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Monseñor en el instituto de secundaria rural del    que está a cargo. LAPRENSA/O.NAVARRETE

Monseñor Mata está a la espera de que el Vaticano le notifique su retiro de la Diócesis de Estelí

Un mes antes de cumplir sus 75 años monseñor Mata puso la renuncia de su cargo ante el papa Francisco. En esa ocasión externó su deseo de que su sucesor sea monseñor Silvio Báez

Tras haber cumplido sus 75 años de edad, el pasado 23 de junio, monseñor Juan Abelardo Mata se encuentra a la espera de que el Vaticano le notifique oficialmente su retiro como obispo de la Diócesis de Estelí. Monseñor Mata dedicó 31 años de su vida como pastor de esa jurisdicción, desde 1990, el 24 mayo pasado interpuso su renuncia en cumplimiento al Código de Derecho Canónico que rige a la Iglesia católica en todo el mundo.

“Yo tengo la obligación, por mandato canónico, de presentar mi renuncia una vez cumplidos los 75 años. Ya cumplí con ese mandato el 24 de mayo del corriente año, un mes antes de la fecha indicada: mi cumpleaños septuagésimo quinto”, dijo monseñor Mata a LA PRENSA.

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El obispo de Estelí explicó a este Diario que por el momento está en espera debido a que “la Santa Sede se toma su tiempo prudencial para resolver —al respecto, hay un refrán que aquí muy bien se aplica: ‘Las cosas de palacio, van despacio’—. No se suele aceptar una renuncia, si todavía no se tiene elegida a la persona que asumirá la responsabilidad de pastorear una Diócesis. Para ello se escuchan diversas opiniones y un rango no pequeño de personas a consultar”.

El religioso dejó claro que su propuesta siempre ha sido monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua, quien se encuentra exiliado en Miami, Estados Unidos, sin embargo reconoce que “el santo padre —papa Francisco— no está obligado a aceptar mis propuestas ni a aceptar mi renuncia de forma inmediata”.

Monseñor Juan Abelardo Mata, y el obispo auxiliar monseñor Silvio José Báez. LA PRENSA / CORTESÍA
Monseñor Juan Abelardo Mata y el obispo auxiliar monseñor Silvio José Báez. LA PRENSA / CORTESÍA

Monseñor Mata cumplió el pasado agosto 44 años de vida religiosa después de ser ordenado como sacerdote en Guatemala; se ha caracterizado por ser beligerante y denunciar los abuso de poder del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua, y aún más cuando los ataques son en contra de campesinos y de la Iglesia católica, institución que desde abril 2018 ha sido objeto de persecución, amenazas y asedios dirigidos por el partido gobernante.

Se ha venido preparando 

El obispo de Estelí también detalló que desde hace tres años se ha venido preparando para la transición, tiene los informes pertinentes, los cuales ya presentó en tiempo y forma. “No quiero dejar nada a lo imprevisto”, señala y precisa que en estas situaciones “la Santa Sede es seria y ordenada. Es hermoso trabajar cuando hay institución, leyes y normas serias que rigen el actuar”, agregó.

De la misma manera, monseñor Mata precisó que los sacerdotes con quienes compartió los 31 años como pastor, en estos momentos “están conscientes de los pasos que hay que dar y cada uno haciendo lo que le compete. El clero que dejó al frente de la Diócesis ha sido formado y ungido por mí, de acuerdo a las exigencias de nuestra Iglesia, que es orden”.

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Además rememoró cómo encontró la Diócesis hace 11 años cuando tomó la responsabilidad del servicio pastoral y compartió lo siguiente: “Me encontré tan solo con once hombres fijos en la Diócesis, siete de los cuales eran miembros del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), los cuales se retiraron cuando empezaron a ver la consolidación del nuevo Presbiterio. Los últimos miembros del IEME que trabajaron en la Diócesis hicieron una labor excelente (vino gente con sentido de iglesia) y me ayudaron a encauzar los derroteros de la formación de los señores seminaristas, conforme lo señala la Ratio Formationis de los futuros sacerdotes en nuestra Iglesia”.

¿Qué hará después?

En ese entrevista pasada con LA PRENSA, monseñor Mata dijo que de ser aceptada su renuncia y cuando la santa sede le notifique su retiro, él piensa en “colaborar en la formación académica de los señores seminaristas, forjar un centro de espiritualidad y ayudar a la juventud cercana a este centro en su formación laboral en el mundo agrícola y en su formación cristiana: sigo el lema de Don Bosco: Formar honrados ciudadanos y buenos cristianos”.

Insistió en que “hay mucho que hacer en esta querida patria para soñar una nación en la que se ame de corazón a Dios y su enviado Jesucristo”. Enseguida, monseñor Mata les dijo a los nicaragüenses en un claro mensaje en medio de tantas adversidades e incertidumbre que “Dios no crea seres inútiles y cada ser humano es un eslabón insustituible en la cadena redentora; en consecuencia no podemos ser infecundos: la infecundidad es una traición a los planes de amor a Dios y qué bueno es abrir los ojos de los demás para descubrir la propia misión de la existencia personal”.

La Iglesia debe estar al lado del pueblo 

Al ser consultado sobre cuál es el rol que debería adoptar la Iglesia en Nicaragua en medio de un contexto de crisis sociopolítica y agudización de la crisis de derechos humanos, monseñor Mata dijo que es “estar al lado del pueblo”.

“El rol que debe jugar siempre es al lado del pueblo de Dios en la historia y, por ende, de quienes están al frente de este pueblo formado por los hijos de Dios. Esta tarea se hace más acuciante cuando el mundo de los hombres entra en crisis (o la misma Iglesia entra en crisis) por el afán de poder y dominio que destruye toda sana convivencia, hiere la fraternidad entre los seres humanos, mata la fuerza del diálogo y nos volvemos lobos para los demás: Homo homini lupus —que significa el hombre es el lobo del hombre o el hombre es un lobo para el hombre—”.

Monseñor Abelardo Mata, diálogo, Luis Almagro, OEA
Monseñor Abelardo Mata en el inicio del diálogo nacional le dejó claro al presidente designado Daniel Ortega que en el país hay es “una revolución sin armas”. LA PRENSA/C. VALLE

También el religioso recordó que la Iglesia existe en la historia para “empujar” la obra de regeneración del ser humano y señala que se logra “con la predicación incesante de la palabra de Dios, la oración —’caridad’ para con Dios— y las obras de misericordia corporales y espirituales —’caridad’ para con el prójimo—. Esto se debe incentivar en los tiempos más angustiantes, como son los períodos en los cuales los pueblos definen su futuro como ciudadanos”, dijo monseñor Mata a LA PRENSA.

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