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Septiembre sombrío en El Salvador

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se ha abierto el camino a la reelección mediante una resolución judicial de dudosa legitimidad constitucional, según juristas y políticos salvadoreños. Es el mismo procedimiento que usó Daniel Ortega en Nicaragua para alcanzar su propósito reeleccionista.

Bukele, quien no oculta sino que exhibe como con orgullo su talante autoritario, utilizó la gran mayoría que tiene su partido en la Asamblea Legislativa para destituir a los magistrados de la Sala Constitucional. Y los sustituyó con personas adictas a él que inmediatamente dictaron la resolución que le permitirá reelegirse en las próximas elecciones.

Cabe mencionar que la mayoría bukelista en la Asamblea Legislativa también destituyó a 249 magistrados y jueces del Poder Judicial, sustituyéndolos con partidarios del presidente Bukele.

La subordinación del Poder Judicial de El Salvador al presidente de la República y la amañada apertura a su reelección presidencial ha concitado la protesta de los sectores democráticos salvadoreños, entre ellos los medios de comunicación independientes que están sintiendo el ácido del autoritarismo bukelista.

También la comunidad internacional ha manifestado públicamente su preocupación por lo que está ocurriendo en El Salvador. Al respecto, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, declaró por medio de su portavoz que “esta decisión (la vía libre hacia la reelección) se produce inmediatamente después de la sustitución de los magistrados de la Sala Constitucional el 1 de mayo, que ya suscitó preocupación por el impacto en la independencia del Poder Judicial y el ejercicio de controles y contrapesos efectivos”.

La reelección presidencial, en sí misma, no debería ser un problema mayor sobre todo cuando solo es por un periodo adicional, como son los casos de Estados Unidos (EE. UU.) y Argentina. Lo malo, dice el jurista, historiador y experto electoral dominicano Julio Genaro Campillo Pérez es cuando la reelección es ilimitada y causa el continuismo, “un mal político contrario al sistema democrático porque evita el desarrollo de una de sus virtudes, como resulta ser la alternabilidad en el poder”.

El continuismo en el poder por medio de la reelección ha sido nefasto en América Latina, porque ha generado gobernantes autocráticos que falsifican los sistemas electorales para reelegirse más fácilmente, además no se someten a las reglas de la rendición de cuentas, restringen o suprimen los derechos y libertades de los ciudadanos y recurren a la represión policial y militar contra la oposición y la disidencia democrática.

El periódico salvadoreño Diario de Hoy ha alertado en un comentario editorial que el bukelismo planea presentar el próximo 15 de septiembre, en el Día de la Independencia Nacional, su propuesta de nueva Constitución. Según dicho Diario, para “poner al país a disposición del despotismo, formar grupos armados…, para intimidar o reprimir a la población y, como la peor nube negra del horizonte, la existencia de un partido único, como fue Pro-Patria durante la dictadura del sanguinario general (Maximiliano Hernández Martínez)”.

Y lo peor de todo, hay que reconocerlo con tristeza, es que el bukelismo está haciendo y planeando todo eso con un mayoritario apoyo popular. Dios salve a El Salvador, lo mismo que a Nicaragua.

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