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Jaime Navarrete ha sido acusado en dos ocasiones. La última vez lo sentenciaron a tres años y seis meses de cárcel por supuesta tenencia ilegal de drogas y arma de fuego. LA PRENSA/ Archivo

Presos políticos “se sienten abandonados” en las cárceles de la dictadura

122 reos políticos continúan en las celdas del régimen Ortega Murillo. Esperaban que la oposición política lograra la unidad, pero no han recibido buenas noticias y muchos se sienten "abandonados" e incluso, utilizados

Las noticias no llegan tan rápido a las celdas de la dictadura. Son llevadas por los parientes de los reos políticos en las visitas que les permiten cada 15 o 21 días. Ellos las esperan ansiosos y luego se las arreglan para transmitírselas a otros presos políticos. Pero desde hace algún tiempo no son buenas noticias.

En la última visita que recibió el reo político Jaime Navarrete le expresó a su tío Rodrigo Navarrete que en el sistema penitenciario La Modelo todos los presos de conciencia “están preocupados porque solo se escuchan noticias de que los políticos están interesados en elecciones y candidaturas”.

Le dijo que “les molestaba bastante que se viera el tema de los presos políticos como una bandera electoral” cuando se percibe que, en el fondo, “no se está haciendo ninguna presión o alguna gestión para que puedan salir de donde están injustamente presos”, afirma don Rodrigo.

La situación es particularmente angustiante para Jaime Navarrete porque se encuentra en la Galería 300. “Es como estar en una tumba”, dice su tío. “Los que están ahí detenidos no tienen acceso ni a una bujía, constantemente se la están quitando, como parte de la tortura psicológica”.

Lea también: Indolencia estatal contra preso político Jaime Navarrete 

Grethel Gómez es miembro de la organización Víctimas de Abril. Su hijo fue reo político pero posteriormente fue liberado. LA PRENSA/ Archivo

122 reos de conciencia

Jaime Navarrete es uno de los 122 presos políticos que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo mantiene actualmente en sus celdas, incluyendo los diez que se encuentran en prisión desde antes del 18 de abril de 2018. Esto de acuerdo con la lista de la organización Víctimas de Abril, que aglutina a cien familias de presos políticos, asesinados y excarcelados.

Se trata de una organización sin vinculaciones políticas. No pertenecen a ningún bloque de oposición y se mantienen independientes “porque las voces de las víctimas no se deben callar por cosas políticas o por rutas que alguien haya decidido”, afirma Grethel Gómez, secretaria de la Junta Directiva.

Las Víctimas de Abril resienten que la oposición se ha “metido a la conformación de tejidos electorales”, dejando los derechos humanos en segundo plano, y nunca ha “hablado de una estrategia clara”, sostiene Gómez. Pareciera, dice, que con la ruta actual se va caminando hacia la legitimación de Ortega durante cinco años más.

Y se preguntan qué será de las víctimas de la dictadura una vez que Ortega se haya consolidado en el poder y “ya no les interese a los políticos estarlas poniendo como bandera”.

“¡Viva Nicaragua libre!” fue el grito de Norlan Cárdenas luego de ser declarado culpable por la justicia orteguista. LAPRENSA/ Archivo

Sin derechos

En otra galería de La Modelo se encuentra el preso político Norlan Cárdenas, originario de Masaya. Hay 21 reos en una pequeña celda, aguantando intensos calores, y él es el único reo político, asegura su hermana Ruth Martínez.

Padece dolores de oído y de cabeza, y a menudo le dan náuseas y mareos. Además, tiene un hematoma en el lado izquierdo de la cabeza, cerca de la oreja, producto de la golpiza que recibió cuando se lo llevaron preso, el 30 de noviembre de 2019.

“Cuando lo sacaron le iban pegando patadas en las costillas y culatazos de AK en la cabeza”, recuerda Ruth. “Dicen que lo van a pasar a cirugía, pero no le han hecho ni radiografías”.

De hecho, dice, no le permiten ni tomar sol en el patio. Tampoco participa en juegos, como los demás reos, ni lo dejaron dar clases de inglés, pese a que domina el idioma.

Ella trata de no desalentarlo, pero le habla con la verdad cuando él pregunta qué está pasando afuera. “Tenían su fe en una alianza que no se dio por puro egoísmo, por puro querer poder”, lamenta su hermana. “Él sabe que va a salir, aunque sea cumpliendo los 15 años de cárcel, dice que va a resistir, porque no parece que estén interesados en ellos”.

La última vez que lo vio, Norlan le pidió que si daba una entrevista diera a conocer su mensaje: “Diga que todos los que estamos aquí estamos en resistencia y estamos unidos, cualquier actividad que vaya a hacer uno la vamos a hacer todos, por nuestra libertad, porque somos nosotros los que estamos viviendo este cautiverio”.

“Los que están presos en su casa duermen, comen, hablan por teléfono”, señala Ruth. “Nosotros pasamos 15 días o 21 días sin saber nada de nuestros parientes”. En la cárcel Norlan se contagió de Covid-19 y estuvo solo.

Lea: La historia del reo político Carlos Bonilla, tres veces condenado por la dictadura

El preso político Carlos Bonilla. LA PRENSA/ Archivo

Enfermos

Recientemente el preso político Carlos Bonilla, uno de los que más tiempo han pasado en las cárceles del régimen, sufrió calenturas y dolores durante cuatro días. “Los guardias solo le dieron amoxicilina”, cuenta una pariente que pidió se omitiera su nombre.

Bonilla no tuvo oportunidad para hablar sobre la situación política del país, porque no le alcanzó el tiempo. Solo preguntó cómo está su hija. Confía en que “si Dios quiere” los presos políticos podrían salir cualquier día de prisión.

Jaime Navarrete también ha estado enfermo. La primera vez que lo detuvieron, en junio de 2018, la Policía le quebró la nariz y desde entonces casi solo respira por la boca. El 24 de julio de 2019 fue secuestrado nuevamente, cuando salió a tomar fotos a un grupo de personas que lo estaban grabando desde un carro. Esa vez lo dejaron caer por unas gradas y se le quebraron dos costillas que nunca fueron atendidas en un hospital, afirma su tío.

“Las costillas pegaron solas y al día de hoy tiene molestias. En una de sus piernas tuvo bastantes contusiones y tiene secuelas para caminar”, sostiene.

En la cárcel, Jaime y los demás presos políticos “se sienten en el olvido”, dice don Rodrigo. “Sin embargo, eso no los ha desmoralizado totalmente, porque sienten que estar dentro de la cárcel es una forma de resistencia, de demostrarle al régimen que ni se van a vender ni se van a rendir”.

Para él, es admirable la fortaleza de los reos políticos. “Tienen una moral increíble que ya deseara verla yo en los políticos que toman como bandera la liberación de los presos y no hacen nada”, señala. “Como familiar les digo que si verdaderamente piensan en Nicaragua, desde ya aparten sus intereses personales, políticos, partidarios y muestren el amor por estos héroes que están encarcelados, que no esperen a que la Guardia les quite la vida para poder llamarlos héroes”.

“Que se unan y se planten en no ir a elecciones si no hay condiciones”, exige. “De ninguna manera se va a avalar este circo electoral si no salen primero los presos políticos y son devueltas las libertades públicas”.

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