Para entender lo que ocurre con Jonathan Loáisiga no solo basta con verlo sobre el montículo. Pasó de ser ese lanzador en la loma de las causas perdidas a tomar responsabilidades de relevos decisivos en los juegos de los Yanquis de Nueva York. La prensa de esa ciudad no solo habla de Aroldis Chapman o de Chad Green, sino que ahora se sumó el derecho de Las Sierritas. Y se lo ha ganado a pulso. Cuando sube al montículo parece haberse encallado en la Antártida, se congela para que nada lo afecte y su único enfoque es él y el bateador. La confianza es tanta que se atreve a contradecir a los receptores. En un turno contra Cleveland, el receptor Higashioka le pedía recta, pero Loáisiga decidió soltar el cambio. El nuevo Jonathan había nacido: más seguro de sí mismo y asumiendo riesgo como todo gran jugador que conoce el azar del beisbol.
En la actualidad se encuentra entre los cinco mejores relevistas de la Liga Americana con efectividad más baja con 15 o más entradas lanzadas. Solo está siendo superado por el espectacular año de Yusmeiro Petit (4-0, 0.98 y 18.2 IP) con Oakland, Adam Plutko (1-0, 1.00 y 18 IP) con Baltimore y Chad Green (0-2, 1.02 y 17.2 IP). Loáisiga posee 2-1, 1.04 y 17.1 entradas lanzadas, mientras que en la quinta posición está Will Vest de Seattle (1-0, 1.17 y 15.1 IP).
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No obstante, la inminente mejoría de Loáisiga no solo se debe al incremento de la confianza y a la madurez natural del atleta. Loáisiga ha incrementado considerablemente la velocidad en sus envíos. En 2018 promediaba su recta en 95.9, luego en 2019 subió a 96.9. El año pasado bajó a 96.7 y en este 2021 la incrementó hasta 97.1, mejorando 0.4 millas. Además está soltando más su cambio de velocidad, consiguiendo un quiebre de ritmo de los bateadores. Sumando las temporadas 2018 y 2019 el 12.9 por ciento de sus lanzamientos eran cambios de velocidad, pero a partir de 2020 y 2021 subió hasta 19.2 por ciento en usó, muy por encima del promedio de la liga que es 11.7 por ciento.
Loáisiga es el sexto relevista con más de 15 entradas que menos le batean sus oponentes. Los rivales promedian un raquítico .186. En esa rama lo superan: Matt Barnes de Boston (.113), Josh Staumont de Kansas (.120), Chad Green (.158), Junior Guerra de Anaheim, quien jugó en la Liga Profesional de Nicaragua (.171) y Lou Trivino de Oakland (.183).
Con apenas 26 años y mucha salud, aquel Jonathan pendiendo de un hilo sin poder lanzar por la operación Tommy John está enterrado. Ahora solo vive dentro de él ese que desafía hasta a su receptor y a sí mismo todos los días. Dennis Martínez decía que la decisión siempre la tomaba él porque cuando era descifrado por seguir la corriente de un lanzamiento de su receptor el que salía en los noticieros y periódicos como perdedor del juego era él. Loáisiga ha despertado y tiene en vilo a una fanaticada de la pelota.