Las historias de nicaragüenses que salen del país de forma irregular ya son pan de cada día. Lo hacen por la crisis sociopolítica que enfrenta Nicaragua, pero también por la falta de oportunidades y la crisis económica, que ya cumplió tres años y que cada día se agrava por la incertidumbre política a poco más de tres meses de las elecciones presidenciales.
Aunque es casi imposible conocer las cifras reales de la migración nicaragüense, las estadísticas que publica el Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos dan una idea: solo en junio las autoridades norteamericanas encontraron a 7,462 nicaragüenses entrando de forma irregular a ese país, una cantidad 67.65 por ciento mayor a la registrada al mes anterior.
En mayo la cifra fue de 4,451, un pico que sorprendió por el incremento del porcentaje respecto a cuando inició el año, es decir que en mayo la cifra de nicaragüenses capturados por la Patrulla Fronteriza subió 674 por ciento respecto a enero de este año.
Aunque Nicaragua es uno de los países centroamericanos que reporta cifras bajas de migrantes irregulares, la tendencia este año solo va en aumento. De enero a junio de 2021, en total 18,346 nicaragüenses han sido encontrados de forma irregular entrando a Estados Unidos.
De la cifra total de este año, 1,010 han sido menores de edad no acompañados, 9,529 adultos, 7,806 individuos en una unidad familiar y un menor acompañado.
Los casos recientes
Solo en las últimas semanas se han conocido varios casos de nicaragüenses que se fueron del país hacia Estados Unidos con la idea de entregarse a las autoridades para solicitar asilo, como el caso de los estudiantes Ángel Gabriel Rocha y Ángel Gabriel Gámez, quienes cruzaron el río Bravo el pasado lunes 12 de julio. Ambos son miembros del Movimiento Estudiantil 19 de Abril y por su participación en las protestas de 2018 estaban siendo asediados y perseguidos por fanáticos orteguistas.
También hay quienes se van y encuentran una pesadilla, como el caso de la familia del exreo político Julio Ampié Machado, originario de Boaco. Él, junto a su esposa Maribel Chavarría y sus dos hijos —de 15 y 4 años—, fueron secuestrados por un cartel mexicano mientras esperaban cruzar hacia Estados Unidos. Para su liberación, los secuestradores pedían 22 mil dólares a la familia en Nicaragua.
Cifras aumentan también en Costa Rica
Desde el 2018, cuando inició la represión hacia los nicaragüenses que se manifestaban en contra del régimen de Daniel Ortega, el número de nicas que salieron solo ha ido en aumento. Sin embargo, a tres años de ese primer flujo masivo, en los meses recientes ha habido una nueva ola.
El principal destino sigue siendo la vecina Costa Rica. A inicios de julio, Allan Rodríguez, coordinador del área de Refugio de la Dirección General de Migración y Extranjería de Costa Rica (DGME), dijo al medio Nicaragua Actual que el incremento de solicitudes de asilo era de mil citas en comparación con las cifras del último mes.
Este país en 2018 recibió unas 23,000 solicitudes de refugio por parte de nicaragüenses, al siguiente año aumentó a 31,000 y ya en el contexto de la pandemia del Covid-19, entre 2020 y mayo de 2021, se redujo a 16,000 solicitudes por las mismas restricciones sanitarias. Pero en los últimos dos meses —que coinciden con una nueva ola represiva, de acoso y criminalización de ciudadanos opositores y líderes políticos— el ritmo de solicitudes se ha acelerado.
Hasta abril de este año, más de 108,000 nicaragüenses se habían visto obligados a abandonar su país desde 2018; tres cuartos de ellos han buscado protección en Costa Rica, indican los datos de Acnur, la agencia de la ONU para los refugiados.