Quizás para aprovechar la espléndida primavera washingtoniana, tanto el Fondo Monetario como el Banco Mundial inventaron hace algunos años complementar su asamblea anual en el otoño con otra reunión en la primavera. Esta comenzó el 6 de abril. Pero este año, y debido al Covid, las oficinas tanto del Fondo como del Banco Mundial están cerradas. Sus funcionarios trabajan desde sus casas, y la reunión de primavera fue, por supuesto, “virtual”.
A pesar de este ambiente, como de costumbre el Banco Mundial y el Fondo —y los ministros de Hacienda y presidentes de los bancos centrales de sus países miembros más importantes— están generando noticias. Una de las fuentes más repletas de estas “nuevas” es una publicación del Fondo titulada Perspectivas de la Economía Global (WEO, por sus siglas en inglés). Quizás por el ambiente de encerrona que se vive en Washington, el WEO todavía no ha salido impreso. Pero su texto está colgado en el internet.
¿Cuáles son las noticias más destacadas de la reunión de primavera y del WEO? La más comentada en medios estadounidenses es una propuesta de Janet Yellen, la ministra de Hacienda norteamericana, de acordar un impuesto parejo internacional para evitar que corporaciones e individuos se establezcan en paraísos fiscales para reducir sus cargas impositivas. No sé cuán potable será esta idea. Seguramente será mal vista en países como Panamá, Suiza e Irlanda que han prosperado, en gran medida, por ser altamente atractivos en el campo de las finanzas. Pero no solo allí hay oposición a la sugerencia de Yellen. El Wall Street Journal, el periódico conservador más influyente de Estados Unidos (EE. UU.), ya reaccionó negativamente a la propuesta. En todo caso, y probablemente por haber sido revelada demasiada tarde la idea de Yellen a duras penas se menciona en el WEO.
El Covid es el tema que domina el WEO. El documento se dedica a cuantificar el inmenso costo humano y económico de la peste a prácticamente un año de su estallido mundial. Confirma con datos que la pandemia ha devastado al mundo arrojando no solo un inmenso saldo de muertos —casi tres millones hasta la fecha— sino que una grave contracción económica y un incremento en la pobreza, la desigualdad y el desempleo. Por ejemplo, señala que jóvenes, mujeres y trabajadores cuyos empleos no requieren mayores conocimientos técnicos, son los que más han sido despedidos y los últimos que serán reenganchados cuando regresemos a la tan añorada normalidad en un período poscovid. Concluye, además, que en 2020 la economía global sufrió una contracción de 3.3 %, la más profunda desde la Gran Depresión hace noventa años. Como resultado, en 2020 más de 95 millones de personas engrosaron la fila de la pobreza extrema a nivel mundial.
No todo es mala noticia en el WEO. Afirma que por fin hay luz al final del túnel del Covid gracias al descubrimiento, producción e inyección de millones de vacunas contra la pandemia. Por eso comienza a haber cierto optimismo en este informe y el Fondo estima que este año la economía global repuntará 6 % y otro 4.4 % en 2022. Pero también nota que su pronóstico está sujeto a mucha incertidumbre debido al lento ritmo de vacunación, especialmente en el tercer mundo, y por la amenaza de que surjan nuevas cepas del Covid resistentes a las vacunas existentes. Según el Fondo, los países ricos, que cuentan con solo un 16 % de la población mundial, ya han hecho arreglos para adquirir el 50 % de las vacunas. Mientras tanto, países del tercer mundo no tienen suficientes recursos para cubrir sus necesidades. Nicaragua, por ejemplo, parece solo haber recibido hasta la fecha vacunas para inmunizar al 10 % de su población adulta.
Al Fondo también le preocupa que las medidas fiscales que países como EE. UU. han tomado para contrarrestar la contracción de 2020 sean riesgosas. Por un lado, el Fondo reconoce que sin estos estímulos la depresión ocasionada por la plaga puede haber sido hasta tres veces peor de lo que fue. Pero, por otro lado, estas medidas han resultado en elevados déficits fiscales que podrían, a su vez, causar una mayor inflación y tasas de interés más elevadas. Estas últimas podrían perjudicar la recuperación económica especialmente en países pobres que financian una parte de su desarrollo con plata prestada.
Los medios norteamericanos están destacando que EE. UU. será la locomotora que jalará la recuperación económica global debido a su fuerte crecimiento este año. Hay algo de cierto en esto, especialmente en países como Nicaragua cuyo socio comercial principal es la Unión Americana. Pero estos medios ignoran que hay otras naciones que podrán ser actores iguales o hasta más importantes que EE. UU. Por ejemplo, el WEO calcula que la China y la India también crecerán robustamente este año. En el caso de la China, el Fondo estima que crecerá 8.4 % en 2021. Y el WEO pronostica que la economía hindú crecerá más rápidamente que cualquiera de las otras grandes a un increíble ritmo de 12.5 %. Cómo cambian las cosas, ¡verdad!
¿Qué dice la bolita de cristal del WEO sobre Nicaragua? En primer lugar, que nuestra economía tendrá un crecimiento de 0.2 % en 2021 y de 2.7 % en 2022. Pero este repunte viene después de tres años consecutivos de contracción fuerte. Para poner nuestro desempeño en contexto, en 2021 y 2022, los países centroamericanos y la República Dominicana crecerán 5.6 % y 4.1 % respectivamente, cifras bien por encima de las nuestras. Nuestra inflación seguirá bajo control —3.7 %— y continuaremos con un modesto superávit en nuestra cuenta comercial corriente. Esto por nuestro fuerte chorro de remesas e importaciones modestas. Este superávit permitirá que sin estos estímulos nuestro nivel de reservas continúe siendo adecuado.
El autor fue Director del Banco Mundial.