Durante la homilía de este domingo 13 de junio, los obispos Silvio José Báez y Rolando Álvarez, por separado, una vez más llamaron a los nicaragüenses a mantener viva la fe, confianza y esperanza para no desfallecer, en medio de las innumerables adversidades que atraviesa el país y con un panorama sombrío de cara a las elecciones generales de noviembre.
Monseñor Báez, obispo auxiliar de Managua, desde la parroquia St. Agatha Catholic Church en Miami, Estados Unidos, exhortó a los nicaragüenses a “no desfallecer ante lo que parece un triunfo de la injusticia” en una clara alusión al aumento de la represión de la dictadura para perpetuarse en el poder.
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“En momentos difíciles no hay que hundirse, ni quebrarse. La confianza en la acción discreta pero poderosa del Señor debe sostener continuamente nuestros esfuerzos. Hay también momentos históricos en que parece triunfar la injusticia, percibimos el poder de los malvados como invencible, nos damos cuenta de que los esfuerzos hechos no dan el fruto esperado”, refirió monseñor Báez.
Por eso el religioso llamó a los creyentes a no desfallecer frente a los poderosos que dominan los pueblos y que siembran desesperanzas y desencantos con el fin de provocar miedo y debilitar la solidaridad y generosidad.
“Hay que actuar con la clara conciencia de que no todo depende de nosotros y de que nada puede detener la acción de Dios en la historia. Más allá de nuestros pequeños esfuerzos, en muchas está la mano bondadosa de Dios transformándolo todo”, aseveró el obispo auxiliar.
Monseñor Álvarez llama a tener “confianza”
En esa misma línea monseñor Álvarez, desde la catedral San Pedro Apóstol, en Matagalpa, alentó a los nicaragüenses a tener “confianza” en el reino de Dios a pesar de que muchas veces pareciera que el bien es vencido por el mal.
“Ustedes siempre tengan esperanza y confianza en el Señor (…) a veces nos podemos desanimar cuando vemos la debilidad del bien ante la fuerza del mal, pero tengamos confianza por muy adversas que sean las situaciones que podamos estar viviendo en el país, cuando pareciera de pronto que podría estar todo perdido, nosotros levantamos el alto nuestra mirada y nuestra confianza en el Señor, porque sabemos que en medio de esas contrariedades el reino va penetrando, en esa pequeñez va venciendo. Esa es nuestra fe y esperanza, nuestra certeza total y completa”, dijo el obispo de Matagalpa.
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Enseguida el religioso aseveró que Nicaragua debe enfrentar los “errores” del pasado para delinear un futuro democrático en el que se respetarán los derechos humanos, sin exclusión. “Los obispos hemos dicho que rechazamos todo aquello que pretenda dañar la paz, fundamentada en la justicia y el respeto a los derechos humanos”, insistió monseñor Álvarez.
La etapa más importante de la historia de Nicaragua
También afirmó que el país ha entrado en la etapa más importante de su historia, la tarea de reconstruir una nación, que conscientemente por un lado es una tarea fácil pero por otra difícil.
“Estamos conscientes que esta tarea, por una parte es fácil porque los nicaragüenses no dudamos de ser miembros de una nación, pero por otra, menos fácil porque el conflicto entre miembros de una familia es siempre más amargo y divisorio. De hecho en nuestro mensaje “queremos iluminar las conciencias y señalar caminos de amor, conversión, reconciliación, unidad y esperanza, para construir una Nicaragua sobre fundamentos de paz y de justicia”, dijo Álvarez.
Por ello, refirió que el próximo proceso electoral es un “marco propicio para la democratización de nuestro país” que a su criterio debería de ser asumido como “un proceso ético, libre, transparente y justo, que permita escuchar la voz de Dios, la voz del pueblo”, concluyó.
Ambas homilías se dieron en paralelo cuando el régimen de Daniel Ortega emprendió, por medio de la Policía, una redada contra cuatro dirigentes opositores del partido Unión Democrática Renovadora (Unamos): la presidenta del partido, Suyen Barahona; el vicepresidente de la organización y general en retiro, Hugo Torres; y las integrantes Dora María Téllez y Ana Margarita Vijil.