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Homenaje en Costa Rica a madre e hija asesinadas en Mulukukú

Madre e hija dejaron su vida en la playa para ponerse al frente de una finca y un hombre las mató por “machismo y envidia”

Esta es la historia de Luz Maritza González y su hija Dayiris Boniche, quienes vivían en Costa Rica, pero hace 4 años regresaron al país para hacerse cargo de la finca familiar

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A Norvin González todavía le cuesta creer que nunca más volverá a ver a sus vecinas: su hermana y su sobrina. La indignación se apodera de él al recordar que el agresor de su familia fue aquel mismo ser solitario y desamparado al que su padre, ocho años atrás, le abrió las puertas de su finca, le dio trabajo, confianza y lo acogió como un hijo más.

En 2017, antes de morir, el patriarca decidió heredar a sus seis hijos y dividió su propiedad localizada a siete kilómetros de Mulukukú, en el Caribe Norte, en partes iguales. Luz Maritza González tenía en ese entonces 49 años. Ella vivía en un pueblo de Costa Rica, llamado Playa del Coco, localizado en la provincia de Guanacaste. Dejó en manos de su esposo y de una de sus hijas sus negocios, Panadería La Exquisita y un gimnasio. Sin experiencia en la vida de campo y acompañada de su otra hija, Diagnnie Dayiris Boniche, se trasladó a Nicaragua y tomó posesión de su herencia, cambiando las playas, el mar y la arena por las vacas y el campo.

Don Norvin relata que su hermana y su sobrina llegaron a la finca Los Pozolones desconociendo todas las labores del campo y la ganadería, pero fue cuestión de tiempo para que las dos se “fajaran”, pese a ser este un gremio dominado por hombres.

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Wilmer Antonio González Méndez, de 30 años, había llegado a la propiedad cuando tenía 22 y estaba al frente de la finca, por lo que doña Maritza y Diagnnie Dayiris no dudaron en pedirle apoyo. “Ellas comenzaron a aprender a trabajar y llegaron a apreciar tanto a ese hombre que varias veces le rogaron cuando él las amenazaba que se iba a ir de la finca”.

Por envidia

González dice que su sobrina Dayiris Boniche, de 29 años, caminaba todo el tiempo alegre y recuerda que su felicidad era la finca y los animales. Siempre motivaba a su mamá y la involucraba en las labores. Todas las mañanas, ambas iban a dejar la leche a Mulukukú y a la siete regresaban a la finca. Ella llegó a dominar tanto el trabajo que Wilmer se sintió relegado. “Mi sobrina era un hombre para trabajar. Era nuestro orgullo, sinceramente nos han arrebatado algo desde lo más profundo del corazón. Lo que estamos viviendo es duro, muy duro”, se lamenta el familiar.

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Diagnnie Dayiris Boniche disfrutaba a plenitud su vida en el campo. LA PRENSA/Cortesía
Diagnnie Dayiris Boniche disfrutaba a plenitud su vida en el campo. Según sus redes sociales, la joven era amante del crossfit. LA PRENSA/Facebook

De acuerdo con el testimonio de este pariente, la envidia combinada con el machismo motivó al mandador de la finca a cometer el asesinato de ambas. “Él se enojó y decía que se iba a ir porque ya no se sentía a gusto. Pensó que ellas toda la vida iban a tener necesidad de él. Mi sobrina desde las cuatro de la mañana estaba en el corral y duele mucho que de la peor manera le arrebataran su vida. Nos quitaron la alegría de la casa. No es justo”, dice Norvin con la voz entrecortada.

Las traicionó

Gónzalez no sabe nada de la familia de Wilmer González, lo conoció como trabajador de su papá y desde el primer día que llegó, ocho años atrás, no volvió a salir de la finca. “Hasta donde sé, no tenía familia ni salía a visitar a nadie”, manifiesta vía telefónica.

Todavía le cuesta comprender por qué las mató. Dice que además de ganar bien en la finca, su familia lo quería. “Es algo que todavía no se puede entender, solo por las huevadas de él y no es así la cosa. Yo sinceramente creo que eso es un acto de cobardía, porque eran dos damas que no le iban a meter ni las manos”, reprocha.

