Aunque ejercía ambas funciones al mismo tiempo, Babe Ruth fue primero mejor lanzador que bateador. Después de concluir con 2-1 y 3.91 en 23 episodios en 1914, Ruth saltó a 18-8 y 2.44 en 1915. Y se elevó aún en las dos temporadas siguientes con Boston.
Registró 23-12 y 1.75 con 23 juegos completos en 1916, para luego alcanzar 24-13 y 2.01 en 1917 con 35 aperturas concluidas, pero es hasta 1918, cuando como lanzador logra 13-7 y 2.22, que comienza a hacerse notar como artillero con .311, 11 jonrones y 61 remolques.
Antes de esa temporada, había registrado promedios de .315, .272 y .325, pero en pocos turnos. No pasó de 136 oportunidades. Sin embargo, en 1919, cuando sus funciones como lanzador van menguando (9-5 y 2.97 en 133.1 innings), es cuando truena desde home.
Ese año (1919) lo concluye con .322, 29 cuadrangulares y 113 impulsadas. Y mientras se convierte en una fiera al bate, al extremo de resumir .376, 54 jonrones y 135 remolques en 1920, ya casi no sube al box, tanto que solo lo hace una vez ese año y dos al siguiente.
Para entonces (1920), Ruth ya está en los Yanquis y llega a convertirse en el jugador más grande que ha tenido el beisbol a basa de jonrones. En 12 de las siguientes 13 temporadas, batea al menos 35 jonrones, incluyendo 11 sobre 40 y cuatro sobre 50 trancazos.
Pero además Ruth, se convierte en el salvador del beisbol, justo cuando atraviesa su peor crisis tras la venta de la Serie Mundial de 1919 por los Medias Blancas a los Rojos. Nadie quiere saber del beisbol, hasta que los jonrones de Ruth vuelven a captar la atención.
Cuando Ruth termina su trayectoria en 1935, lo hace después de 22 temporadas en las que logró un promedio de .342, con 714 jonrones y 2,214 empujadas. Sus averages de slugging de .690 (poder) y OPS de 1,164 (eficiencia ofensiva) en su carrera, son récords vigentes.
A este señor, el que además ganó siete Series Mundiales (tres con Boston y cuatro con los Yanquis), un premio al Jugador Más Valioso (porque nadie podía ganar más de uno en esa época) y que es considerado el símbolo del beisbol, es al que reta Shohei Ohtani.
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Cuando se habló de Ohtani como el “Babe Ruth japonés”, muchos pensaron que se trataba de otra exageración estadounidense movida por razones de mercadeo. “Es un muchacho como cualquier otro de esos que salen del beisbol colegial”, se atrevió a decir incluso un ejecutivo.
Este lunes, Ohtani disparó su jonrón 42 de la temporada, con los que lidera todas las Ligas Mayores. Su promedio al bate es de .264, con 90 remolques y 20 robos. Tiene, además .626 de slugging, con .989 de OPS y su WAR de 7.9 es el mejor de todo el beisbol.
Y, por si fuera poco, Ohtani tiene 8-1 y 3.00 como lanzador. Ha trabajado en 105 innings y ha propinado 127 ponches, con 1.05 de whip. Este martes debía lanzar contra los Yanquis, pero ha pedido un poco más de descanso. Pero como sea, es un jugador extraordinario.
Para ponerlo en perspectiva, Ohtani es capaz de trenzarse en la lucha por los jonrones con los mejores bateadores del beisbol como Vladimir Guerrero o Fernando Tatís Jr. y, a la vez, lanzar como lo hacen Gerrit Cole, Max Scherzer o cualquiera de los mejores tiradores de hoy.
Ohtani tiene jonrones de hasta 470 pies en esta temporada. Ha conectado batazos con hasta 119 millas de velocidad de salida. Está entre los mejores en esta especialidad del bateo de poder. Y como lanzador, es de los tiradores con más envíos de 100 millas desde la colina. Es un fenómeno.
“El Babe Ruth japonés” es una realidad que ha superado nuestra imaginación. Y además de eso, es un tipo simpático, agradable y educado, que respeta al juego y sus fanáticos, mientras espera que los Ángeles le brinden una mejor compañía para ganar con ese equipo.
Ruth fue primero un gran lanzador, antes de convertirse en el gran bateador que salvó el beisbol. Ohtani ha llegado desde Japón haciéndolo todo bien y al mismo tiempo. La noche del lunes llegó a 42 jonrones y aún tiene un mes más para terminar de darle más forma a una temporada de ribetes históricos.
“Ohtani parece venido del cielo”, señaló un locutor de la cadena YES. Y ciertamente, su juego está cambiando la perspectiva de este deporte. Y junto a su talento masivo, hay una sonrisa agradable incluso cuando es ponchado con lanzamientos fuera de la zona de strikes.
Ohtani es la mejor noticia en el beisbol.