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Por qué las proyecciones del FMI y BM son un golpe para el INSS y casi 200 mil nicaragüenses

Analistas explican el impacto de las proyecciones del FMI y el Banco Mundial en el mercado del trabajo y el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social.

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Recuperar empleos con un crecimiento de entre 2.5 y 3.5 por ciento —que es la proyección del Gobierno— significa de por sí un desafío, pero si al final se cumplen las perspectivas del Fondo Monetario Internacional de que el Producto Interno Bruto (PIB) solo se expandirá 0.2 por ciento, la posibilidad de que casi 200 mil desempleados desde el 2018 retornen al mercado laboral formal este año será casi imposible.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) han convergido en que en el 2021 la economía de Nicaragua no crecerá ni 1 por ciento, dejando al país al borde de su cuarto año consecutivo de contracción económica, una visión que no es compartida por el régimen de Daniel Ortega, que aspiraría a quedarse en el poder en noviembre próximo cuando se celebren elecciones.

Pero más allá de los intereses del Gobierno, lo cierto es que, según economistas, los pronósticos que ambos organismos internacionales hicieron para Nicaragua no son buena señal para los casi 200 mil sin empleo formal, muchos de los cuales, incluidos profesionales, se refugiaron en el subempleo, donde abundan los empleos precarios y mal remunerados.

Al cierre del 2020, según muestran cifras del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide), el subempleo afectaba al 46.1 por ciento del mercado del trabajo, lo que significa que cinco de cada diez nicaragüenses tienen salarios paupérrimos. La posibilidad de que esto mejore, si se cumplen las proyecciones de los multilaterales, es imposible.

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El analista político Eliseo Núñez manifestó que el Gobierno espera que los recursos que entraron tengan un efecto multiplicador en la economía y por ende en el empleo, pero no será así.

“La inversión extranjera y nacional no va a crecer, entonces no se espera que mejore el empleo, el Gobierno tiene la esperanza de que tenga un efecto multiplicado la inversión pública, pero eso sucede solo si los demás factores están en crecimiento, pero en este caso no es así, por esa razón no podemos esperar un buen arranque de la economía. Yo creo que va a haber empleos temporales producto de la inversión pública, pero el efecto multiplicador que espera el Estado no lo va a conseguir”, dijo Núñez.

Leonardo Torres, presidente del Consejo Nicaragüense de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conimipyme) y quien además es directivo del BCN, difiere de Núñez, pues considera que este año está garantizado el empleo.

“Tenemos que generar empleo directo, solo en el caso de la zona franca se espera que nos genere este año unos 20,000 empleos, pero además se espera que la construcción genere empleos con los proyectos de inversión pública, pero eso será mientras dure la obra, y son proyectos de 2 a 3 años, por lo tanto el empleo al 2021 lo vamos a tener garantizado con estos proyectos”, sostuvo Torres.

Añadió que este año el sector de mipymes tendría capacidad para generar mínimo el 20 por ciento de empleo directo, eso significa unos 36 mil trabajos. “¿Ahora a qué nivel de formalidad vamos a tener esos empleo? La mayoría va a ser informal, ese es un tema que más adelante vamos a trabajar. Estos empleos se van a generar en la agricultura y comercio, menos en el turismo”, dijo.

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A criterio del economista Enrique Sáenz, un crecimiento de 0.2 por ciento, como el que proyecta el FMI no tendrá impacto o no será notorio en la economía.

“Después de una caída acumulada del 10 por ciento del PIB en tres años, si le creemos a las cifras oficiales, una recuperación del 0.2 simplemente no significa nada, principalmente para estos más de dos millones de nicaragüenses (que están en el subempleo). La razón más obvia es la siguiente: como resultado de la dinámica poblacional cada año se incorporan al mercado laboral más de 40 mil nuevos demandantes de trabajo, es decir que un crecimiento de esa magnitud, si es que amerita llamarle crecimiento, ni siquiera alcanza para absorber a esos nuevos demandantes de empleo”, explicó Sáenz.

De igual forma José Adán Aguerri, expresidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), manifestó que no hay esperanzas de que se recupere el empleo que se perdió en los últimos tres años.

“Cuando hablás de  0.2 por ciento, estás hablando de una economía que no va a crecer, eso significaría que se mantiene en el estatus que estamos en este momento, y actualmente hemos perdido 190,000 empleos formales, hemos perdido los motores de generación de empleo más importantes, si a eso le agregás que en este momento tenés dos amenazas importantes: que son el empeoramiento del clima de negocio basado en las respuestas del Gobierno (…) y dos, la nueva ola contagios de la pandemia, entonces es muy difícil que esos empleos que se perdieron se puedan recuperar este año”, expresó Aguerri.

Mala señal para el INSS

Pero además esto supone un problema para el Seguro Social, porque si no se crea empleo formal, no va a crecer el número de afiliados y por ende las finanzas del instituto seguirán en rojo.

“Ya sabemos que hay desafiliación al INSS y por qué estamos en 736,751, porque las empresas desafiliamos al INSS, no corrimos a los trabajadores, los contratamos de otra forma para capearnos el INSS, por eso es que se viene perdiendo afiliados, lógicamente eso afecta a la institución que este año tendrá con seguridad un déficit mayor, puede llegar casi a los 5,000 millones”, admitió, no obstante, Torres.

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Si no aumenta el empleo, la pobreza no se va a reducir

Y si el empleo no da señales de recuperación este año, miles de nicaragüenses seguirán en una situación de pobreza y otros estarán a punto de caer en ella.

Según el último informe de Coyuntura de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) se espera que este año el PIB per cápita sea de 1,875 dólares, lo que representa un aumento de 0.9 por ciento con respecto al 2020 (1,858 dólares) , eso ubicaría a la tasa de pobreza en 29.9 por ciento, lo que representa alrededor de dos millones de personas viviendo con 1.77 dólares o menos diario. Antes del 2018, Nicaragua había superado la barrera de los 2,000 dólares per cápita.

Para el economista y sociólogo Óscar René Vargas, la proyección del Banco Mundial y el FMI no apuntan a una mejora del mercado laboral nicaragüense este año y eso tendrá una repercusión social.

“Esto indica que no va a haber una mejora del mercado del trabajo y si a eso le añadimos que la canasta básica va a seguir creciendo por los incrementos del combustible y el congelamiento del salario el panorama no es favorable, con todos estos indicadores podemos decir que la pobreza se va a mantener en niveles altos, lo cual es preocupante”, dijo Vargas.

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