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Carlos Martínez, periodista de El Faro explica la situación en El Salvador

Periodista salvadoreño Carlos Martínez: “El escenario nicaragüense es nuestro futuro inmediato”

El periodista salvadoreño considera que Nayib Bukele es capaz de masacrar a su pueblo como Daniel Ortega y Nicolás Maduro con tal de perpetuarse en el poder.

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La primera sesión de la nueva Asamblea Legislativa de El Salvador controlada por el presidente Nayib Bukele desde donde se destituyeron a seis funcionarios de gobierno, marcó un grave hito para la democracia de ese país. Así lo explica el periodista salvadoreño Carlos Martínez, quien en esta entrevista habla de cómo el mandatario de su país ha desmantelado la democracia más rápido de lo que lo hizo Daniel Ortega en Nicaragua.

Martínez, redactor del periódico El Faro, reconoce en Bukele a un potencial dictador, una persona autoritaria que no le gusta la crítica y ocupa todo el aparato estatal para controlar la narrativa pública y amedrentar a periodistas.

Para Martínez, Nayib Bukele es capaz de masacrar a su pueblo como Daniel Ortega y Nicolás Maduro con tal de perpetuarse en el poder, aunque reconoce que por ahora no lo necesita porque cuenta con el respaldo de la mayoría de salvadoreños.

¿Qué pasó el pasado primero de mayo en la Asamblea Legislativa de El Salvador?

El presidente a través de sus diputados, porque no son otra cosa más que sus diputados, decapitó a la Sala de lo Constitucional que es la máxima corte de interpretación constitucional en El Salvador. Decapitó además a la Fiscalía, y puso en su lugar a magistrados y a un fiscal que le son absolutamente serviles. Supongo que ustedes en Nicaragua entenderán perfectamente este esquema.

Hay quienes consideran que estuvo bien que haya destituido a estos funcionarios porque tenían supuestos vínculos con los partidos ARENA y FMLN

Esa es una de las cosas que el presidente ha alegado. En El Salvador, los magistrados de la Sala de lo Constitucional antepasada crearon mecanismos para que al menos hubiera un tipo de revisión en los perfiles de los funcionarios para evitar que tuvieran vínculos orgánicos con los partidos políticos, es decir, que no fueran líderes o activistas de los partidos. De hecho, el fiscal que acaban de destituir ha perseguido a varios diputados del partido ARENA que es el partido con el que el presidente vincula al fiscal. Y los magistrados, no tiene ninguno un pasado de activistas o de ser dirigentes o miembros de los partidos políticos.

Si querían destituir a estos funcionarios, ¿cuál debió ser el debido proceso?

La Constitución evidentemente faculta a la Asamblea Legislativa. El problema está en que la Constitución no le permite a la Asamblea destituir funcionarios que están en vigencia de su periodo por cualquier razón. A parte de eso, no se llevó a cabo ningún procedimiento, salvo la levantada de mano de la bancada títere del presidente. No se permitió a los magistrados defenderse. Esa misma noche, la policía invadió el recinto de la Sala de lo Constitucional y la Fiscalía. Esa misma noche fueron nombrados también sus sustitutos sin haber ninguna evaluación previa, sin haber competido con otros aspirantes a ese cargo y sin haber revisado requisitos que la ley impone.

El nuevo fiscal (Rodolfo Delgado) impuesto por el presidente Bukele tiene ahorita mismo una orden cautelar en su contra que previene del maltrato hacia su esposa y hacia sus hijos, lo que en un proceso riguroso de selección lo hubiese dejado sin la posibilidad de obtener el puesto de Fiscal General de la República.

¿Cuál fue el argumento del presidente para destituir a estos funcionarios?

Alega que la gente lo eligió mayoritariamente y que la gente votó para que él hiciera eso.

El exfiscal Raúl Melara incluso era amigo del presidente Bukele

No es que eran amigos, todo indica que alguna vez compartieron algunas afinidades o interés en lo que investigaba el Fiscal General (Melara). Sin embargo, el presidente no admite ningún matiz a sus opiniones, de manera que, si en algún momento discreparon, el fiscal pasa a ser automáticamente considerado su enemigo. Cuando el fiscal investigó algunas de las instituciones y ministerios del presidente Bukele por corrupción, o demandó a alguno de sus seguidores por el acoso al que sometían a mujeres de la oposición, el presidente pasó a considerarlo su enemigo y por tanto lo destituyó.

