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¿Qué pasó con el dinero que organismos internacionales desembolsaron al régimen de Ortega para comprar vacunas?

El Ministerio de Salud había afirmado que al finalizar el 2021 el 70 por ciento de la población iba a estar inmunizada

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Mientras Daniel Ortega aseguró la semana pasada, en pleno pico epidémico, que este año solo se llegará a vacunar al 30 por ciento de la población nicaragüense, el dictador no explicó por qué no se cumplirá la meta del 70 por ciento que habían prometido, pese a que han recibido caudales de recursos internacionales para atender la emergencia y solo el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) aseguró 100 millones de dólares.

El 30 de junio, el secretario general del Ministerio de Salud (Minsa), Carlos Sáenz, después de supervisar en el Hospital Antonio Lenín Fonseca la aplicación de la segunda dosis del fármaco ruso Sputnik V, dijo que al ritmo que llevaban en el programa de vacunación se iba a lograr al finalizar el 2021 que el 70 por ciento de la población estuviera inmunizado.

Pero durante el acto por el aniversario de la Policía Nacional, el pasado jueves 9 de septiembre, Daniel Ortega indicó que hasta el momento 523,557 nicaragüenses han sido vacunados contra la covid-19 en el país, aunque no señaló cuántas de esas personas han recibido la dosis completa.

Además, compartió que esa cantidad de personas vacunadas corresponde al 18.6 por ciento de la meta previamente propuesta por las autoridades.

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“La meta que hemos tenido conforme a las normas internacionales y el modelo que hemos venido implementando es de 30 años para arriba, dos millones 800 mil ciudadanos (es la meta). De estos dos millones 800 mil ciudadanos, ya han sido vacunados 523,557”, expresó en su momento.

Según Ortega, la meta de vacunar a las personas mayores de 30 años del país equivale al 32 por ciento de la población, aunque aclaró que podría haber casos especiales de jóvenes menores de esa edad que también serían vacunados por problemas de salud y otros casos más excepcionales de niños.

También señaló que dentro de pocas semanas, específicamente del 20 de septiembre al 9 de octubre, vendrán nuevas vacunas. Se estima que serán unas 400 mil dosis más, con lo que se espera llegar a 923,557 personas, lo que a criterio de Ortega equivaldría a la sexta parte de la población, que supera los seis millones de nicaragüenses.

Hasta la fecha, Nicaragua no ha pasado de la etapa de vacunación de los 45 años en adelante, y las autoridades no han informado sobre cuándo avanzará el proceso y se comenzará a inmunizar a los menores de esa edad.

Acceso a vacunas

El epidemiólogo Álvaro Ramírez explicó a LA PRENSA que el hecho de que apenas se vacunará al 30 por ciento de la población representa una alerta para todo el país, “en términos de ´sálvese quien pueda´”.

Imagen referencial. Archivo/LA PRENSA

“Significa que no existen las capacidades de vacunas ni las dosis necesarias para proteger a toda la población y que la inmunidad del rebaño no será alcanzada ni en este ni en dos, tres años, por lo tanto la población seguirá siendo expuesta al riesgo de infección por covid-19 y al riesgo de seguir muriendo como está sucediendo en estos momentos”, expresó.

Nicaragua, por ser un país pobre, está en la cola para adquirir masivamente las vacunas y según un análisis publicado a mediados de diciembre del año pasado por la Unidad de Inteligencia de The Economist, el país estaría inmunizando masivamente a su población contra el virus hasta el 2023, debido a que las grandes potencias del mundo han acaparado la mayor cantidad de dosis.

Pero, especialistas han mencionado anteriormente a LA PRENSA que el rezago existente en el proceso de vacunación no responde a un problema de fondos, sino de gestión gubernamental. Y es que, desde el año pasado, el Gobierno de Nicaragua ha recibido financiamiento de distintos organismos internacionales para la compra de vacunas o insumos médicos con el fin de atender la crisis sanitaria.

Específicamente, en abril del corriente año se informó que Nicaragua accedió a 100 millones de dólares del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), para comprar un lote de vacunas con la intención de inmunizar a 3.27 millones de nicaragüenses, así lo anunciaron en ese momento las autoridades del banco regional.

