El régimen de Daniel Ortega mantiene en pie el sueño de producir la vacuna rusa Sputnik V desde la planta Mechnikov, en Managua. Este viernes el gerente del Instituto Latinoamericano de Biotecnología Mechnikov, Stanislav Uiba, revivió el tema al mencionar que este proceso (gestión del proyecto) no ha cesado.
“Nosotros siempre estamos en proceso de análisis, qué vacuna podría ser transferida a las instalaciones del Instituto Mechnikov y recientemente hemos finalizado un informe, un análisis más completo sobre las posibilidades que tenemos junto con nuestros accionistas. Primero hablamos de la Sputnik, ya que es la vacuna más conocida en el mundo”, declaró Uiba en una entrevista para el programa oficialista Revista En Vivo con Alberto Mora.
Uiba había referido en agosto de 2020 que el laboratorio con sede en Managua empezaría a producir la vacuna rusa a finales de ese año. Pero luego no hubo más noticias.
Debilidad en cadena de fríos
El gerente del laboratorio señaló que además de la Sputnik V también se puede fabricar la vacuna Sputnik Light, pero la “debilidad” es por los requerimientos de la cadena de frío que son “muy estrictos”. Las tres versiones de este fármaco son: la vacuna líquida, que requiere almacenarse entre los 2 y 8 grados con vida útil de 2 meses; la vacuna líquida pero congelada, con una cadena de frío de -18 a -20 grados (que es complicado de mantener en Nicaragua) y con una vida útil de seis meses, y la vacuna liofilizada (en polvo) que debe contar con una cadena de frío de 2 a 8 grados para seis meses de vida útil.
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“Sí se pueden fabricar ambas vacunas en las instalaciones de Mechnikov, pero en caso de requerimientos de 2 a 8 (grados), que nuestra planta ya está adaptada, vamos a aceptar solo la de dos meses de vida útil, significa que desde el inicio tenemos que comprometernos que no es para exportación sino para la población nicaragüense”, señaló Uiba.
“Para cada frasco o ampolla con la vacuna, se necesitan otros requerimientos adicionales”, dijo.
El proyecto de Mechnikov fue inaugurado en el 2016 y, de acuerdo con investigaciones de LA PRENSA fue financiado por el Instituto Nacional de Seguridad Social y recursos federales de Rusia. El costo inicial era de 24.5 millones de dólares, pero terminó costando más de 30 millones de dólares. En abril de 2019, medios oficialistas informaron que el laboratorio fabricó las primeras vacunas contra la influenza y gripe.
Permiso de uso de emergencia
Si se logra concluir debidamente este proceso en el país —expuso Uiba—, la transferencia de la vacuna demoraría normalmente entre dos y tres meses para poder producir los lotes técnicos y de consistencia, pero “en esta situación de pandemia con todos los resultados de estudios clínicos realizados por el titular, el dueño de la vacuna en Rusia, supongo que se puede obtener un permiso de uso de emergencia, de manera super rápida, todo depende de las autoridades regulatorias del país”.
“Al final vamos a obtener un producto con muy buenos estudios clínicos y buenos resultados, con virus inactivado”, añadió.
¿Producción para exportar?
“Una vez realizadas todas las actividades y procesos de transferencia, podemos producir. En este punto es importante la cantidad de producto a granel o la sustancia que llega de Rusia, porque la capacidad de producción depende de la cantidad de la sustancia, pero claramente, podemos producir millones de dosis”, celebró.
Pero representante de la planta Mechnikov aclaró que para poder cubrir a la población nicaragüense utilizarían la vacuna con vida útil de dos meses, pero también existe la posibilidad de fabricar luego una tercera vacuna, la rusa CoviVac, que se podría exportar.
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La vacuna CoviVac requiere una cadena de frío de 2 a 8 grados y tiene una vida útil de seis meses. “Recientemente registrada en Rusia y producida por el Centro de Investigación Científica Chumakov con la tecnología clásica más aprobada, para una variedad de vacunas en todo el mundo”, informó Uiba.
“La necesidad de Nicaragua en este sentido, (la) vamos a cubrir muy pronto”, concluyó.
En todo caso, «envasarían» el medicamento, afirmó a LA PRENSA el doctor en inmunoquímica Ernesto Medina, miembro de la Academia de Ciencias de Nicaragua.
Anteriormente el doctor Medina, miembro de la Academia de Ciencias de Nicaragua, señaló a este Diario que hay un «problema» para creer que la planta Mechnikov — un proyecto polémico del orteguismo desde su creación— pueda producir la vacuna, tal y como pretende el régimen. «La gente tiene que saber que este laboratorio no produce vacunas. La producción de vacunas es un proceso científico-tecnológico bastante complejo y lamentablemente en Nicaragua no tenemos esa capacidad», aseguró en agosto de 2020.
De acuerdo con Medina, lo que haría Mechnikov sería traer al país los granulados o extractos de la medicina y aquí se realizaría la forma farmacéutica que luego se distribuiría a la población. «Un poco parecido es lo que hace este laboratorio que recibe un producto, que es la vacuna en polvo, luego ellos lo envasan, lo etiquetan y lo distribuyen, pero aquí no se hace la producción, se hace en un laboratorio que tiene que estar certificado y el proceso es complejo, aquí no tenemos la capacidad», enfatizó.
En espera de la precalificación de la OMS
Por ahora, el laboratorio está en “un proceso de precalificación” de parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según explicaciones de Uiba, la vacuna “pasó con éxito” los análisis que realizaron dos laboratorios europeos recomendados por el organismo sanitario, y ahora están en espera de la inspección de la OMS “que podría ser este año”.