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Una dedicatoria de Rubén Darío a L. F. Corea

EL LIBRERO anticuario italiano Federico Orsi conserva un ejemplar de la primera edición de Cantos de vida y esperanza, poemario culminante de Rubén Darío —editado en Madrid a mediados de 1905— con esta dedicatoria: A mi querido Ministro/ y amigo/ my friend,/ L. F. Corea/ En el mar/ y por siempre./ Rubén Darío. Sin datación específica, estas palabras de Rubén hay que ubicarlas en el Atlántico, mientras viajaba como secretario de la delegación del gobierno de Nicaragua —presidido por el general José Santos Zelaya— a la Tercera Conferencia Panamericana a celebrarse en Río de Janeiro del 23 de julio al 27 de agosto de 1906. Luis Felipe Corea, de 42 años (había nacido el 25 de agosto de 1864), era el jefe de la delegación y también el destinatario de la dedicatoria, escrita entre el 3 y el 23 de julio del año citado.

Nacido en la ciudad nicaragüense de Granada, Corea era hijo de un modesto y honrado comerciante y se había bachillerado en el famoso Colegio de Granada, donde tuvo de compañero de aulas, entre otros, a Emiliano Chamorro (1871-1966), con quien, por encima de las divergencias políticas, cultivó siempre cordial amistad. Estudió y se graduó en Derecho en Guatemala. Allí ejerció la judicatura y fue catedrático de Historia y Filosofía. “El presidente Zelaya lo envió a Washington como secretario de la Embajada de Nicaragua y más tarde lo hizo ministro plenipotenciario. Por varios años sirvió este alto cargo y en ese lapso llevó misiones a Cuba y México. Representó al país en varias conferencias internacionales y una de ellas fue la Panamericana de Río de Janeiro, teniendo de secretario a Rubén Darío” [José Francisco Borgen: Una vida a la orilla de la historia (Memorias). Managua, D.N., Dilesa-Editores, 1979, pp. 142-143].

A Rubén Darío se la había unido Luis Felipe Corea en Lisboa el 3 de julio de 1906. No se conocían y, según una crónica de Darío publicada en La Nación el 28 de julio del mismo año —y que rescataría Günther Schmigalle—, Corea parecía “aun lleno de juventud, que concentrara los dones de una larga experiencia y seducía como persona y como alma. Su gesto es decisivo, sus juicios maduros, su charme invariable” [RD: Crónicas desconocidas/ 1906-1914. Edición y notas de Günther Schmigalle. Managua, Academia Nicaragüense de la Lengua, enero, 2011, p. 35].

José Francisco Borgen, retomando los datos biográficos del diplomático, añade que tuvo de compañero de delegación a las conferencias de Washington en 1907 al doctor José Madriz (1867-1911), luego presidente de Nicaragua (21 de diciembre, 1909-20 de agosto, 1910). “Caído el dictador, se quedó Corea ejerciendo su profesión en Nueva York, donde gracias a su profesión diplomática había realizado valiosas relaciones personales, las que luego vio ampliadas por su matrimonio con India Bell Fleming, hija de un banquero y senador liberal (op. cit., p. 143). Y continúa Borgen: “En 1923, varios importantes liberales lo llamaron haciéndole llegar un acta que se dijo cubierta por diez mil firmas”.

Entonces sería uno de los tres candidatos a las elecciones de noviembre de 1924, pero fue derrotado por la fórmula Solórzano-Sacasa: una alianza del Partido Conservador Republicano fundado por el presidente Bartolomé Martínez (1860-1936) con liberales nacionalistas, que obtuvo 48,072 votos. El candidato del conservatismo tradicional y expresidente Emiliano Chamorro quedó en segundo lugar con 28,760 votos y en tercero Luis Felipe Corea, quien intentaba reinstalar el proyecto nacional del zelayismo, con 7,264. Los restantes votos, 39,196, fueron nulos o los ciudadanos inscritos no votaron (Óscar-René Vargas: Historia del siglo XX. Nicaragua 1910-1925. Managua, Ceren y Tegucigalpa Cedoh, 2000, p. 70).

Volviendo a la misión diplomática de Corea y Darío en el Brasil, Edelberto Torres (1899-1994) me refirió que a Corea le roía las entrañas una envidia nacida espontáneamente contra Rubén, quien disimulando la situación callaba. Solo una vez se desahogaría al referir a un amigo íntimo que le preguntó sobre la conducta del doctor Corea hacia él: “Mal hombre ese”.

Luis Felipe Corea (y no “Cosen” como paleografió erradamente Federico Orsi) falleció el 27 de abril de 1932, de 67 años. Se había casado de 43 con India Bell, de 19, el 27 de febrero de 1907. Y tuvieron una hija nacida ese mismo año y dos hijos nacidos, respectivamente, en 1910 y 1911. El hijo mayor, Luis Felipe Corea Jr. murió en Arlington County, Virginia, EE. UU., el 15 de octubre de 2003 a la edad de 93 años. India Bell (1887-1934) tenía 47 años al fallecer; reposa en el Fort Lincoln Cemetery, Brentwood, Prince George’s County, Maryland, EE. UU.

El autor es miembro (secretario) de la Academia Nicaragüense de Historia y Geografía.

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