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Según el BCIE, el régimen pretendía adquirir 6.86 millones de vacunas, con lo cual se cubriría a casi el 70 por ciento de la población. Por otro lado, además de comprar antídotos e insumos para la aplicación de estos, se invertirá en el “proceso de diagnóstico y vacunación que incluye el reforzamiento de la cadena de frío mediante la compra de equipos; el fortalecimiento de las capacidades del Centro Nacional de Diagnóstico de Referencia (CNDR), así como la supervisión y auditoría por parte del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef)”.

Nicaragua tardará 20 años pagando este millonario crédito, el cual también incluye hasta cinco años de período de gracia, con una tasa de interés indicativa del 1.96 por ciento.

Por otro lado, a finales de noviembre pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) le aprobó a Nicaragua un préstamo por 185.32 millones de dólares para atender la emergencia sanitaria derivada de la pandemia, además de oxigenar las reservas internacionales y como apoyo presupuestario.

Pero, el Gobierno declinó por la compra de vacunas, y en cambio engrosó sus reservas monetarias y a finales de diciembre inyectó 2,084 millones de córdobas al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), con el fin de auxiliarlo ante su estado de crisis financiera.

Meses después, precisamente el lunes 23 de agosto del corriente, el país recibió el equivalente a 353.5 millones de dólares del FMI para contrarrestar el impacto económico generado por la pandemia, y a la vez fortalecer sus reservas internacionales, según informó el Banco Central de Nicaragua (BCN). Es decir que estos recursos se pueden usar también para comprar vacunas, porque el fondo no trae condicionante.

Ortega afirmó que 523,557 nicaragüenses se han vacunado contra la covid-19. Imagen referencial. Archivo/LA PRENSA

Por su parte, el Banco Mundial (BM) aprobó el 8 de diciembre del año pasado un préstamo de 20 millones de dólares, para apoyar la respuesta del país a la pandemia. El dinero estaba destinado al “Proyecto de respuesta a la emergencia Covid-19 en Nicaragua”, y este le permitiría a la población, especialmente a los más vulnerables, beneficiarse de medicamentos y de equipos de laboratorio y hospitalarios”.

Dicho préstamo tiene un periodo de implementación de dos años y tres meses, y un vencimiento final de 30 años, incluido un período de gracia de 5 años.

En cambio, el 1 de agosto del año pasado, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reiteró su apoyo a Nicaragua a través de un proyecto por 43 millones de dólares, el cual tenía como propósito mitigar los efectos directos e indirectos de la pandemia, con especial atención a las poblaciones más vulnerables.

Posteriormente, el 16 de diciembre, el BID anunció que otorgaría 1,000 millones de dólares a los países de Latinoamérica y el Caribe, con el fin de ayudarles a adquirir y distribuir las vacunas contra la covid-19. No está claro si Nicaragua ya aplicó para obtener recursos de ese bolsón para comprar antídotos.

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Además, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han donado al Ministerio de Salud (Minsa) insumos médicos, hisopos y kits para el procesamiento de pruebas para el diagnóstico de la enfermedad.

Por otro lado, este sábado 11 de septiembre Nicaragua recibió 199,200 dosis más de vacunas contra el virus, las cuales fueron donadas por el Gobierno de España, según informó la OPS.

Dicha entrega, llevada a cabo a través del mecanismo Covax de la OPS/OMS, corresponde al tercer lote que ha donado el gobierno español. La primera donación se dio el 6 de agosto y la segunda el 3 de septiembre, con 97,920 y 333,700 dosis de AstraZeneca, respectivamente.

Con este nuevo cargamento, el país estaría alcanzando un total de un millón 94,600 dosis, entre ellas vacunas Sputnik V, Covishield y AstraZeneca, la mayoría donadas por gobiernos. No obstante, en esta cifra no está incluida la compra de vacunas rusas que hizo el Gobierno el pasado 16 de julio, porque no informó la cantidad.

Poca transparencia en manejo de cifras

Ortega se ha caracterizado por manejar con total secretismo el tema de la pandemia, pese a que los organismos financieros suelen demandar transparencia en la información pública, es decir, rendir cuentas de forma pública, veraz y actualizada, como uno de sus requisitos para que un Gobierno pueda optar por financiamiento.

