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Nahúm Peralta falló un penalti a lo Panenka. LAPRENSA/CORTESÏA FENIFUT

La mano de Juan Vita y la lección para Nahúm “Panenka” Peralta

El empate dejó mucho para analizar, para cuestionar, lecciones aprendidas y errores inolvidables. Se vio por primera vez la mano de Juan Vita, quien tiene mucho para dar a una Selección Nacional que un día usa vaqueros y en otro se pone pañales

Nicaragua empató contra Guatemala (2-2) y cortó la racha de siete derrotas consecutivas perdiendo en territorio chapín. Ese empate dejó mucho para analizar, para cuestionar, lecciones aprendidas y errores inolvidables desde lo personal para algunos jugadores. También se vio por primera vez la mano de Juan Vita. El técnico argentino tiene mucho para dar a una Selección Nacional que un día usa vaqueros y en otro se pone pañales.

Nahúm quiso llamarse Panenka

El jugador del Managua FC quiso ser Panenka. Nahúm Peralta no era el hombre indicado para lanzar el penalti que colocaría a Nicaragua 2-1 en el marcador al finalizar el primer tiempo, sin embargo el fallecimiento de su hermano lo cambió todo. Entiendo el gesto de que Juan Barrera, Byron Bonilla o el mismo Ariagner Smith con mejor determinación y capacitación para lanzar, hayan cedido el tiro a Peralta, reflejando la unidad del grupo. Peralta quería dedicárselo al cielo, al recuerdo de su hermano y dejar un sello en la memoria de toda su carrera. El problema es que el guion no se cumplió, no fue la historia con final feliz. Y aquí no se pretende quemar las cenizas de Peralta, sino de enfocar el problema.

Cuando te dan la oportunidad de oro hay que buscar la máxima seguridad, el fallo es parte del juego cuando la ejecución es la correcta, pero Peralta quiso buscar el lujo, el encanto, hacer magia en su primer tiro de penalti, bombeó la pelota a lo Panenka y fue aplastado por la realidad al mandarlo por arriba de la portería. Se culpó, se hincó y pedía perdón, mientras los miles de fanáticos desde la distancia vociferaban contra el jugador. Seguramente no volverá a lanzar un Panenka en toda su vida. ¡Estás perdonado muchacho!

Luego en la finalización del partido Byron Bonilla tuvo la oportunidad final de sentenciar el marcador a través de la pena máxima, Peralta lo veía desde la banca. Bonilla falló, pero jamás se le ocurrió lanzarlo a lo Panenka, sino que fue un latigazo que se perdió en los confines del universo sobre el travesaño. Falló y no pasa nada, el error es parte del juego y más cuando se busca la seguridad del disparo.

La mano de Juan Vita en la Azul y Blanco

El futbol se interpreta de mil maneras. Leo y escucho lamentos, decepciones y hasta desilusión con la Azul y Blanco. Señalan retroceso y que no se tiene idea de juego. Lamento diferir con esos análisis, tampoco pretendo ignorar que a la Guatemala que nos enfrentamos no tenía a 15 jugadores que estuvieron en la Copa Oro porque aún no les habían pagado los viáticos de alrededor de 3,600 dólares y el goleador de la liga local se lesionó por Pubalgia, solo contando con Chucho López, quien juega en el América, de México. Partiendo de ello, Nicaragua tuvo momentos de explosividad, en donde acorraló e intercambió metralla contra los chapines. Ocurrió en el arranque del juego: Barrera, Smith y Bonilla tenían desorientada a la defensa rival. La Azul y Blanco supo dosificar sus energías, contraatacar y generar oportunidades de goles. Se llegó un momento del encuentro que parecía injusto que Nicaragua estuviera perdiendo 1-0.

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Nicaragua supo cómo articular pases y a través del toque abrir el mar para encontrar a sus protagonistas, el problema estuvo en la definición: Barrera se comió una solo ante el guardameta. Smith a sus 22 años ya es superior a cualquier otro delantero del país, se sabe posicionar, presiona cuando es debido, gana por velocidad y su salto está por encima del promedio. Robó el balón del primer gol y casi le da el segundo a Nicaragua saltando por los cielos, pero el travesaño le dijo que no.

La lectura de Vita del encuentro fue la correcta. Entró Christian Flores y Brandon Ayerdis en la segunda parte. El primero le dio el empate con una genialidad de derecha a larga distancia y el segundo provocó el penalti que falló Bonilla y hubiese significado el triunfo nacional sobre Guatemala. No obstante, también se notó el juego a balones largos con sentido, cuando el mediocampo tenía superioridad se salía tocando y si no era así se aprovechaba las velocidades de los extremos con pases largos.

El tiempo dirá la verdad, pero esta Selección Nacional sí ilusiona, se ve un nuevo aire y una reconstrucción. ¿Acaso ya se les olvidó que en la etapa final de Henry Duarte ya se había perdido el color y el brillo de lo conseguido años atrás?

Deportes Azul y Blanco Juan Vita archivo

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