Diagnnie Dayiris Boniche amaba el hipismo .LA PRENSA/Cortesía
Diagnnie Dayiris Boniche era la novia de la Cámara de Mulares de Nicaragua 2021. LA PRENSA/Cortesía

“Ese día se llevó a mi hermana con engaños a una montañita para mostrarle unos palos que iban a botar para utilizarlos en un supuesto cerco y como le tenía tanta confianza, jamás pensó la pobre que tenía las intenciones de fregarla”, añade.

Era gemela

Ambas mujeres se sentían tan cómodas con la vida de campo que le habían insistido al resto de su familia que todavía permanecía en Costa Rica que se vinieran a compartir la misma experiencia y, según don Norvin, ya estaban en ese proceso. “Mi otra sobrina, que era la gemela de Diagnnie, había dicho que sí, que se iba a venir, su papá también y su hermano menor de quince años”, cuenta.

Después de la muerte violenta de su hermana y su sobrina, todavía la familia está de duelo. Desconoce si su cuñado y su otra sobrina se pondrán al frente de la finca, aunque Norvin González espera que así sea, para que se continúe el legado familiar. “Nosotros los vamos apoyar como familia que somos y por lo menos hacer el intento de echar andar, para que el esfuerzo de ellas no se caiga. Comprendemos que en este momento está afectada y no la estamos molestando mucho, pero le damos ánimo”.

Reclaman recompensa

Cuando Norvin González escuchó este sábado que el principal sospechoso de la muerte de su hermana y su sobrina se había entregado ante las autoridades de Costa Rica, no dio crédito. Él cree que Wilmer González no ha salido del país desde el 21 de julio, cuando fue cometido el doble crimen. Luego se aclaró que el detenido en Costa Rica es otro sujeto y no González.

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Wilmer Antonio González Méndez, principal sospechoso del doble crimen. LA PRENSA/Cortesía

Desde el 22 de julio la cabeza de Wilmer González tiene precio. Para dar con el paradero del agresor de madre e hija, la familia ofreció 150 mil córdobas en calidad de recompensa. Sin embargo, a diario reciben llamadas de estafadores queriendo cobrar esa cantidad a cambio de supuesta información, pero son pistas falsas. “Mucha gente se presta a estafar y nos hablan diciendo que ‘aquí está’, pero solo lo hacen para molestar, incluso hasta de Honduras hemos recibido supuesta localización. En medio de nuestra desesperación, nosotros pensamos que el dinero podría motivar a que las personas lo entreguen”, dice.

Marcha en Costa Rica

Tras conocer el crimen de ambas mujeres en Nicaragua, amistades y vecinos en el país del sur se movilizaron en Playa del Coco y marcharon desde la Panadería La Exquisita hasta el centro del pueblo como un homenaje a ambas mujeres. El pasado sábado 24 de julio hicieron una cabalgata como homenaje, “porque en el pueblo esta noticia nos puso triste. Ellas eran muy queridas”, dice la costarricense Karla García Ruiz, quien fue vecina durante muchos años de esta familia migrante.

Las amistades de Luz Maritza González y su hija Diagnnie Dayiris Boniche en Diagnnie Dayiris Boniche les rindieron homenaje póstumo con una marcha. LA PRENSA/Cortesía
Las amistades de Luz Maritza González y su hija Dayiris Boniche les rindieron homenaje póstumo con una marcha en Costa Rica. LA PRENSA/Captura de video

“Doña Maritza era una gran persona. Muy íntegra. Siempre nos atendió en su panadería con una gran sonrisa, nosotros en el pueblo tenemos los mejores recuerdos de ella y sus chiquillas”, expresa García.

Agrega que ella conoció a Maritza cuando empezó a rentarle una pieza a su tío para instalar la panadería, al cabo de unos años y con mucho esfuerzo esta familia nicaragüense pudo comprar la propiedad de al lado y es donde se ubica actualmente La Exquisita.

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