Pero, ¿qué pasó con el dinero que estas entidades han desembolsado para atender la crisis sanitaria en Nicaragua? ¿Por qué las mismas han guardado silencio ante la poca transparencia del Gobierno?

El economista y sociólogo Óscar René Vargas considera que dicho dinero pudo ser destinado y utilizado para otra prioridad, por ejemplo, la campaña de cara a las elecciones presidenciales, previstas a realizarse en noviembre próximo.

“La campaña de ellos va a ser el clientelismo político, es decir, dar cosas a algunas personas por debajo de la mesa, entonces, él (Ortega) justifica que no hay vacunas porque no hay dinero, pero le han mandado más de 150 millones de dólares para comprarlas, y la OPS dice que solamente ha ocupado el 10 por ciento de ese dinero, lo que contradice a lo que comenta Daniel Ortega”, señaló.

Cabe mencionar no obstante, que en el Presupuesto General de la República del 2021, en su avance a junio, aparece un recuadro donde se reflejan los fondos provenientes de estos organismos, que exhiben una baja ejecución, especialmente los que está manejando el Ministerio de Hacienda y Crédito Público. Sin embargo, dicho monto está lejos de los casi 900 millones de dólares que el régimen ha conseguido en el contexto de la pandemia y los huracanes Iota y Eta.

Por otro lado, un economista y especialista en políticas públicas, que pidió no ser citado por temor a represalias, explicó que la transparencia en la información pública es uno de los requisitos de la OPS y la OMS, los cuales son responsables de la promoción y cumplimiento de los mandatos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a la vez, los que apoyan a los Estados miembros.

“Ha habido mucha contemplación y suavidad en la exigencia y rendición de cuentas sobre la aplicación de las recomendaciones de los principales expertos internacionales, amparados en la independencia y responsabilidad de cada Estado nación”, expresó.

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Agregó que organismos multilaterales como el BCIE, FMI, BM y BID han brindado donaciones y préstamos por razones humanitarias y han sido insistentes en la transparencia sobre el uso de estos recursos.

“Pero, a la fecha el costo de un test de covid-19 se encuentra en 150 dólares, aún cuando la mayoría son donados. Además, las organizaciones médicas nicaragüenses han denunciado que la principal falla en el manejo del virus ha sido la falta de transparencia, la poca credibilidad de los datos, la discrecionalidad y preferencialismo partidario en la aplicación de las vacunas, aún cuando estas han sido donadas. La mala práctica del uso de divulgación del Minsa ha provocado lentitud en la cobertura”, puntualizó.

Ante este hecho, el experto indicó que se necesitan alianzas estratégicas en relación con la oferta del test o prueba de covid-19 para garantizar una mayor cobertura a nivel nacional y también que las personas dejen de participar en eventos en los que se forman grandes aglomeraciones. “Son una mala política pública del Estado y además, está en contra de las normas internacionales, y de las sugerencias de las organizaciones médicas independientes”, añadió.

Sobre el hecho de que los organismos internacionales no se han pronunciado sobre las medidas irresponsables del Gobierno, el experto sostuvo que estos actúan con mucho respeto en las decisiones de políticas públicas de los Estados miembros.

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“Se limitan a sugerir pues no pueden ordenar. Sí pueden clasificar si hay eficiencia o no y actúan con mucha capacidad a través de los informes técnicos, estos son manejados diplomáticamente entre organismos internacionales y el Estado nación. Es decir, sí actúan, pero a veces muy lentos y con poca publicidad”, concluyó.

Escasez de tanques de oxigeno agrava el problema

El epidemiólogo señaló que Nicaragua alcanzará una de las crisis más grandes con respecto a la mortalidad, sobre todo luego de “la reciente noticia de que ya no hay oxígeno disponible para el público”, agregó.

Y es que la principal empresa distribuidora de tanques de oxígeno en el país, Productos del Aire, recientemente anunció que no continuaría brindando atención a la población y se quedaría trabajando solo con el sector salud. Además, otros comercios más pequeños confirmaron a LA PRENSA que tampoco ofrecerían dicho servicio.

Ante esta situación, varios ciudadanos han mostrado su preocupación en las redes sociales, puesto que algunas personas ya no podrán sobrellevar la enfermedad en casa y se verán obligados a asistir a un centro hospitalario, aunque, ante el actual pico epidémico, estos se encuentran saturados de pacientes.

