El futuro es ahora para Jonathan Loáisiga, quien este sábado selló el triunfo de los Yanquis de Nueva York 5-4 ante los Marineros de Seattle y está llamado a ser el rematador del equipo, durante el taponero cubano Aroldis Chapman esté en el “taller de reparaciones” por una inflamación en el codo.
Loáisiga es visto por muchos entendidos como el cerrador del futuro de los Yanquis y esta temporada lo han ido soltando en este rol, cuando Chapman no ha estado disponible. El nica logró su cuarto salvamento del año, al tirar una entrada perfecta.
Jonathan dominó en orden a Jake Bauers en rola a la segunda base, Jarred Kalenic en batazo por la tercera y Cal Raleigh dio elevado al jardín derecho. El humeante sinker del pinolero se mantuvo entre las 98 y 99 millas por hora.
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Esta fue la aparición 44 de la temporada para Loáisiga y 38 de ellas han sido impecables, sin permitir carrera, en una enorme muestra de garantía como relevista.
Este cero ante Seattle le ayudó a bajar su efectividad a 2.48, por 15 carreras limpias, de 17 que permite, en 54.1 episodios, con 46 hits en contra, incluyendo dos jonrones, más la extraordinaria relación de cinco ponches (53) por cada base por bolas (11) que otorga. Le batean para .229 y tiene un whip de 1.05, ambas cifras sobresalientes. Además tiene balance de 8-4 con 14 juegos sostenidos (holds).
Loáisiga ha sido un tirador consistente para los Yanquis y todo el daño que le han hecho está reducido a tres relevos en los que ha permitido cuatro carreras limpias en cada uno: 7 de mayo frente a Washington, el 22 de junio ante Kansas City y el 25 de julio contra Boston.
Fuera de esas tres salidas terribles, Loáisiga ha sido un relevista implacable, prácticamente indescifrable, al admitir solamente tres carreras limpias en 53.1 entradas, para una espectacular efectividad de 0.51, fuera de serie para esta época de bateo infernal.