¿Bukele busca revanchismo o controlar el Estado?

Las dos cosas.

¿Cuál es la intención de Bukele al concentrar el poder en su persona?

El presidente está allanando el camino para que se hagan las reformas necesarias de manera que él pueda intentar reelegirse de forma indefinida como el presidente Ortega en Nicaragua, o el presidente Juan Orlando Hernández en Honduras. En muy poco tiempo el presidente Bukele se ha hecho del control del Ejecutivo, del Legislativo y del Judicial, y sus diputados han advertido de forma muy explícita en sus redes sociales que sigue (por destituir a funcionarios de) la Corte de Cuentas, que es la entidad fiscalizadora de las finanzas públicas; y la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos de la que el presidente Bukele se ha quejado durante toda su gestión por las denuncias que ha hecho ante sus manejos abusivos e ilegales durante la pandemia.

Y los salvadoreños, ¿qué dicen?

La población salvadoreña, hoy por hoy, lo respalda de manera mayoritaria y se hace de la vista gorda ante las evidentes tropelías y todos los indicios de alarmante corrupción de este gobierno. Todas las encuestas lo ubican como un presidente muy bien ponderado. La mayor parte de salvadoreños tiene un hartazgo de la forma en que el país fue conducido durante décadas y ha entregado un cheque en blanco al presidente Bukele, que tiene un discurso que a la población le resulta muy comprensible, muy típico de populistas latinoamericanos como en su momento Fujimori (Perú), Chávez y Maduro (Venezuela), como Uribe (Colombia), López Obrador en México, y en su momento como Daniel Ortega también.

En el exterior, a Bukele se le ha tildado como un mandatario populista. ¿En El Salvador también se le ve así?

El presidente Bukele supo capitalizar el enorme descontento de la población salvadoreña con los dos grandes partidos que derivaron de la guerra civil: el FMLN y ARENA. Estos dos partidos se repartieron el poder desde el fin de la guerra, cometieron alarmantes casos de corrupción tanto así que uno de los último tres presidentes guarda prisión por corrupción, otro falleció mientras se llevaba a cabo el juicio en su contra y el otro está escondido en su país bajo el asilo de Daniel Ortega.

Bukele llegó al poder amparado en el desprecio y el hartazgo de la mayor parte de ciudadanos salvadoreños a través de un discurso recurrente en el que se presentaba a sí mismo como el antídoto para la manera tradicional de hacer política en El Salvador.

En Nicaragua Daniel Ortega hizo lo mismo con la democracia, pero a él le tomó mucho más tiempo. Bukele lo está haciendo en dos años

Esto es imposible de mantener durante un largo tiempo, sobre todo cuando una persona acumula todo el poder de un país. En Nicaragua, la familia del presidente Daniel Ortega ha acumulado tal poder que es inauditable, que cualquiera que se oponga es atacado no solo por redes si no físicamente. Yo he estado en Nicaragua ante las balaceras que se formaron en contra del gobierno. Hemos atestiguado con horror el asesinato de opositores. En El Salvador no es el caso aún en la medida que la mayor parte de la población todavía confía y cree que es correcto que el presidente Bukele acumule todo el poder, así lo obtenga por medios ilícitos.

La comunidad internacional casi de forma unánime ha mostrado su enorme preocupación por la velocidad en la que se ha desmantelado la democracia en El Salvador. Recientemente en cadena nacional el presidente pasó una reunión que tuvo con un grupo de embajadores de las que estuvo ausente nada más el representante de la embajada de los Estados Unidos. Esta reunión había sido grabada un día antes y se pasó en cadena nacional sin permiso de los embajadores, y en esa reunión básicamente el presidente Bukele dejó muy claro que a él le vale madres lo que opine la comunidad internacional.

