Este 28 de abril, se cumplen tres años de aquella peregrinación por la paz que convocó la Iglesia católica y que tuvo lugar en Managua. Ya eran 11 días desde el estallido de la rebelión de abril y la represión desatada por el gobierno de Daniel Ortega había dejado más de una treintena de ciudadanos asesinados. Esta fue la primera actividad religiosa masiva bajo el lema “Dichoso los que tienen hambre y sed de ser justos porque serán saciados”.
En la capital aquel sábado se concentraron, a las 2:00 p.m., miles de nicaragüenses provenientes de todos los departamentos, comunidades y barrios. Un inmenso mar de nicaragüenses con banderas en mano de color azul y blanco, banderas amarillas y blancas, cubrió Managua en respuesta a la convocatoria realizada por la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN).
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En tres puntos de reunión se congregaron los nicaragüenses: Cristo Rey para el sector oriental, las inmediaciones del Colegio Teresiano para los del sur y la rotonda El Periodista para el sector occidental. La peregrinación se dirigió hacia la Catedral Metropolitana de Managua.
Desde el principio, el Movimiento Campesino respaldó la movilización convocada por la Iglesia, y desde tempranas horas de ese sábado empezaron campesinos a salir en camiones, buses, camionetas de los departamentos hacia Managua. Todos venían en caravana liderada por Francisca Ramírez.
A las 11:15 de la mañana la caravana de campesinos, bajo la consigna “el pueblo unido jamás será vencido”, hacía su ingreso a Tipitapa. Ya habían recorrido más de 300 kilómetros para llegar a la capital. La caravana fue recibida por los capitalinos quienes salieron a la Carretera Norte a saludarlos: ondeaban banderas, sonaban las bocinas de los vehículos, aplaudían y les entregaron alimentos.
A partir de la 1:30 de la tarde ya los ciudadanos de todos los departamentos, quienes viajaron a Managua, ya se encontraban en cada uno de los puntos. El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio Báez, acompañó la manifestación con una bandera azul y blanco; él llegó al Colegio Teresiano, donde también asistió el cardenal Leopoldo Brenes Solórzano, obispo de la Arquidiócesis de Managua. De ahí partió la peregrinación.
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Mientras avanzaban ondeando las banderas, los participantes rezaban. Los sacerdotes y obispos reiteraban que “la primera que quiere la paz es la Iglesia”, una frase que lanzó el papa Juan Pablo II durante su primera visita a Nicaragua en 1983, frente a grupos azuzados por el sandinismo que le gritaban “queremos la paz” durante su homilía en la misa campal realizada en Managua.
A las 3:10 de la tarde, monseñor Brenes ya había llegado a la Catedral de Managua e inició las oraciones a la Virgen María. Rezó por los familiares de las personas que habían muerto producto de la represión policial. Durante la homilía en el sector de la Catedral se suspendió el servicio de energía eléctrica. Al respecto, el cardenal Brenes dijo que “como el demonio es el rey de las tinieblas, quería que nos quedáramos en tinieblas, pero Cristo es el rey de la luz”. La multitudinaria peregrinación también congregó a universitarios, religiosos, empresarios y sociedad civil.
Faltando 20 minutos para las 5:00 de la tarde, el cardenal Brenes dio la bendición a los participantes y finalizó la homilía y la peregrinación en Catedral de Managua.