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El arranque de Joe Biden

¡Cómo pasa el tiempo! El miércoles pasado cumplió Joseph Biden seis meses como presidente de Estados Unidos (EE. UU.). En este ensayo veremos cómo el pueblo estadounidense valora su arranque y cuáles son los más importantes desafíos que a mi criterio enfrenta como jefe de Estado de lo que todavía es el país de más peso en el planeta.

En cuanto a cómo el pueblo estadounidense califica su labor hasta la fecha, una sólida mayoría considera que anda bien. Los más recientes sondajes de Gallup, Pew y el Associated Press (AP) —encuestadoras serias y objetivas— indican que entre 56 y 63 por ciento de los encuestados aprueban su trabajo. Y aún la más reciente encuesta de Fox News, el importante medio conservador que adversa a Biden y a los demócratas, un 54 por ciento de los entrevistados le dan buenas notas al presidente.

Indagando más en estas mediciones de opinión, hay cuatro resultados interesantes. Primero, una mayoría de los encuestados piensan que el país “anda en la dirección correcta” y que el estilo y tono de la Administración Biden es bien visto. Segundo, el manejo de la pandemia y del proceso de vacunación es considerado el activo más fuerte del presidente Biden. Tercero, hay una inmensa brecha entre cómo valoran su desempeño los demócratas y los republicanos. La magnitud de esta discrepancia refleja la tremenda polarización que existe en la Unión Americana. Y, tercero, el tema donde está más vulnerable Biden es su conducción de la migración ilegal en la frontera con México.

¿Cómo se comparan los resultados de Biden con los de otros presidentes después de su primer semestre en la Casa Blanca? En la era moderna –desde Eisenhower hasta el presente— los jefes de estado han tenido una aprobación promedia de 60 %. Quizás por esto algunos comentaristas se refieran a este período como la “luna de miel” de presidentes nuevos. Pero una excepción —mayúscula, por cierto— a esta norma fue el despegue del presidente Trump. Él solo logró una aprobación de 38 %. ¿Quién fue el presidente novato con las calificaciones más altas durante su primer semestre? Fue John F. Kennedy quien obtuvo una aprobación de 72 %.

Pasando a los desafíos más grandes que enfrenta Biden, estas son las tres “Cs”: el Covid, la creciente ola de crímenes violentos y el cambio climático. A estas sumo la inmigración ilegal, la economía y la degradación en el estado de la democracia norteamericana.

En cuanto al Covid, EE. UU. ha logrado grandes avances en la producción e inyección de vacunas. Más de 340 millones de estas ya se han inyectadas y el 57 % de la población mayores de 12 años ya están totalmente vacunados y 66 % están parcialmente vacunadas. Sin embargo, el ritmo reciente de vacunaciones ha bajado fuertemente debido a que aproximadamente un tercio de la población se resiste a ser vacunado ya sea porque temen sus efectos, subestiman el peligro de la peste o por razones políticas. La mayoría de estos últimos son simpatizantes del expresidente Trump, sobre todo en áreas rurales y estados del Sur.

La renuencia de esta gente es altamente peligrosa porque el variante Delta, la nueva y más agresiva cepa de la plaga, ya estalló en EE. UU. y amenaza con revertir el progreso logrado hasta la fecha, ¡aún para personas que ya fueron totalmente vacunados! Evitar que esto pase es, sin duda, el desafío más inmediato e inmediato que enfrenta el presidente Biden y la Unión Americana.

El tema del crimen violento es otro gran desafío. Es especialmente prevalente en grandes urbes como Chicago. Y controlarlo tiene una importante y explosiva dimensión política por sus matices raciales.

Para grupos progresistas, el cambio climático es la amenaza más grande que enfrenta EE. UU. y el mundo entero. Pero la “inmediatez” del coronavirus y de la espiral de violencia lo están opacando para muchos. También es un tema políticamente divisivo con grandes diferencias en cuanto a como lo perciben progresistas y conservadores.

El control de la inmigración ilegal también es altamente emocional. Llevó Trump a la Presidencia y, al igual que el crimen, está envuelto en consideraciones raciales y culturales. Me percaté de la profundidad de estas cuando manejé para nuestro gobierno, como embajador de Nicaragua en Washington, la Ley Nacara cuya aprobación por el Congreso en 1997 brindó amnistía a los ilegales nicaragüenses en EE. UU.

En cuanto a la economía, y al igual que todos los otros países del mundo, la economía norteamericana fue fuertemente sacudida por el coronavirus. Sufrió la contracción más seria y el desempleo más elevado desde la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado.

Un agresivo cóctel de medidas expansionarias, tantos monetarias como fiscales, están permitiendo un repunte de la economía este año. Pero las preguntas del millón son ¿cuán sostenible será esta recuperación? y ¿si no desembocará en una repetición de “stagflation”, el fenómeno de alta inflación y bajo crecimiento que le costó la reelección a Jimmy Carter en 1980?

Finalmente está el tema más preocupante de todos: la vulnerabilidad de la democracia estadounidense. Esta quedó en evidencia con el asalto al Capitolio el 6 de enero que reflejó las profundas fisuras que existen en la cultura cívica norteamericana. Estas comenzaron a emerger hace un cuarto de siglo, pero ya han alcanzado niveles no vistos desde mediados del siglo XIX. En ese entonces las diferencias culturales desembocaron en una cruenta guerra civil. Y de no manejarse con astucia, humildad y visión de nación, la fragilidad de la democracia norteamericana podría eclipsar en importancia a todos los otros desafíos que he citado, ¡juntos!

El autor fue canciller de la República.

COMENTARIOS

  1. Hace 3 años

    El Sr Trump aún conserva una base social que le celebra sus berrinches y sus pretensiones conspirativas, se cree que el fue el ganador; sigue sin aceptar su derrota electoral, menoscabando la Democracia de los EEUU, esto le quita la autoridad moral a la nación americana para cuestionar otros procesos electorales en el mundo. Dios nos guarde de lo que está por venir. Buen artículo del diplomático Nica. Gracias

  2. Hace 3 años

    El Sr Trump aún conserva una base social que le celebra sus berrinches y sus pretensiones conspirativas, se cree que el fue el ganador; sigue sin aceptar su derrota electoral, menoscabando la Democracia de los EEUU, esto le quita la autoridad moral a la nación americana para cuestionar otros procesos electorales en el mundo. Dios nos guarde de lo que está por venir. Buen artículo del diplomático Nica. Gracias

  3. Hace 3 años

    El Sr Trump aún conserva una base social que le celebra sus berrinches y sus pretensiones conspirativas, se cree que el fue el ganador; sigue sin aceptar su derrota electoral, menoscabando la Democracia de los EEUU, esto le quita la autoridad moral a la nación americana para cuestionar otros procesos electorales en el mundo. Dios nos guarde de lo que está por venir. Buen artículo del diplomático Nicasio.

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