El presidente Bukele también denota molestia por la crítica

Este es un presidente alérgico a la crítica y alérgico a cualquier opinión que a él le resulte negativa. El presidente Bukele tiene una intolerancia supina a cualquier voz crítica y ha encontrado a uno de sus enemigos preferidos en la prensa independiente, a quienes ha atacado con todos los instrumentos del Estado que tiene a su disposición. El presidente es un comunicador extraordinario y un publicista muy bien dotado. Ha creado su propio aparataje publicitario, su propio periódico, su propio canal de televisión y su propia radio para difundir su propaganda y maximizar los supuestos logros de este gobierno y desaparecer cualquier crítica. También tiene alianzas con los principales medios de comunicación que suelen ser muy condescendientes con su gobierno. De manera que en muy poco tiempo ha conseguido controlar la narrativa de poder y convertido a este país en un “si no estás conmigo, quiere decir que estás con la corrupción de los gobiernos anteriores”. Ahora mismo, el periódico para el que trabajo, El Faro, es sujeto de una investigación del Ministerio de Hacienda que, aunque no ha terminado sus conclusiones el presidente Bukele ya anunció que al parecer va a acusarnos de lavado de dinero entiendo yo, o de evasión de impuestos.

Ahora tiene al nuevo fiscal de su lado para llevar a cabo una acusación

Desde luego. Ahora el presidente tiene en su mano al fiscal general y a la Sala de lo Constitucional que había dictado medidas cautelares en favor del periódico, y ha anunciado además que a él le importan muy poco las opiniones de los organismos internacionales que han protestado contra la embestida del gobierno contra la prensa independiente.

También ha habido denuncias de periodistas que son perseguidos por civiles en motocicletas. ¿Cómo es la relación de la prensa con el gobierno de Bukele?

Nosotros no tenemos acceso a información que derive del Ejecutivo, ahora tampoco del Legislativo ni de la Fiscalía, y tampoco de la Sala de lo Constitucional. Nuestros teléfonos están intervenidos y el presidente ha presumido públicamente de conocer la inminencia de la publicación de algunas de nuestras investigaciones. Hay casos donde nuestros periodistas son fotografiados y perseguidos cuando se reúnen con nuestras fuentes y hemos tenido también casos de difamación en sus medios de propaganda. Incluso algunos de ellos me han acusado a mí de cometer delitos.

Todo esto que está contando es algo que vivimos en Nicaragua a diario desde hace varios años.

Correcto. Fíjate que nosotros veíamos el escenario nicaragüense muy lejano porque después de la guerra civil, más allá de la corruptela y el manejo perverso de algunos presidentes sobre las finanzas públicas, podíamos presumir que algunos de esos presidentes han pagado ante la justicia por sus delitos y que hay uno que está huyendo con un montón de órdenes de captura encima como Mauricio Funes que está refugiado allá en Nicaragua. Y presumíamos también de tener instituciones en las que el poder estaba repartido entre los distintos partidos políticos y que por lo tanto había un balance y cierta independencia en la Fiscalía General de la República. Todos esos avances democráticos que tanto costaron se acaban de desmantelar de un plumazo y este señor avanzó en menos de dos años en el desmantelamiento de la democracia y las instituciones a una velocidad que ni siquiera el dictador Daniel Ortega consiguió hacerlo. De manera, que este señor (Bukele) nos acercó a la situación que ustedes padecen en Nicaragua bajo el régimen de Daniel Ortega y su esposa, en un tiempo asombroso y bajo el aplauso de sus seguidores.

Entonces, ¿el escenario nicaragüense ya es más palpable en El Salvador?

El escenario nicaragüense es nuestro futuro inmediato. Desde luego que ahora no hay necesidad de utilizar el aparato represor de forma masiva, si no de forma selectiva contra periodistas, activistas, miembros de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, pero ahora mismo el presidente goza del respaldo mayoritario de manera que no ha tenido que salir a matar, a apresar o a desaparecer opositores, pero todo el talante de este gobierno apunta que si eso se hace necesario, pues no tengo yo ningún indicio de que el presidente Bukele vaya a reservarse esas formas en el futuro. Lo que nos separa de Nicaragua ahora mismo es que el presidente todavía goza de la enorme aprobación popular.

¿Qué debe pasar para que los salvadoreños se den cuenta del personaje que tienen como presidente?

