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Salud Mental, Costa Rica

LA PRENSA/ARCHIVO/Deutsche Welle

Sobrevivientes hablan de sus traumas post-Covid: “ganaste la batalla, pero quedás con pesadillas y miedos”

Dos jóvenes que estuvieron internados en hospitales de Managua dicen que las primeras 48 horas en casa son duras; lloraban y se despertaban asustados. Psicólogo apunta: son secuelas emocionales

El día que la doctora le informó que iba de alta, él no podía creerlo. Tras pasar 12 días batallando contra el Covid-19 en un hospital de Managua de donde creyó no saldría vivo, le costaba pensar en que por fin se iría a casa, a estar con su familia, aunque fuera a metros; pues llevaba la recomendación médica de aislarse por los siguientes 21 días.

Mientras los médicos le hacían el papeleo, Orlando Mejía, de 30 años, observaba todo su alrededor,  logró contar un poco más de 50 personas que se quedaban  en ese lugar luchando por respirar por sí solos.  Se despidió de unos cuantos con los que había compartido palabras de aliento en momentos en los que la angustia se apoderaba de ellos, y les dio ánimo para que no perdieran las esperanzas.

Tras salir del hospital y por fin respirar aire sin olor a alcohol, la emoción que llevaba se le convirtió en miedo e incertidumbre.  A su cabeza empezaron a llegar toda clase de pensamientos, temía que estando en casa su saturación de oxígeno bajará y nadie pudiera auxiliarlo. No podía quitarse de la mente el recuerdo de los enfermos que se quedaron allá, no olvidaba los rostros de a quienes vio morir. Algunos de su edad, con una vida por delante y familias que seguro habrían dado todo por verlos sanos de nuevo.

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“Fue un momento muy extraño, es que no podía creer nada de lo que yo había enfrentado.  ¿Cómo había logrado sobrevivir? Sin duda fue Dios actuando a través de los médicos, sin embargo, en el fondo yo temía descompensar. Llegué a casa y después de ver a mi familia que me gritaban a metros de distancia, llenos de  felicidad por mi regreso, me acosté para descansar, y ahí, me entró un pánico, no quería quedarme solo, empecé a llorar desconsolado y los pensamientos de ese lugar donde estuve por tantos días no me dejaban descansar, esa imagen de la gente saliendo en bolsas negras no la puedo olvidar aún”, comenta Mejía.

Familiares de pacientes Covid esperan conocer la evolución de sus parientes. La Prensa/Archivo

Los primeros días

Cuando cayó la noche, el temor que sentía Orlando  incrementó. La persona encargada de su cuido le dio varias infusiones de manzanilla para tratar de tranquilizarlo.  “Yo escuchaba que me decía que tratará de no agobiarme pues no me hacía nada bien en mi recuperación,  sabía que tenía razón, pero yo me sentía vulnerable,  era mi mente siendo más fuerte que yo, estaba ansioso, nervioso,  desconcertado, ni siquiera podía creer que estaba en mi cama, en mi casa, vivo, después del infierno que atravesé”, manifiesta.

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Mejía  relata que las primeras 48 horas no logró descansar, tanto de día como de noche se levantaba asustado. “Me daba esa sensación de falta de aire en algunos momentos, y en otros era como que aún estaba en el hospital con esa máscara de reservorio y con 13 litros de oxígeno por minuto, fue terrible todo lo que viví, traumático,  siento  pánico por mi familia, no quiero que ninguno pase por esto que pasé yo, y eso  me da tanta ansiedad que la exteriorizo llorando, aún me falta estabilizarme emocionalmente, pero logró un poco más conciliar el sueño”, revela.

El psicólogo Roberto Ordoñez, quien además es secretario general de la Unión Centroamericana de Colegios y Asociaciones de Psicología,  explicó que diversos estudios  han revelado que  aquellos pacientes que sobrevivieron al Covid y que fueron hospitalizados, salen alegres y con esperanza, pero también cargados de ansiedad y miedo.   “Aunque salieron victoriosos, vivieron días duros y como como saben que es un rotavirus y puede regresar, entonces aumentan mucho su cuidado, a tal punto que  puede convertirse en algo obsesivo”, refiere.

El experto agrega que  la ansiedad, angustia, miedo a que enfermen los familiares, también genera un estrés post-trauma que se expresa en pesadillas, problemas alimenticios, insomnio,  hiperactivación; lo que quiere decir que siempre está en alerta  ante cualquier síntoma o situaciones que para ellos puede ser un problema o una amenaza.

Con pocas probabilidades de vivir

Antonio Pérez, de 29 años, es otro sobreviviente. El joven  subraya que su vida es un milagro, pues los médicos le  manifestaron  cuando ingresó que sus pulmones estaban muy dañados y que harían todo lo posible para ayudarlo, pero debía de poner de su parte.  Estuvo hospitalizado en Managua 15 días.

Pérez llegó a tener el máximo de oxígeno: 15 litros, con una saturación de 91, algo que no era tan alentador, pues de seguir descompensándose, sería intubado.  “Los días pasaban y no sentía que mejoraba, solo la gracia de Dios me sostenía honestamente, vi como personas amanecían muertas a mi lado y eso me provocaba tanto dolor, angustia, temía ser el próximo, en el lugar donde yo estaba se escuchaban gritos todo el tiempo, personas que se quitaban el oxígeno y empezaban a pedir auxilio,  porque no soportaban más estar ahí, todo eso lo tengo tan grabado en mí, y no me dejó dormir por varios días, hasta la fecha, tengo crisis de ansiedad”, cuenta.

El país padece un rebrote más feroz, que está contagiando a menores de 45 años. La Prensa/Archivo

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Este sobreviviente relata que sus familiares estuvieron muy angustiados por el insomnio que le daba de noche y el pánico que todo el tiempo sentía,  y aunque trataban de tranquilizarlo, él no lograba estabilizarse.

“Es que es una experiencia tan dura sentir que estás al borde de la muerte,  los primeros días tras salir del hospital son los más difíciles, pero después uno queda sensible, yo lo único que le pido a mi familia, amigos y personas que van a leer sobre mí, es que se cuiden.  El Covid no es un juego, tampoco una moda, mucho menos una enfermedad leve, es un virus infernal que solo provoca dolor y sufrimiento, que te destruye los pulmones día a día,  no hay que bajar guardia, hasta la fecha estoy  enfrentando las secuelas, Dios me permita recobrar la paz”, resalta.

Algunas recomendaciones

El psicólogo Ordóñez mencionó que lo primordial actualmente es que todas las familias se cuiden.  “Debemos durante la crisis sanitaria, maximizar el cuidado para que de esta forma también ayudemos al que acaba de pasar su proceso, mantener el distanciamiento, no salir de la casa a menos que  sea estrictamente necesario, tener limpio, usar mascarillas, garantizar que el hogar sea un espacio seguro, es una forma de darle tranquilidad”, comenta.

Escuchar al familiar que acaba de salir del hospital también es esencial, estar pendientes de sus emociones  y dejarlo llorar,  es recomendable. “Pueden incluso colaborarle con bebidas que para la persona resulten relajantes, como tecitos”, añade el experto.

Si la persona es creyente, fortalecer la fe también contribuye en la recuperación, “mediante la oración, lectura bíblica o un espacio de compartimiento familiar”, comparte Ordóñez. El no discutir y  no traerle preocupaciones económicas o de otra índole al paciente también es importante, “pues mientras se recupera, no puede solucionar nada”, finaliza.

 

 

 

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