Después de una dramática victoria 7-6 ante Puerto Rico, el optimismo se desbordó y hubo quienes dijeron: ahora vamos por los dominicanos. Sin embargo, si usted es una persona medianamente informada, debía saber que no había fundamento en esa presunción que no tardó en ser disipada.
Los quisqueyanos flexionaron su músculo y propinaron una paliza 13-3 a Nicaragua, que no puede ser maquillada por nada. Ganó el equipo de más calidad, el más grande productor de talento en el universo del beisbol después de Estados Unidos. Así que no tenemos porqué ser tan dramáticos.
Desde luego, se pudo haber hecho más y se debió hacer más para evitar una humillación de esa magnitud, pero no necesariamente para ganar debido a la diferencia ostensible que existe entre ambos conjuntos. Dominicana, al igual que Estados Unidos, armó bien su equipo con el vasto personal que tiene.
Quizá lo único rescatable en medio de la debacle, fue el desempeño consistente y agresivo de chavalos como Ismael Munguía, Brandon Leytón y Benjamín Alegría, quienes dieron una nueva dinámica a una selección que necesita una serie de modificaciones, impulsadas por jóvenes que se abren paso.
De los escasos cinco hits bateados por Nicaragua ante Dominicana, cuatro los batearon estos chavalos que abrían tanda por la tropa pinolera. Y aunque esta vez Alegría no conectó imparables, sus conexiones fueron las más duras, al extremo que por poco se lleva la cerca, de no ser Yefri Pérez y una atrapada sensacional.
Precisamente esa jugada, pudo haber cambiado la perspectiva del partido. Con el marcador adverso 5-2, Alegría le sacó un bombazo a Darío Álvarez en el quinto inning con uno en base. Si la bola no es atrapada por Pérez, el score se situaba 5-4, pero en lugar de eso, fue víctima de una jugada de Grandes Ligas.
Y mientras Nicaragua no capitalizaba las escasas oportunidades que provocaba, Dominicana recurrió a la potencia de sus bateadores para establecer diferencia y darle forma a la posibilidad de un nocaut, que siempre estuvo latente, pero que comenzó a adquirir un carácter real en el quinto con cuatro carreras.
Fue una jornada tan discreta para los nicas, que ninguno de los lanzadores escapó sin ser agredido. Comenzando por el abridor Elías Gutiérrez, quien nunca logró estabilizarse. Y lo mismo pasó con Elvin García, Junior Téllez, Harvin Talavera, quien toleró dos jonrones, Osman Gutiérrez y Sheyder García.
Así que la aventura por Florida ha terminado, dejando un mal sabor de boca por la paliza recibida en este partido de despedida, pero si somos sinceros y estamos informados, teníamos que saber que no teníamos mayores de chances en un evento con rivales de calibre como los que tuvo la tropa pinolera.