Nuestros pueblos tienen muy poca formación democrática, sobre todo porque las condiciones en las que viven apenas permiten a nuestros ciudadanos estar preocupados por la mera supervivencia, de cómo voy a comer hoy. La población va a comprender lo que le ha ocurrido cuando destruir la democracia se transforme en oleadas que les afecte en la vida cotidiana. Cuando el Estado te atropelle y además te vuelva a atropellar por quejarte de los atropellos como despidos injustificados o violaciones de libertades individuales.

¿El presidente Bukele ha mostrado interés en reelegirse indefinidamente?

Jamás ha dicho que es una opción que descarta y en los sondeos privados que el gobierno lanza a la población se ha preguntado recurrentemente qué opinaría si el presidente se reelige. Desde luego tiene el camino absolutamente allanado. No existe un poder nacional al menos que se oponga a las posibilidades y al evidente deseo de este señor de perpetuarse en el poder.

Lo cierto es que nuestra Constitución prohíbe la reelección inmediata del presidente, pero ahora eso no importa. Tiene unos magistrados títeres en la Sala de lo Constitucional que sin ninguna duda lo avalarían; un fiscal que de ninguna manera va a actuar en contra de esas intenciones pese a que la Constitución prevé consecuencias para quien quiera reelegirse; y muy pronto tendrá al Tribunal Supremo Electoral que avalará también sin ninguna duda la participación del presidente Bukele si es que finalmente esa es su jugada.

¿Es Nayib Bukele un potencial dictador?

Sin ninguna duda. Es una persona que ahora mismo concentra todos los Poderes del Estado, que abomina la transparencia y que ha abolido todos los organismos institucionales para transparentar su función. Abomina también a la prensa independiente y ha movido el aparato estatal para destruir a los periodistas y periódicos que denuncian su actuación. Ha cimentado parte de su poder en el ensalzamiento, la cercanía y el financiamiento al Ejército y a la Policía, ha desmantelado las instituciones, desprecia cualquier expresión de la comunidad internacional que denuncia sus actuaciones, se ha pasado la Constitución de nuestro país por el forro cada vez que le ha dado gana. Yo a eso le llamo dictador, o al menos algo que se le parece mucho.

Carlos Martínez, periodista de investigaciones especiales de El Faro. Víctor Peña/El Faro

 Plano Personal

Carlos Martínez es periodista de investigaciones especiales de El Faro, uno de los medios de comunicación más prestigiosos de Centroamérica.

Nació en El Salvador y empezó a hacer periodismo a los 19 años como parte de una generación que le tocó cubrir la transición de la dictadura a la democracia en su país.

Sus textos han sido publicados en medios de Colombia, México, España, Francia, Estados Unidos, Argentina y Guatemala, y ha recibido numerosos premios por sus trabajos periodísticos.

En 2018, el diario La Página de tendencia oficialista lo acusó de supuestamente haber abusado sexualmente a una mujer durante una fiesta, lo cual fue aprovechado por Nayib Bukele para difamarlo públicamente a él y a El Faro.

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COMENTARIOS

  1. Hace 3 años

    No se puede comparar El Salvador con Nicaragua, en el Salvador el presidente cuenta con el opoyo del pueblo, los partidos corruptos no, el pueblo esta feliz de lo que esta pasando, quienes perdieron legitimidad fueron los partidos tradicionales, en Nic, pasa lo mismo, los partidos tradicionales han perdido apoyo y credibilidad, y el dictador esta moviendo sus piezas para aferrarse al poder. no tiene ni el el 20% del apoyo del pueblo, pero tiene las Armas.

  2. Hace 3 años

    No se puede comparar El Salvador con Nicaragua, en el Salvador el presidente cuenta con el opoyo del pueblo, los partidos corruptos no, el pueblo esta feliz de lo que esta pasando, quienes perdieron legitimidad fueron los partidos tradicionales, en Nic, pasa lo mismo, los partidos tradicionales han perdido apoyo y credibilidad, y el dictador esta moviendo sus piezas para aferrarse al poder. no tiene ni el el 20% del apoyo del pueblo, pero tiene las Armas.

  3. Hace 3 años

    La descripción es exacta

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