Pobladores de Estelí y sus alrededores haciendo fila con tanques de oxígeno para poder rellenarlos frente a una empresa que distribuye el producto en la ciudad. Foto tomada de Facebook/LA PRENSA

“Es decir, la gente que se estaba salvando en su casa al conseguir los tanques de oxigeno, ya no lo tendrán disponibles. Podría ser, o parte de la escasez u otra medida del Gobierno para aplacar un poco más a la oposición al no disponer de oxígeno para la gente que se está atendiendo en casa”, señaló Ramírez.

Y agregó que en el país, “la vacunación se va a postergar muchísimo más. No va a dar cobertura para lo necesario y demuestra la incapacidad del Gobierno de proteger al pueblo nicaragüense, se necesitan por lo menos de 8 a 10 millones de dosis y no se está en capacidad de proveerlas. Dios ampare a Nicaragua, esperemos que las cosas no sean tan serias como las que se están dando hasta el momento y que podamos salvar al mayor número de nicaragüenses posibles”, enfatizó.

Nicaragua y el manejo del covid-19

Nicaragua inició la vacunación el 2 de marzo. Inoculó a pacientes con insuficiencia renal crónica con las 6,000 dosis de Sputnik V donadas por Rusia. Luego, el 10 de abril empezó a vacunar enfermos crónicos y mayores de 60 años con la vacuna Covishield, donadas por la India y el Mecanismo COVAX, de la OPS.

Desde que comenzó el proceso de vacunación hace casi siete meses, el Gobierno de Nicaragua había mantenido en secreto el número de personas inmunizadas y solo lo comentó durante el reciente acto de la Policía. Ante este hecho, la OPS había expresado su preocupación un día antes (8 de septiembre), por la lentitud con que avanzaba dicho proceso.

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En una conferencia de prensa, Carissa Etienne, directora de la organización, aseguró que hasta el momento solo el 28 por ciento de las personas en América Latina y el Caribe han sido completamente vacunadas y mencionó que había países que estaban atrasados porque no contaban con dosis disponibles.

“En algunos lugares la cobertura es mucho más baja, nos preocupa principalmente aquellos países miembros que están rezagados porque no tienen dosis disponibles. Por mencionar unos cuantos, Guatemala y Nicaragua están todavía por debajo del 10 por ciento de cobertura”, dijo durante la conferencia.

En las últimas semanas la situación en Nicaragua se ha agudizado, puesto que se han registrado las cifras más altas de contagio del virus desde que este se estableció en el país a inicios del año pasado. En concreto, desde el 18 de marzo de 2020, día en que se reportó el primer caso de covid-19 en territorio nacional, hasta el 8 de septiembre del corriente, el país ya acumula 25,156 casos sospechosos de esta enfermedad y un total de 4,531 muertes sospechosas, según el Observatorio Ciudadano Covid-19.

A pesar del incremento de casos de covid-19, lo que —según versiones médicas y quejas de internautas en las redes sociales—, ha provocado el colapso del sistema de salud del país, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo anunciaron que su plan contra la enfermedad se sostiene en la fe y criticaron a quienes han denunciado que en Nicaragua no se han puesto en marcha medidas para evitar la propagación del virus.

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“La fe es poderosa, la fe mueve montañas y este es un pueblo de fe. Y los que quieren sembrar la cizaña no son aquí más que unos pocos, pero son ansiosos de estar multiplicando la cizaña, la cizaña no camina en este país», expresó en el discurso brindado el pasado 9 de septiembre.

Además, agregó que “nadie se ha echado a correr con la pandemia, sino que se está enfrentando la pandemia con inteligencia, con firmeza, con recursos lógicamente hacen falta para enfrentar la pandemia y con un sistema de salud que gracias a Dios hemos logrado fortalecer en estos últimos 17, 18 años y lo seguimos fortaleciendo y es lo que explica por qué Nicaragua ha logrado y sigue logrando salir adelante contra esta pandemia”.

Ortega se ha declarado en contra de la cuarentena porque, a su criterio, destruiría la economía nacional, aunque esta se ha visto contraída desde 2018 y es mayoritariamente informal.

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