No se trata de clericalismo enfrentado con anticlericalismo. Se trata de la fe y la religión navegando en medio de las aguas de la humanidad actual, que tiene inquietudes y demandas a las que hay que responder, no necesariamente satisfacer. He aquí donde está el meollo del asunto.
Francisco el papa, tildado de comunista, revolucionario, izquierdista, peronista; otros han visto el renovador valiente que avanza en medio de las acusaciones de hereje y apóstata, provenientes de purpurados que buscan protagonismo y laicos en las redes con inaudita alevosía… omitiendo que Cristo mismo es signo de contradicción: “No he venido a traer paz, sino guerra”; ese es el Cristo que seguimos y la fidelidad a su palabra provoca naturales y hasta esperadas contradicciones.
Toda renovación conlleva paz y guerra, guerra y paz, la habilidad es llevar la “guerra en paz”. ¡Francisco es renovador!
Renovar, según una acepción de la Real Academia Española, es: “Dar nueva energía a algo, transformarlo”. La Iglesia católica de inicios del milenio se ha debilitado como consecuencia, entre otras, de una falta de calor humano, lejanía entre el sacerdote y los fieles, lejanía entre los fieles. Ante esto, el papá 2013 exhorta: “pastores con olor a ovejas”… el cristianismo debe vivirse piel a piel. En su pontificado, casi se ha institucionalizado la expresión “cercanía” en las comunicaciones eclesiales, en su encíclica Fratelli tutti comentando el buen samaritano en el capítulo 2, acápite 63, Francisco dice textualmente: “Uno se detuvo, le regaló Cercanía… y se ocupó de él”.
La práctica aberrante de la política, desvirtuada de su verdadera naturaleza y sentido, no ha escapado al ojo del papa. Así, en el capítulo 5, acápite 161 de la misma encíclica, dice sobre el populismo: “Se responde a exigencias populares en orden a garantizarse votos o aprobación, pero sin avanzar en una tarea ardua y constante que genere a las personas los recursos para su propio desarrollo… En esta línea dije con toda claridad que estoy lejos de proponer un populismo irresponsable”.
Pienso en la tristeza que asola los países latinoamericanos de extrema izquierda, que sustentan estrategias y mensajes populistas.
En este mismo capítulo 5, que titula “La mejor política”, en el acápite 168, hablando a las visiones liberales: “El mercado solo no resuelve todo… el neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más, acudiendo al mágico “derrame” o goteo… No se advierte que el supuesto derrame no resuelve la inequidad, que es fuente de nuevas formas de violencia que amenazan el tejido social”.
Viene a mi mente el “tsunami social” de 2019 en Chile, gobierno democrático devenido en prácticas neoliberales desmesuradas.
Decime si no es motivo de contradicción, tanto para el populista, el liberal, la derecha o la izquierda, el pensamiento de un hombre cuyo Maestro conceptualizó la relación con la política, “Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.
El papa Francisco ha ido a Irak, país donde está la antigua Ur de Caldea, tierra del patriarca Abraham, viaje consecuente con su pensamiento de Fratelli tutti (Fraternidad para todos). Tierra de fundamentalismos religiosos acervos e irracionales, viaje peligroso, valiente y necesario en este momento, que ha dado continuidad a la Declaración de Abu-Dabi que el pontífice elaboró y firmó en 2019 con el imán de al-Azahar máxima autoridad religiosa de los musulmanes sunitas y ahora la ha extendido a los musulmanes chiitas, tenidos como más recelosos de sus creencias y proclives a la violencia y al terrorismo… pero Francisco cree que es la hora del “diálogo interreligioso”… Ha sido un viaje peligroso, valiente!
A pesar de sus problemas de columna y de la reaparición de atentados violentos… allá fue, a pesar de la pandemia, vacunado… pero fue. Provocando contradicciones a lo interno, particularmente entre el conservadurismo cómodo que resiente su propósito de dinamizar la Iglesia y el necesario saneamiento y depuración que ha emprendido en la misma, afectando a varios de ellos.
¿Cómo se te ocurre que el papa iba a permanecer callado e inerme ante el cataclismo mundial provocado por la pandemia? Tiene que oírse su voz de profeta y pastor. ¿En qué cabeza cabe que el representante de Cristo no iba a dictar normas de profilaxis e higiene que protegieran a todos los miembros de su Iglesia, sus hermanos? Tiene la autoridad para hacerlo, a nosotros nos corresponde obedecer, mantener limpio el corazón y recibir al Señor.
Acompañamos a nuestro pastor, teniendo seguro que un hombre de la talla humana, moral y espiritual de Francisco I, no detendrá su misión hasta alcanzar la Jerusalén Celestial.
El autor es médico.
