contagiado de Covid-19 atendió a pacientes sin el equipo de protección adecuado

Un estudio realizado por investigadores nicaragüenses y publicado en una revista científica de EE.UU., arroja los primeros datos independientes sobre la prevalencia del coronavirus entre trabajadores de la salud en el país

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Trabajadores de la salud que se contagiaron de Covid-19 entre los meses de junio y julio de 2020 siguieron atendiendo a pacientes en unidades médicas sin contar con el equipo de protección personal (EPP) adecuado, según los resultados de un estudio independiente sobre los contagios del nuevo coronavirus entre el personal de salud nicaragüense y publicado en la revista científica de EE. UU., PLOS ONE.

La investigación, titulada Primer reporte sobre la prevalencia de infección del SARS-CoV-2 entre trabajadores de la salud en Nicaragua, aplicó pruebas de laboratorio a 402 trabajadores del sector salud y 122 resultaron positivos al nuevo coronavirus. Más de la mitad de ellos reconoció que estuvo trabajando y en contacto con pacientes también contagiados sin contar con el EPP necesario porque en ese momento no habían sido sometidos a ninguna prueba por parte del Ministerio de Salud (Minsa).

El estudio se realizó del 22 de junio al 22 de julio, un periodo crítico de contagios y muertes en el país por el virus. De los casos positivos, 67 eran asintomáticos.

Esta investigación, publicada el 27 de enero, sería la primera que se realiza de forma especializada sobre la situación sanitaria del país en el segmento de personal médico. «Nuestro estudio proporciona los primeros datos no gubernamentales sobre las tasas de infección por SARS-CoV-2.», dice la investigación.

De la muestra total, 256 eran mujeres, de las cuales 75 dieron positivo; y 146 eran hombres, de los cuales 47 dieron positivo. Y la mayor tasa de infección fue en médicos, seguida por auxiliares médicos.

Síntomas más comunes

Los resultados de este estudio —liderado por el doctor Jorge Huete Pérez, director del Centro de Biología Molecular de la Universidad Centroamericana, y con el trabajo de las investigadoras Cristiana Cabezas Robelo y Lucía Páiz-Medina— detallan también que los síntomas más comunes entre los trabajadores de la salud testeados fueron: dolor de cabeza, dolor o malestar corporal, dolor de garganta, fiebre, pérdida del olfato y el gusto y astenia.

Por otro lado, la mayoría de los sujetos asintomáticos eran menores de 50 años. «Las comorbilidades más comunes informadas entre los 402 sujetos fueron hipertensión, obesidad y diabetes. Otras enfermedades reportadas incluyeron cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedades autoinmunes, artritis, gastritis y asma».

«La identificación de personas positivas para Covid-19 asintomáticas proporciona información epidemiológica crucial para prevenir y controlar la propagación del SARS-CoV-2, especialmente los brotes relacionados con la atención médica. Debe darse prioridad a la detección temprana en los hospitales mediante pruebas eficaces, rápidas y proactivas, seguidas del aislamiento», refiere el documento.

Falta de pruebas

Dos de los factores que incidieron más en la propagación del virus por Nicaragua fueron la falta de disposición de pruebas PCR para Covid-19 y la falta de un oportuno y transparente diagnóstico por parte del Ministerio de Salud, según apuntaron médicos independientes desde que se desarrolló la primera curva de contagios en el país a partir de mayo y junio. La carencia de EPP, sobre todo en los servicios de salud públicos, es otro detalle que confirma el reporte.

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«Nuestros resultados arrojan luz sobre varios aspectos importantes y oportunos del SARS-CoV-2 en una nación pobre y subdesarrollada cuyo gobierno ha implementado un enfoque de inmunidad colectiva para enfrentar la pandemia de Covid-19; y donde la falta de pruebas de diagnóstico y la información veraz de los datos son dos de las mayores limitaciones», reza el estudio.

Personal del sector público con temor

Cabe destacar que del total de encuestados, solo 44 trabajadores pertenecen al sector de salud público y 358 al sector privado. Según el infectólogo Carlos Quant —uno de los participantes de este estudio—, esta disparidad obedeció al temor que aún persiste en el personal público. «Muchos colegas tenían temor de cooperar por aquello de que en este país hasta la investigación científica está vetada y por eso tuvimos pocas muestras (de este sector)».

El documento refiere que los participantes de este muestreo corresponden a médicos, enfermeras y asistentes que laboran en la primera línea contra el Covid-19 en hospitales públicos y privados, con una edad promedio de 38 años. A todos —dice el texto— se les empleó un cuestionario para determinar los síntomas clínicos más comúnmente asociados al virus, su vulnerabilidad a enfermedades graves y complicaciones de la infección con relación a factores de riesgo como edad, sexo y condiciones de salud crónicas o comorbilidades.

Aunque el estudio se realizó entre junio y julio de 2020, la cantidad de profesionales encuestados en este corto periodo corresponde a la mitad del registro que lleva el Observatorio Ciudadano en lo que va de la pandemia, que contabiliza más de 883 trabajadores de la salud contagiados por el virus. Esto daría un indicio que los números de este organismo, incluso siendo muchos mayores que los del Minsa, aún no reflejan la dimensión de la realidad que vive el país.

Método de muestreo

El estudio señala que para la realización de este muestreo se utilizó el método LAMP (siglas en inglés de Loop Mediated Isothermal Amplification), que detecta el virus SARS-CoV-2 directamente de la saliva.

«Las muestras de saliva pueden tener al menos una sensibilidad comparable y son menos invasivas que las muestras de hisopado nasofaríngeo en la detección del SARS-CoV-2 en entornos hospitalarios y pueden utilizarse con éxito incluso en personas asintomáticas», describe la investigación.

Los realizadores agregaron que para comprobar la efectividad de la aplicación del método LAMP, también se realizó dicho procedimiento en 12 voluntarios que habían sido diagnosticados positivos por el Covid-19 por el Minsa. La coincidencia al comparar los resultados de ambos tipos de pruebas les dio el respaldo para continuar la investigación en esa dirección.

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«El proceso de recolección de la información fue que los médicos que estaban laborando normalmente, no médicos enfermos, se les pidió la colaboración para tomar una muestra, un PCR, que es una reacción de cadena polimerasa en saliva y que es muy similar al PCR que hace el Minsa, incluso es más sensible, que anda en alrededor del 90 por ciento, ha sido validada en Estados Unidos  y se está utilizando como método de diagnóstico», explicó el doctor Quant.

«Dada la escasez y la ineficiencia de las pruebas gubernamentales, la metodología utilizada en nuestro estudio podría aplicarse en la vigilancia de la salud pública complementando o reemplazando las pruebas de diagnóstico de qRT-PCR establecidas, limitadas por la capacidad y el costo», dice por su parte el estudio.

Cortar la transmisión

El salubrista Carlos Hernández, quien también es uno de los autores de esta investigación, sostiene que si bien este estudio se realizó en un población reducida, constituye una muestra representativa del universo del personal que labora en los hospitales: hay una prevalencia de trabajadores sanitarios contagiados.

«Hay médicos que son positivos y están atendiendo a pacientes que no son Covid, entonces lo importante de este estudio es alertar a los hospitales que hay una altísima posibilidad y altísimo riesgo de contagios. Insistimos en que se debía cortar la transmisión que los médicos estaban haciendo en pacientes que no estaban infectados», explicó Hernández.

¿Se hará un estudio a nivel poblacional?

Tanto el doctor Carlos Quant como el salubrista Carlos Hernández, coinciden que es difícil hablar de un estudio que analice la situación sanitaria a nivel nacional, puesto que el Ministerio de Salud mantiene en hermetismo las pruebas. «No es posible hacer estudios y manejar exámenes de laboratorio y tampoco hay libertad necesaria para llegar a cualquier población y hacer una encuesta», reconoce Hernández.

Quant sostiene, por su parte, que hacer un estudio poblacional es «complejo», porque se debe analizar la prevalencia de la infección en el país y para ello se requiere de una gran inversión, que solo el Minsa tiene la capacidad de hacer.

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